Hola Lector, ¿cómo estás? Espero que bien.
Hoy fui con mi novia al parque en una cita para descubrir qué quería decir Susurro cuando dijo que en ella estaba el camino para salvar a mis padres. Al principio no esperaba encontrar nada, pues creía que no sería capaz, pero el pequeño pájaro me ayudó a ver esa "sutil" pista que necesitaba. Cuando estaba sentado con ella en una banca, el pequeño me dijo:
—Mira sus ojos, Morales. La respuesta está en sus ojos.
Siguiendo sus instrucciones, miré atentamente sus ojos, esperando encontrar lo que buscaba. Al momento de entrar en contacto directo con sus preciosos ojos, todo se tornó negro a nuestro alrededor; intenté apartar mis ojos de los suyos, pero no pude. Solo podía ver sus ojos, y ella los míos dentro de esa sofocante oscuridad que nos envolvió.
Silencio. Solo silencio. Una abrumadora atmósfera oscura y silenciosa. Tan silenciosa que sería mortal para cualquiera que entrara en ese mundo nocturno. Nada más que sus ojos me acompañaban y evitaban que mi cordura desapareciera por completo. Entonces, una pregunta rompió el silencio: "¿Qué quieres?" Quedé paralizado. No por la situación, sino por la voz distorsionada que escuché. Voz que resonaba como lo haría cualquier sonido en una habitación vacía y completamente cerrada. Supe que ya no estaba hablando con mi novia.—Quiero respuestas —respondí, agitado.
—¿Para qué? Pierdes tu tiempo...
—No, no lo hace, Eco —respondió una voz similar a la mía, quizá un poco más grave. Me costó un poco entender de quién procedía esa voz; era Umbra. ¿Quién más podría ser si estábamos rodeados de oscuridad?
—Esa voz... Selarom, tuve que suponer que eras tú. ¿Qué quieres de mí esta vez?
—Lo mismo que mi reflejo: respuestas para derrotar al Doctor.
—¿Al doc? Sí que eres necio, pequeño farsante —rió un poco Eco—. Está bien. Te diré lo que quieras... A cambio de un pequeño favor.
—Habla.
—Este cuerpo es más compatible de lo que pensaba... puede que me lo quede.
—Ni hablar. Ya discutimos sobre esto la vez pasada. No te podemos permitir volver a tomar un alma humana, mucho menos un cuerpo.
—Oh, pequeño inocente, este cuerpo ya no tiene alma. Solo es un recipiente vacío esperando ser reclamado por un usuario... Y ese seré yo.
—¡Espera, espera! Dices que el cuerpo de mi novia está... —interrumpí, desolado.
—Vacía, humano. Aquí ya no queda nada. Esto que estás viendo ahora es todo lo que queda de que alguna vez fue. Vacío y silencio. Solo he dejado sus ojos para no levantar sospechas de nadie. Si dejamos estas piedras preciosas de lado, ya no queda nada de la mujer que solías conocer. Solo Eco —rió."¿Cómo puedes recordar todo?" Quizá te preguntes. La respuestas es simple: tengo muy buena memoria. Desde que tengo consciencia, siempre he recordado todo tipo de eventos importantes. Continuemos.
—No podemos detenerte, ¿cierto? —continúo hablando Umbra.
—No, ya no. Quise avisarte, para compensar viejas deudas. Pero, ya lo ves, este humano al que sirves como una fiel mascota llegó hasta mi recipiente y las cosas avanzaron por si solas. Al principio no iba hacer nada, pues noté tu presencia. El resultado era inevitable, al parecer.
—Está bien. Te dejaremos tener tu cuerpo —dijo Umbra por fin, después de arduos minutos de silencio—. Ahora cumple con tu parte del trato.
—El doc se ha vuelto más débil de lo que recuerdas, viejo amigo. Ya no es el mismo desde que apareció de este lado del espejo. Se ha vuelto débil. Demasiado. Cuatro palabras: medicina, noche, víctimas, voluntad.
—¿Qué quiere decir? —pregunté desconcertado.
—Medicina. La necesitarás. Lleva el antibiótico más potente que tengas a la mano. Noche. Es obvio. Víctimas. Aquellos tocados por el doc ya no pueden ser curados, pero aún son útiles para eliminar su amenaza en esta realidad. Voluntad. Debes estar dispuesto a acabar con él sin importar qué te cueste... Supongo que entienden mis palabras.
—Sí, gracias Eco. Espero no nos volvamos a ver nunca más —mencionó Umbra mientras la oscuridad se desvanecía poco a poco y el sonido volvía.
—Tranquilo, Selarom. Todo a su debido tiempo y espacio. La próxima vez que nos veamos, serás mío. —Eco río hasta el último instante.Cuando recuperé la vista, estaba sentado en el banco con la que alguna vez fue mi novia. Ahora era tal como decía Eco: un recipiente vacío. Sus ojos perdieron toda señal de vida y no parecía que fuese a regresar nunca más. La había perdido, para siempre.
Eso es todo por hoy Lector, no me siento con ganas de seguir escribiendo. No nos veremos en un par de días. Voy a escribir pero no lo voy a publicar, quiero descansar un poco de todo antes de enfrentarme a el Doctor Amonita.
Nos vemos pronto, querido Lector.
Firma, Ángel Morales
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Mi Diario de Monstruos
FantasyÁngel Morales es un estudiante de botánica, tiene una beca, excelentes notas y es amable con los demás. Un alumno ejemplar con una vida común y corriente. Pero no todo lo bueno dura para siempre. Una serie de suceso extraños se adentraron en su vida...