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El azabache daba pasos arrastrados por el pasillo hasta llegar a la cocina, dónde estaba el castaño. Llegó a dónde estaba el menor y apoyó su mejilla en el cuello del contrario, abrazándolo del torso

—¿Dormiste bien?— preguntó el de ojos azules en medio de pequeñas risas, el mayor sólo murmuraba cosas sin sentido —Ya, ya, vamos a la cama

Ambos durmieron el resto de la mañana, acurrucados entre las sábanas

Te Amo --frededdy--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora