En plena tempestad / Silogismos de la amargura

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No, para ser libre realmente, sólo hay una solución: la muerte. Aunque no haya nada después de ella, cosa que no sé, es la única salida para ser libre, realmente libre. Se terminan entonces las ataduras, trabajar, pagar, llorar, sufrir, reír, soñar, enfermar, el miedo, el amor, el odio, ... Sólo necesito el método adecuado y podré hacerlo, porque hasta ahora, he fallado.

No creo que le haya pedido demasiado a la vida, en realidad bien poco, esperaba algo más y ese algo más no ha llegado y no llegará (me temo). Sinceramente me gustaría estar a gusto con lo que tengo, y es eso precisamente lo que quiero pero no lo consigo, siempre quiero algo diferente a lo que tengo y cuando obtengo ese algo distinto (cuando lo logro) parece que ya no es tan bueno como pensaba o parecía.

Así debiera ser nuestra vida: vivir el ahora, sin preocuparnos de nada más, sin tantas normas, sin tantas complicaciones, sin tantas fronteras, ... Ser, existir, vivir, nada más... No deberíamos pensar tanto, los que lo hacemos y los que no, felices ellos porque de ellos es el reino de la felicidad y la ignorancia (eternas compañeras)

Yo pienso (y empiezo a pensar que pienso demasiado) que también puede ser una carga, una pesada carga, que día a día algunos de nosotros llevamos encima sin poder quitárnosla, pero deseando hacerlo. No estoy loco, nadie debe juzgar que mi lucidez significa locura, ¿o quizás sí?, y por eso los cuerdos están en el manicomio. Lo he intentado, claro que lo he intentado, pero la ¿gracia? del asunto es que he fracasado... Así que aquí sigo, sin saber muy bien qué hacer.

Siempre pensaba que cuando creciese, la madurez y la experiencia me ayudarían y vería la luz al final del túnel, incluso (era demasiado romántico todavía) que el amor podría sacarme de la oscuridad, pero el tiempo pasó, los amores también,... y nada me ha ayudado, nada ni nadie, porque he llegado a la conclusión de que si hay salida (cosa que ya dudo) debería estar dentro de mi y que si no la he encontrado es porque esa salida no existe.

¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?. Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.

Sólo me gustaría ser idiota para no preocuparme tanto, o ser tan inteligente que desde mi superioridad no me afecte tampoco la mediocridad y la rutina. ¿Alguien tiene la sabiduría? ¿alguien la llave de la tranquilidad?... No quiero morir, pero tampoco vivir así, y no existe punto intermedio, o mejor dicho, sí que existe y en él estoy: malviviendo, una especie de zombi, un muerto en vida que no se decide por ninguno de los dos caminos porque no es capaz de llegar a ninguno de ellos. Soy así desde muy joven, casi podría decir que desde que tengo uso de razón.

Emil Cioran, pesimismo de la inteligencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora