Haz tijeras conmigo.

4.4K 42 0
                                    

-Acuestate.- Lo hice.

-¿Habías hecho esto antes?

-No, pero veo mucho porno.

-Mejor hay que ver porno lésbico.

-Eso lo haremos mañana.

Me recosté, y ella se recostó, pero su cara no estaba frente a la mía.

-Quiero hacer esto, quiero hacerte tanto sexo oral hasta que te corras un montón de veces. Mientras tu me haces sexo oral y yo me corro junto contigo.

-Nunca lo he hecho. ¿Y si lo hago mal? Sabes que no soy buena en el sexo oral, o al menos con los hombres.

-Lo harás bien. Sólo chupa, succiona y lame. Saborea todo de mí.- Y con eso puso su cabeza entre mis piernas.

La punta de su lengua me tocó primero, me retorcí de la emoción.

Empecé yo también, mi lengua se dirigió al punto que conocían perfectamente mis dedos. Ya estaba hinchado. Lo lamí, para después succionar y terminar con una pequeña mordida.

-Agggg... Alessa... Lo estás haciendo muy bien.- Y ella lo estaba haciendo aún más que bien, sus lamidas eran tan exquisitas que me movía y me acercaba más a su boca.

Quería darle el mismo placer, así que tomé sus nalgas con mis manos y la acerqué más. Succionaba y lamía sin parar.

Nuestros gemidos eran ocultados por la parte íntima de cada una de nosotras.
Ella empezó a nalguearme y yo empecé a apretarla aún más...

Sentía como se corría una y otra vez, y yo me corría junto con ella.
El placer en exceso nos estaba llevando a otro nivel más alto. Y nuestros movimientos fueron cada vez más desesperados y frenéticos por la búsqueda de placer.

Estuvimos así hasta que ya no aguantó.

-Tanto placer me has dado, que estoy agotada. Hay que dormir.- Se recostó a lado de mí y se quedó dormida.

Por alguna razón, aún estaba muy caliente, quería más y más.

Pero a mí mente se vino la imagen de un hombre, quería ser follada por un hombre. Sentir sus manos ásperas y duras.

Empecé a tocar mis pechos, con fuerza. Jugué con mis pezones y procuré gemir lo más bajo posible.

-Mmm... Que rico.- Cerré los ojos para imaginarme esas manos.- Así... Aggg... Es delicioso.- Tomé el consolador que teníamos junto a la cama y lo introducí, sin vibraciones.- Aggg... Mmm...- Empecé a moverlo con más rápidez. Quería gritar del placer, la emoción de estarme follando era abrumadora.- Aggg... Aggg... Aggg...- No dejaba de repetirlo y de tocar mis pechos. Tocaba mi cuello, mis labios.- Mmm... Aggg... Me vengo... ¡Aggg!. - Cuando logré terminar, coloqué todo en su lugar y me dormí aún sintiendo todo el placer que me había brindado.

Mi mejor amiga se acuesta conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora