CARAJO

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Una familiar calidez le envolvía por completo, haciéndole sentir feliz y tranquilo. Seguro en aquellos brazos. Nada malo podría pasarle estando allí.

Se fue aferrando mas al cuerpo que le proporcionaba tal conforte, llego a rodearlo con sus brazos, inmovilizarlo con sus propias piernas, le nego todo medio para huir dejándole como única opción quedarse con él cuanto deseara. Lo cual es un tiempo indefinido, porque si fuera por él, no lo dejaría salir de su alcoba.

...

Eso sonó como una doble intención, una muy lasciva.

...

Lo sostiene firmemente.

— ¡Kenny maldito idiota! ¡Debías cubrirme!

— ¡¿Y yo me voy al carajo, no?!

— ¡Les dije que era mala idea!

— ¡Tú puntería es una mierda, judío de mierda!

— ¡Eso no tiene nada que ver, Culon!

— ¡Clyde te comiste todas las papas!

— ¡No es cierto, fue Timmy!

— ¡Timmy!

— ¡Mentiroso, tienes migajas en la cara! ¡Ack!

Tanto ruido.

Frunció el ceño fastidiado, aquellos gritos eran una molestia para su sueño. Se removió apenas de donde estaba, como si eso ahuyentará el escándalo.

Cállense.

Los gritos terminaron en un instante, el silencio volvió y él sonrió, aunque alcanzó a oír una voz chillona maldecirlos en bajo en un inútil intento para no ser escuchado. Fue ignorado por quien lo sostenía y los había callado con una sola palabra y el tono de voz adecuado. Amenazador, con promesas de una masacre si no obedecían.

Talvez removerse disgustado si podía callar voces molestas indirectamente.

Caricias en su cabello le relajaron, los pequeños besos esparcidos en su rostro le provocaron cosquillas y...

— Te ves adorable, Häse.

Y las bonitas palabras le calentaban el rostro.

— Eres mi esponjoso conejito — recibió un golpe a los costados por su burla. Craig río en bajo para no llamar la atención de los demás quienes se mantenían atentos a la pantalla mientras se comunicaban entre susurros — Podría comerte — mordió apenas una de las mejillas, la que estaba expuesta, inflada en un puchero infantil. Recibió un leve quejido y otro golpe al costado como respuesta.

El menor se escondió debajo de la manta, aun aferrado al mayor. No iba a ceder ante sus juegos, pero tampoco iba a soltarlo. Estaba muy agusto en su lugar.

Lo oyó reir, esa risa traviesa que le provoca escalofríos por las promesas que hace sin necesidad de mensionarlas. Sabia que nada... Em... Intenso aguardaba, tenían compañía, ambos son muy recelosos como para compartirse en exceso. 

Nene... Porfavor, déjame verte.

Aun con la sábana encima, fue como si le susurrara directamente al oído y lo calentara con su aliento.

Respiró profundo buscando cordura, recordandose no ceder tan pronto.

Porfavor.

Se sobresaltó al sentir la intromisión de una cálida mano por debajo de su camisa, haciéndose caminó hasta su cintura, brindándole suaves caricias.

Gift - SouthPark »Staig«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora