1. Fuera de servicio

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Ese día no había parado de llover, dejando todo un clima húmedo que avisaba de la llegada del invierno y con un aspecto tétrico y grisacio en las calles de Chicago. Una fina niebla de humedad se había mezclado entre los edificios y las luces de la ciudad, aunque ya había caído la noche, algunos locales seguían abiertos, entre ellos, un bar llamdo Jimmi's en el que su cartel luminoso verde se distinguía desde muy lejos que se viera. Un coche patrulla paró justo en frente del Jimmi's, y de él salió un agente uniformado. Se quedó enfrente del bar, mirando anodadado el parpadeante letrero verde que lo mantenía hipnotizado en sus pensamientos "Es en el quinto bar en el que busco ya". Con paso firme, se adentró dentro donde le impactó de golpe una sensación de calidez que se enfrentaba al otoñal frío de Chicago. Conforme se iba entrando, iba observando a la gente de su alrededor, todos trabajadores que acababan de salir de su trabajo o grupos de amigos que salían a por unas cervezas, pero entre toda la gente, encontró al que buscaba. Un hombre sentado a la barra tomándose un vaso de whiskey, probablemente un Jack Daniels, por lo que le habían contado sus compañeros sobre el, iba vestido con una gran gabardina gris que le recordaba a los gángsters de los 40, y un costoso traje negro y corbata roja. Con serenidad, se fué acercando a él hasta que estaba justo al lado suya, y con un nudo en la garganta, le empezó a hablar;

-¿Teniente Walker? Soy Tommy, del departamento, me han dicho que le buscase para avisarle de un homicidio- El teniente lo miró de reojo y sin inmutarse, volvió su mirada a su vaso, y mientras lo levantaba hacia arriba dijo;

-Fuera de servicio, chico, busca al de turno de noche- Su voz grave produjo un escalofrío en el agente novato, pero eso no le hizo detenerse.

-Teniente, es importante, me ha mandado el jefe Lark

-¿El puto Lark?- Su nombre hizo que el teniente diera un respingo en su taburete y mirara a los ojos al agente -¿Que quiere ahora ese gordinflón?

-Dice que han hallado otro cadáver, no ha mencionado nada más- Tras oir la noticia de Tommy, el teniente Baker dió un último sorbo a su whiskey y se levantó;

-No me libro nunca del puto trabajo, vámos muchacho, te sigo desde mi coche-

El Teniente Jake Walker había sido uno de los mejores inspectores de homicidios de Chicago y un experto en criminología y ciencias del comportamiento en asesinos en serie, algo que provocó una gran fama de su persona en el cuerpo. Baker siempre había sido una persona solitaria, nadie sabía sobre su familia ni si había tenido una relación amorosa, aunque siempre se rumoreaba de un secreto amorío, pero nunca se encontraron pruebas de ello. Tras unos 20 minutos de viaje a las afueras de la ciudad, Jake pudo comenzar a ver las luces de los coche patrulla cerca de un descampado. Mientras salía de su coche, pudo ver a un viejo amigo que le esperaba detrás del cordón policial con un paragüas. Era Barry Thompson, un hombre algo gordo y un poco más bajo que Jake, pero eso no le restaba su profunda profesionalidad y su gran amor a su trabajo. Jake sacó del asiento trasero su paragüas y lo abrió, mientras se acercaba a Barry con firmeza

-Buenas noches Barry, parece que aquí ninguno va a dormir- Barry tenía los ojos entrecerrados e iba con pasos erráticos, sin duda lo habían despertado se su profundo sueño. Este le respondió con un gruñido ronco.

-Buenas noches, jefe, la cosa está que no para, desde que nos hemos enterado que era obra de este tipo no han parado de llegar forenses para coger todas las pruebas que podían antes de que la llucvia las borrara.

-Esto parece la puta facultad de medicina con tantos CSI, con este barro son ellos mismos los que van a borrar las prueba, inútiles...

-Ahora cuando terminen nos avisarán para ver el escenario

Jake empezaba a impacientarse con solo pensar en la eterna espera a que terminase la recogida de pruebas -Necesito un cigarro- acto seguido, sacó del bolsillo un cigarrillo y su encendedor, ofreciendole otro a Thompson, que aceptó encantado aquel presente y, mientras los encendian y daban una calada, se quedaban anodadados viendo el humo desaparecer entre las gotas de agua que caían, Jake nunca disfrutaba de esos momentos de paz y de tranquilidad, siempre le ponían nervioso, nunca le gustaba quedarse solo en sus pensamientos, le atormentaban, todos esos recuerdos, todo ese pasado que había vivído era como una enorme bola de hierro que tenía encadenada a la pierna, lo único que le hacía olvidar todo aquello era el trabajo, el trabajo, sin duda, mantenía su mente despierta, entretenida, y eso le agradaba, pero esos momentos de paz que ha veces vivía eran distintos, como si su mente estuviera apagada y no le hiciese recordar. Aún así, no podía ver pequeños fragmentos de recuerdos en su cabeza que lo hicieron despertar de su trance, dió otra calada a su cigarrilo hasta acabarlo y acto seguido lanzarlo al encharcado suelo.

Habían transcurrido veinte minutos hasta que un agente les avisó que ya podían pasar, acto seguido, Barry tiró su cigarrillo y levantó el cordón policial para pasar junto a Jake, había empezado su turno.




Bajo la LluviaWhere stories live. Discover now