3. Entre oscuridad y soledad

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Cuando llegó a la puerta de su edificio de apartamentos, por fín dejó de llover, solo quedaba la fina niebla que iba desapareciendo poco a poco, como si su curpo pesara una tonelada, Walker salió de su coche y caminó hacia la puerta del edificio, era antiguo, hecho con ladrillos, seguramente de los años 70, pero se mantenía en buen estado, el único problema era el sonido del paso del tren elevado que había justo a la vuelta de la esquina que siempre despertaba a Walker por las mañanas. Con un leve crujido de la madera de la puerta, Walker llegó al vestíbulo del edificio, tomando las escaleras hasta su piso, ubicado en la cuarta planta, el interior, gris a la par de clásico, no desagraba a Walker, a quien siempre le había gustado la discreción y no ostentar de lujos, de entre el papel de la pared arrancado y el diseño antiguo, ahí estaba su puerta, con su número 45 de cobre que había ido perdiendo color con el tiempo.

Walker sacó sus llaves del bolsillo y dió solo una vuelta al cerradura, algo alteró a Walker, pero hizo como si no fuera con el, acto seguido, entro dentro de su apartamento, dejándose bañar entre la oscuridad y soledad del pasillo, acto seguido, cerró la puerta y dió dos vueltas a la cerradura mientras dejaba las llaves otra vez en su bolsillo, después, se dirigió al salón situado al final del pasillo de la entrada, mientras se apoyaba, encendía otro de sus cigarros y miraba a la oscuridad, dió una pequeña calada al cigarrillo antes de empezar a hablar.

-Siempre doy dos vueltas a la cerradura- Dijo Walker mientras volvía a dar otra calad a su cigarrillo -¿No podías simplemente llamar a la puerta?

De entre las sombras se movió una figura, sentada en la butaca, de ella brotó una voz femenina dulce pero decidida.

-Entoces no habría sido tan divertido- Dijo la voz mientras se levantaba y se acercaba lentamente a Walker -Además, no estabas en casa- su voz se había tornado en una mezcla de sarcasmo y burla.

-Pues haber esperado

-Aghh, aburrido Jaky, siempre eres un soso ¿no te gusta divertirte?

-Colarme en casas ajenas no es que sea mi fetiche precisamente

-¿Y ni si quiera vas a saludarme?- La mujer etsaba lo suficientemente cerca como para no necesitar luz para verla, podía sentir el aroma de su perfume recorriendo su nariz y el brillo de sus ojos mirándole fijamente mientras se quedaba a unos centímetros de él, esperando una respuesta.

-Me alegro de verla, señorita Crawler, si es que sigues usando ese nombre- El comentario habia ofendido a la mujer, que empezó a alejarse mientras le arrebataba el cigarrillo de entre los dedos a Walker y le daba una calada.

-¿Para ti siempre he sido "la señorita Crawler" no? Podrías tratarme como una conocida al menos, llevamos ya muchos años conociéndonos.

-Para mí siempre has sido una desconocida.

-¿Por qué?¿Porque nunca has conseguido resolver mi caso?¿O porque no consigues conocer mis más oscuros secretos?- Crawler acompañó sus preguntas con una leve risa de niña pequeña, a lo que Jake respondió con un silencio espectral.

-¿Que haces aquí, Crawler?

-¿Que tal va el caso del Asesino del Acónito? He oído que han encontrado una vícima más

-Eso es información confidencial

-Y lo mío también, cariño- Dijo Crawler mientras volvía al salón encendiendo la luz y volviendose a sentar en el sillón, dejando ver su rostro con un leve toque de moreno color café y su pelo corto castaño, con sus ojos marrones y enigmáticos, vestida con una cazadora negra y pantalones vaqueros negros "Siempre tan discreta" pensó Walker, Crawler dió la ultima calada del cigarrillo para dejarlo en el cenicero de al lado del sillón y continuar con la conversación -Ahora dime, ¿Que habéis encontrado?

-Niño, de entre ocho y nueve años, probablemente de algún barrio bajo a judgar por su estado físisco, no tenía una alimentación adecuada, no se descarta la posibilidad de que sea huerfano o que esté en algún centro social, aún tenemos que averiguar la hora de muerte

-¿Solo eso?

-También tenía una flor de acónito en las manos, seguraente envenenado con la misma, no lo sabemos.

-Tu y tu mente fría, eh Jake.

-La que fué a hablar, acusada de cuarto homicidios, estafa, suplantación de identidad en diez estados diferentes...entre otros delitos, pero nunca se encontraron testigos o pruebas de que lo hicieras- Crawler gesticuló un rostro de placer al oir hablar a Jake de todo aquello.

-Me encanta que te sepas mi historial de memoria, es tan adorable...

-Vaya, una psicópata dándome lecciones de lo que es adorable.

-No me gusta llamarme así, prefiero verme como una persona que ve el mundo de una forma distinta- Volvió a levantarse para acercarse a Jake, poniéndose a pocos centímetros de su cara -Además, yo sé que te encanta también saberte mi historial de memoria- Agarrándola de la cintura, Jake la alejó de él unos centímetros.

-¿Qué haces aquí, July?

-Pues... Me quedaré un tiempo en la ciudad y había pensado en venir a saludar, ya sabes, temas de trabajo...- Acto seguido, le dió en la mano a Jake un papel con un número -Por si necesitas contactar conmigo-

-No lo creo.

-Por si acaso- Después de aquello, Crawler se dirigió a la puerta de entrada -¿Y tus llaves?

-¿Para qué? Si tienes una copia- Crawler le dedicó una sonrisa maliciosa y un amistoso guiño mientras abría la puerta y se despedía.

-Nos veremos pronto, Walker.

Bajo la LluviaWhere stories live. Discover now