Parte 3 (y última) (OS)

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Nueva York es tranquilo cuando Harry se despierta, la nieve menos blanca y más gris y las nubes mojando el cielo sobre sus cabezas. Harry se mueve debajo de las sábanas y trata de aferrarse al calor antes de salir de la cama y llena el espacio vacío que se puede sentir en el ambiente. 

Mete la cara en la almohada e inhala el olor a sudor y sexo y su champú y a Louis, todo mezclado en la trama. Sus ojos son arenosos y su cuerpo duele cuando se mueve, la punzada de dolor que parpadea en su columna es un recordatorio silencioso de la noche anterior. Harry aprovecha estar solo, ducharse en paz y presiona los dedos inquisitivos a los moretones en su piel, colocándose bajo el agua y dejándose estar limpio. 

Él busca escusas suficientes para justificar el uso de cepillo de dientes de Louis. Es una cosa grave de hacer, pero Harry piensa que Louis podría merecerlo, teniendo en cuenta el hecho de que él lo había dejado de nuevo (y Harry en realidad no quería pensar en eso, por lo que sólo se cepilla los dientes y se va). 

Su ropa de la noche anterior se siente sucia contra su piel, pesada con el olor dulce de licor aferrarse a ellos. Harry piensa en cambiar, pero su garganta está seca y el estómago está gruñendo por lo que decide alimentarse en su lugar, algo grasiento y engordativo para atender a la resaca que se siente persistente detrás de sus ojos. 

Ordena un jugo de arándano en el bar y encuentra un rincón apartado del restaurante para sentarse y estudiar minuciosamente el menú. Harry tiene su capucha puesta sobre su cabeza y sus pies escondidos en la silla y él está tentativamente cómodo cuando ve una sombra sobre la mesa y siente la vacilación repentina que llena el aire a su alrededor. 

"Te acostaste tarde, entonces," dice Louis, y todo lo que Harry puede hacer es mirar. 

"Supongo que te levantaste muy temprano," se las arregla, la sensación de su lengua pegada al paladar, obligado por los nervios y la ira residual y discontinua y una esperanza estúpida. "¿A qué hora te fuiste?" 

Louis se encoge de hombros. Él mira a la silla vacía frente a Harry, pero no se mueve hacia ella todavía. "Alrededor de las siete, supongo. No podía dormir." Su peculiar boca se vuelve en una sonrisa fantasma, el borde de su labio se encrespa un poco. "Todavía te agarras todas las mantas, sabes." 

"No lo hago," Harry se defiende inmediatamente. Sus dientes golpeando juntos cuando se da cuenta que le ha dado a las bromas fáciles, pero Louis presiona hacia delante, tirando de la silla y sentándose. "No me agarro las mantas”, dice Harry de nuevo. 

"Sí lo haces," Louis dice simplemente. Él mira a Harry tomar otro sorbo de su jugo, y Harry trata de no retorcerse bajo su mirada. 

Están tranquilos hasta que viene la camarera, pero Harry es el único que pide. Waffles y huevos y salchichas, y él ignora la mirada que Louis le da sobre la mesa, centrándose en la camarera en su lugar. 

Están callados hasta que Louis dice: "Fui a dar un paseo. ¿Sabes que venden churros a las siete de la mañana?"

"Sé que no deberías comprar churros a las siete de la mañana," Harry responde. 

"Tuve un subidón de azúcar y terminé caminando alrededor del Central Park", admite Louis. "Fue una mala idea." 

Harry deja caer el silencio de nuevo, sus ojos pegados en el águila que cuelga de la cadena en el cuello de Louis, las huellas oscuras bajo los ojos, las arrugas de preocupación en la frente. 

"No quise dormir contigo anoche," Louis dice finalmente. Se encoge de hombros, sus movimientos lánguidos y derrotados. "Para que lo sepas." 

"No quise dormir contigo, tampoco," Harry le dice, decidiendo ser honesto. "¿Es por eso que no estabas allí esta mañana?" 

Through the Darkest of Your Days - l.s (traducción español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora