El demonio Kurama

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Estaba boquiabierto. Atónito. Había corrido con el corazón en la boca temiendo lo peor y no se equivocó. Cuando corrió hasta el aula donde había percibido la energía negativa, su mano abrió la puerta y en su interior halló algo escalofriante. A sus pies estaba Naruto, si, pero no era él, había llegado demasiado tarde para evitar que esa criatura poseyera el cuerpo de su hijo.

—Tanto tiempo sin verte, viejo-sonrió diabólicamente mostrando la hilera de dientes ensangrentados.

Y es que cabe mencionar que la imagen que veía en el blondo no era para nada agradable. El demonio poseyendo a Naruto sostenía un brazo cercenado que goteaba grandes cantidades de sangre en el suelo, la única parte del cuerpo de la Moira a la vista. Supuso que ya había sido completamente devorada. Pobre de ella, ha de haber sido una dolorosa forma de morir.

Cuando Naruto era poseído sus únicos rasgos sobresalientes eran los bigotes que tenía en ambas mejillas, se acentuaban aún más, sus ojos azules se volvían rojo sangre con una línea en medio como un ojo de gato, y las uñas de sus dedos crecían hasta volverse garras de un salvaje animal. El demonio era violento, agresivo y comía a sus presas. No era la primera vez que lo veía cenar a una bruja, pero le seguía resultando asqueroso.

Normalmente él se refería siempre con la palabra "viejo o anciano" lo que le ponía de muy mal humor. Odiaba eso de Kurama. Que tuviera sus tantos años no significaba que fuera un viejo arrugado.

—¿Era necesario que manipularas el cuerpo de Naruto?-cerró la puerta tras entrar, sería problemático si alguien los viera en una escena del crimen como esa.

Kurama como se llamaba, se sentó tranquilo sobre un pupitre mientras le daba un mordisco al brazo goteando.

—Si no lo hacía hubiera muerto a manos de la chica debilucha. Y naturalmente como sellaste su poder, era mi prioridad el proteger su cuerpo-se explicó—Tu hijo fue tan tonto por caer en una trampa tan obvia, aunque me divertía con su ignorancia. Cuando mostró su verdadera naturaleza allí ataqué. Hubieras visto la cara de la pobre, no tuvo tiempo de gritar ni pedir ayuda. Aunque sabes... he probado mejores cosas que esta, su carne es repugnante, tiene un mal sabor-hizo un gesto de desagrado con los labios.

—¿Y porque sigues comiéndotela?-preguntó con una gota en la cien.

—Tengo hambre. Las porquerías que come Naruto no me satisfacen y me asquean.

—¿Lo dices por el ramen?

—Principalmente por el ramen-le señaló de mala gana—Que asco por Dios.

—No menciones a Dios en vano.

—Da igual-se encogió de hombros, se lamió las manos limpiándose la sangre. No había rastro de la chica pero si la sangre desparramada en el piso, sillas y pupitres.

—Tks, dejemos de hablar de tus gustos y vayamos al grano-se acercó hasta estar frente a él—Hay un chico en el pasillo que está rodeado con tus llamas, lo estás haciendo sufrir. Para con ello.

—Él se lo buscó. Intentó meterse en mi mente y lo bloquee.

—¿Cómo es eso? Luce tan normal...

—Creo que no es un humano corriente, pero bueno esa es mi opinión-exclamó despreocupado.

—Como sea, ya detente con las llamas. No quiero muertes inocentes en este lugar.

—Tu petición costará, anciano-sonrió cautivador.

Ya lo veía venir. Kurama no daba nada gratis. Y siempre él debía pagar los platos rotos, si Naruto supiera lo que su otro yo, lo que su demonio interno hacia con él ¿Cómo reaccionaría? Ni si quiera sabía cómo rayos le veía a la cara todos los días sin sentirse abochornado y culpable por ocultarle ciertas "situaciones".

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2019 ⏰

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