Incondicional a ti

19. Tostada y café

Segundo capítulo prometido, espero tengan un excelente fin de semana y un tranquilo Halloween 🎃

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Desde el otro extremo de la casa llegó el sonido de una puerta al cerrarse, y Taemin saltó de la cama. 

—¿Qué pasa? —preguntó Minho abriendo unos ojos soñolientos. 

—¿Están aquí? ¿Tae? ¿Minho? —se escuchó una voz subiendo las escaleras.

—Jonghyun —murmuró Taemin lanzándose al suelo mientras empezaba a buscar frenéticamente algo que ponerse entre la ropa tirada en el suelo. Finalmente se puso una camiseta de Minho vuelta del revés—. ¡Viene hacia aquí! ¿Qué hora es? ¿Y quién viene con él? ¿Tienes unos shorts que prestarme? 

—En el cajón de arriba. 

Se puso unos boxers de baño sin dejar de mirar horrorizado hacia la puerta. 

Minho lo observaba divertido y perfectamente tranquilo. 

—¿Hay alguien en casa? —esta vez la voz de Jonghyun sonó muy cerca, probablemente en el pasillo. 

—Ahora voy —dijo Minho, pero Taemin ya salía disparado por la puerta.

Estuvo a punto de chocar con Jonghyun, cuya alegre sonrisa se heló mientras sus ojos pasaban de la extraña vestimenta de Taemin a la puerta de la habitación de Minho y después se clavaban en un punto indefinido de la pared. Su rostro se volvió de un intenso color carmesí, aproximadamente el mismo que el de él. 

—Ayer pensé que se habían retrasado por la tormenta y no me preocupé, pero al no verte en los establos esta mañana, mamá dijo que debería entrar por si te pasaba algo. 

—¿Mamá? 

—Se le ocurrió venir a ver si querías que te echara una mano con la casa. 

Antes de que Taemin pudiera decir nada, oyó ruido a su espalda y sintió sobre sus hombros el suave peso de las manos de Minho, que lo atraían contra su torso desnudo. Al menos se había puesto unos jeans, aunque no hacía nada por disimular la razón de que se hubieran dormido. 

—¿Por qué no pones la cafetera, Jjong? Ahora mismo estamos contigo. 

Jonghyun desapareció en un abrir y cerrar de ojos, y a Taemin le hubiera gustado poder hacer lo mismo. Minho apretó sus hombros suavemente, como intentando ablandarlos. 

—Se iba a enterar de esto aunque no hubiera entrado en la casa, así que no te preocupes. Nada ha cambiado. Sé tú mismo, ¿de acuerdo? —murmuró contra su pelo, y a continuación depositó un tierno beso en su cuello. 

¿Que nada había cambiado? Taemin sintió como un martillazo en el corazón. ¿Y qué esperabas, Lee Taemin? ¿Declaraciones de amor y promesas de devoción eterna? 

Eso ya lo había oído y sabía lo poco que significaba. Minho lo hizo darse la vuelta. Puso un dedo bajo su barbilla y lo obligó a levantar la cara. 

—¿De acuerdo? —su mirada era serena y tranquilizadora. 

—De acuerdo —dijo Taemin. Con un esfuerzo sobrehumano consiguió sonreír y se apartó de Choi—. Voy a ponerme algo más de ropa. Creo que ya hemos asustado bastante a Jonghyun por hoy. 

Después de una reparadora ducha se sintió más humano. La vida no parecía tan trágica después de todo. Y cuando salió de su dormitorio y percibió el aroma del pan tostado y el café perdonó a Eun Kyung y a Jonghyun su inoportuna entrada. Los gruñidos de su estómago le recordaron que en el frenesí de la pasión Minho y él habían olvidado cenar, y después estaban demasiado cansados para molestarse.