Capítulo 1

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Todo comenzó en una larga y aburrida tarde de verano. Mi madre no tenía nada que hacer más que mirar la ventana de ese gran castillo y ver su reino, el planeta Alderaan. Mis abuelos eran los reyes y por lógica tenía que ser mi tío el siguiente al ser el mayor de los dos mellizos por siete segundos de adelanto, pero tras querer centrarse en el camino de la fuerza decidió cederle ese puesto a su hermana, quien ahora es mi madre. Aburrida y desesperada, recibió una grata sorpresa de su padre, mi abuelo Anakin, quien decidió alegrarle el día.

-Hola cielo, ¿estás haciendo algo importante?- giró la cabeza extrañado al verla triste y solitaria, mi madre siempre había sido muy alegre. Con pena, decidió sentarse a su lado agarrando un mechón de su pelo y empezando a jugar con él-. ¿Qué te pasa? ¿estás bien? ¿necesitas algo?- mi abuelo siempre buscaba lo mejor para ella, era su pequeña princesa.

-Sí papá... Estoy bien...- pensó lo que acababa de decir, no podía mentirle a su propio padre al ver su preocupación por su bien estar-. No, no estoy bien, dentro de poco tendré que reinar y no encuentro a mi príncipe azul...- con lágrimas en los ojos y un gran peso encima, abrazó a su padre quien se quedó de piedra.

-Cielo, no tienes por qué encontrar un príncipe azul, aveces salen ranas-. No pudieron evitar reírse ante la tontería que acababa de decir-. No, hija, en serio, por mí no hace falta que te cases. Es más, ¡no tienes por qué casarte! Míralo bien, ¡sería la primera reina qué no necesitaría la ayuda de un hombre para salir adelante!- intentando alegrar a su hija, consiguió una sonrisa de la castaña que bajó la cabeza.

-Papá, es tradición y es ley. Lo sabes perfectamente, pero...- hizo una breve pausa-. Gracias por los ánimos, te lo agradezco muchísimo- tras acabar, le entregó su agradecimiento con un suave y corto beso en la mejilla.

- Mi niña... Siempre serás mi princesita, con príncipe, sin príncipe, llueva, nieve o haga sol. Eres mi hija y te amo más que a nada, como a tu hermano- soltó el mechón de su cabello con el que tanto rato había estado, y tras un abrazo, se despidió de ella quien nada más oír el sonido de la puerta volvió a mirar por la ventana, apoyando sus brazos en el bordillo de ella y pensando en el gran y lujoso sueño de casarse.

- Ay... el matrimonio... siempre una cosa tan bella pero tan difícil de encontrar...- sin esperanzas de nada, se levantó del sofá que tenía junto a la ventana y se acomodó en la silla junto a su escritorio, donde con un lápiz y papel escribió estas preciosas palabras-; "No sé quién la encontrará, sí será hombre o mujer, sólo sé que estaré dispuesta a conocerle al anochecer. Atentamente, la princesa"... Ay... Ojalá lo lea alguien...- lo dobló como si fuese un avión, se alzó de la silla, y sin esperarse gran cosa, lo lanzó por la ventana con el pensamiento de un hombre tan sumamente maravilloso que cegaba la vista de todas las mujeres por su encanto-. Si fuese real...

"Te amo, ¿lo sabes?"- HanLeiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora