Capitulo 1

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La pregunta que todos los días me hago cuando me levanto y veo la casa de enfrente es ¿Por que no la ocupan?
Tengo 17 años y 17 años eh vivido en esta casa y nunca eh visto que ocupen la casa de en frente ni la habitación pero me gustaba sentarme en una esquina de la ventana a verla y relajarme.

-CELESTE BAJA A COMER-Me grita mi mama
-¿QUIERES DEJARME EN PAZ?-Grito volteando los ojos
Espere que mi mamá me dejara en paz pero no, fue a verme a mi habitación.
- BAJA A COMER SEÑORITA, Y DEJE DE HABLARME ASI SOY TU MADRE NO SU AMIGA-Me dice mi mamá
-No tengo hambre-Le respondo
-No le estoy preguntando si tiene hambre, baje a comer ahora
-¿QUE PASA?-Pregunta mi papá entrando a mi habitación
-Que aquí tú princesa no quiere bajar a comer- Le contesta mi mamá a mi papá sarcásticamente
-Cele... -Ay sabes que encárgate tu de tu hija a mí ya me saca de control, ay cuando quiera que baje a comer, que está su comida ahí servida-Interrumpe mi mamá a mi papá
Mi mamá se va de mi habitación, y logré oír que bajaba las escaleras.

-Celeste, por favor baja a comer
-No tengo hambre papá
-Hija ¿Por qué eres tan rebelde? Te damos todo lo que nos pides-Me dice mi papá -Baja a comer o te quito la tarjeta de crédito por favor, no quiero volver a subir y decirte que bajes a comer-Completa mi papá lo que estaba diciendo
Mi papá se va con dos emociones, la primera enojado y la segunda triste, no quería que me quitará mi tarjeta de crédito así que baje a comer con toda la flojera del mundo.

Llegué a la mesa, me senté y logré percibir que mis papás estaban enojados lo cual me puse feliz ya que no me hablarían mientras comíamos y no me molestarían con sus pláticas de emocionales sobre la rebeldía y sobre no escaparse de clases ah y de un tema que se me olvida sobre los chicos, que ese es el tema que odio por qué no conocía nada sobre relaciones asi que supuse por qué soy una chica rebelde y por que nadie me quiere más que Dana mi mejor amiga y mis padres.
Termine de comer como siempre de último y le di a la sirvienta los platos para que los lavara, lo que siempre asia.

Me quedé un rato viendo las tonterías que subía Dana en las redes sociales con Chris su novio, pero el tiempo se me acabó por qué tenía que ir a la maldita escuela, seguía en la prepa así que no me molestaba.
Deje mi celular en la mesita que estaba a un lado de el sofá en dónde estaba acostada y me fui a cambiar, un pantalón, una camisas negra y mis tenis negros siempre han sido mi combinación perfecta.
-Señorita Celeste, olvida su celular-Me dice Mati la sirvienta
-Gracias bye-Le contesto
-Adios hija que te vaya bien-Me dice mi papá mientras está en las escaleras
-Si bye-Respondo
El chófer hablé la puerta de la limosina para llevarme a la escuela.
-Adelante Señorita
-Gracias-Le contesto mientras volteo los ojos

Llegué a la escuela con mi cara de enojada como todos los días así que a nadie se les hizo raro, contando a las chicas anoréxicas que siempre se ponían en la puerta principal de la preparatoria, Dana y yo odiabamos a ellas con el apodo de "Chicas anoréxicas" y no es que seamos de molestar si no que siempre nos hacían la vida imposible y por qué vomitaban la comida las llamábamos asi, soy rebelde pero no tonta y las tontas hacen eso pensaba.
-¡Celeste, tengo algo que contarte!-Me exclama Dana
-¿Que te paso ahora Dana?-Le preguntó volteando los ojos
-¡Chris me presento con sus papás!
-Wow que alegría-Le contesto con cara de sería y de sarcasmo
-Celeste, no te emocionas por qué no sabes nada de novios- Me responde
-¿Cuando piensas tener novio?-Me pregunta Dana
-No necesito tener novio Dana-Le contesto enojada.

Una de las miles de razones por las que odio los lunes son las clases de la maestra Guging (Matemáticas) no me gustaban sus clases y por qué la maestra me odiaba, cómo lo se, muy sencillo, me volteaba a ver con cara de que me quería matar y por qué cada vez que escribía en pizzaron eléctronico siempre me pasaba a mi, y por eso sentía que me odiaba.

-Celeste pasa a contestar la pregunta que puse en el pizzaron por favor
-No-Respondo
-No es pregunta-Me responde la maestra
-No voy a pasar, siempre me elige a mí y ay otros 20 para que pase-Le respondo
-No me importa que hayan 20 más para que puedan pasar, yo quiero que pases tú y punto si no pasas temo que puedo llamar al director
-Pues creo que lo tendrás que llamar, por qué no voy a pasar- Le respondo viéndole los ojos.

-Celeste, no puede ser que estés aquí solo por qué no quisiste pasar a contestar una pregunta en el pizzaron-Me dice el director
-Señor director, con todo el respeto que se merece, la maestra Guging-Volteo a ver a la maestra-Siempre me pasa a mí al maldito pizzaron teniendo a 20 más- Le terminó de decir al director.
-Señorita Kerley me puede hacer el favor de salir e ir a su salón por favor- Me dice el Señor director

Me fui pasando a un lado de la maestra Guging, lo cual se me hizo raro que me salve de un posible citatorio que no entiendo por qué no me regañaron a mí pero tampoco creía que iban a llamarle a atención a la maestra.
Salíendo de la prepa y no hablando mucho con Dana en todo el dia vi a mi chófer y sin saludarlo me subí a la limosina.

Llegando obviamente era noche y yo estaba que me moria de sueño, así que subí a cambiarme y a bañarme para ya dormí, me percate que estaba la luz prendida de la habitación de la casa de enfrente así que voltíe a ver la habitación.
Había un chico alto, pelo castaño, se notaba que tenía demasiadas pecas en la cara estaba sentado viendo mi habitación así que vio que estaba parada como retrasada mental viéndolo, vi que sus ojos eran azules, para percatarme de que no lo estaba viendo, fui al baño a quedarme impactada por qué un chico que estába en la maldita ventana de la casa que nunca estaba ocupada por nadie por fin fue ocupada.
Tarde todo lo posible en el baño para que el no se diera cuenta que estaba una muchacha acosadora viéndolo.

Cuando salí secandome el pelo vi que el estaba leyendo un libro en el sofá a lado de su cama con una lámpara a lado, un poco parecido al mío, nada más que yo leía en mi escritorio.
Me sentía incómoda dormir y que el estaba enfrente con una ventana igual que la mía, me sentía espiada, así que supuse que tenía que comprar una cortina muy grande.

El chico de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora