Algo que decir

Kali

De repente me vi aquí, en el campo de batalla, dando todo lo que tengo, cercenando cabezas de demonios allá por donde pasa mi espada. No puedo controlarme, no puedo parar, quiero más y más sangre. Siento que podría pasar por encima de cualquiera. Veo miedo en los rostros que me rodean, eso me agrada me empuja a que siga obteniendo más sangre de mis enemigos.

He decidido hacerme un bonito collar con sus cabezas, ¿qué pensarán los demás?¿les gustará? ya lo creo que sí, sobretodo a Shiva. El siempre logra comprenderme de alguna forma u otra no como los demás, ineptos. Yo, Kali, soy el ser más poderoso del mundo y acabo de decidir que también me haré unos pendientes.

Cada vez mi furia aumenta, ahora sí soy imparable. Una vez que acabe con ellos, todo seguirá su curso natural, como tiene que ser, como ha sido siempre y entonces mis hijos podrán vivir en paz un tiempo, hasta que las hordas vuelvan a resurgir.

Entonces veo de repente un ser asqueroso que tiene la osadía de acercarse a mí para herirme y matarme, ja, ya quisiera. Tan rápida como puedo me acerco a él, me doy cuenta que se trata de Raktabija quien controla a todo este ejército de demonios, mucho mejor así me ahorra el tener que buscarle. De una rápida estocada de mi espada, su cabeza es separada de su inútil cuerpo. La tomo del pelo alzándola y soltando un grito de guerra. Esta guerra está cerca de su fin, sin embargo yo no quiero parar, sigo asesinando, matando a diestro y siniestro.

Y es en ese momento en el que me doy cuenta de que bajo mis pies se encuentra tirado mi marido Shiva, y es como si todo mi cuerpo se paralizara, no podía creer que hubiese hecho algo así, estaba en shock, tanto que siento que mi lengua se extiende poco a poco fuera de mi boca. Ya no tiene sentido seguir con esta batalla, tengo la cabeza de su líder. Hemos ganado. La paz ha ganado. 

Aunque sé que no será por mucho tiempo...