Prologo

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Kim Jaejoong se acurrucó en la esquina de una nube, las alas blancas rodeaban su pequeño cuerpo, como si él mismo se escondiera del mundo… era exactamente lo que estaba tratando de hacer…

Él sabía que la había regado un montón, tal vez incluso demasiado esta vez. Jaejoong siempre había sido un fracaso de ángel, ese hecho había sido conocido por todos la primera vez que el chico había tratado de hacer un milagro y terminó quemando Roma en su lugar.

Eso no había sido un día muy bonito

–Cuando se trata de ángeles, tengo que ser el peor –murmuró para sí mismo Jaejoong, cruzando sus piernas más cerca de su pecho, tratando de enterrarse en la nube esponjosa en que estaba escondido. No era como si fuera completamente la culpa de Jaejoong. Él era un chico torpe. Incluso con sus alas, se tropezaba en el aire más de una vez al día. Él siempre estaba dejando caer las cosas, tropezando con los demás, y ahora… bueno ahora…

Había cometido el error más grande hasta la fecha

El sonido del aleteo de alas llenó los oídos de Jaejoong y el ángel se encogió aún más, intentando en vano hacerse ovillo a sí mismo con más fuerza, una bola más pequeña.

–Jaejoong –susurró una voz conocida. El ángel levanto la cabeza de la nube en que estaba escondido y vio la mirada angustiada de su mejor amigo, Kim Junsu, él le devolvió la mirada.

Junsu era el ángel modelo, la apariencia perfectamente inocente (con esa sonrisa asesina y la cabeza llena de brillante pelo castaño), amable, con una voz increíble y una habilidad natural para hacer milagros. Por qué había decidido hacerse amigo de un perdedor desajustado como Jaejoong, aún desconcertaba al ángel de cabello negro.

–Su –Jaejoong susurro, con las lágrimas brillando en sus grandes ojos. Junsu inmediatamente voló hacia su mejor amigo y lo envolvió en un fuerte abrazo…

–Oh Jae, ¿qué hiciste? –Junsu le preguntó, sacudiendo la cabeza. Jaejoong siempre había sido un loco, y Junsu lo amaba por eso. Sin embargo, esta vez fue un poco diferente que todas las demás.

–¡Su, no fue mi intención! Sólo estaba tratando de difundir un poco de alegría navideña a la gente en la Tierra –dijo Jaejoong rápidamente, –Sé que se supone que no debo hacer más milagros, pero había tanta gente que se veía tan triste, y yo quería animarlos, y…

–Kim Junsu. Kim Jaejoong

Una voz grave y retumbante interrumpió el alegato de Jaejoong. Tragando profundamente, los ángeles se dieron la vuelta para ver la figura del ángel principal. Jaejoong se encogió aún más y las alas de Junsu inconscientemente se movieron para cubrir a su amigo.

El ángel principal Shim Changmin, había visto muchos desastres en su tiempo, la mayoría de ellos tenían que ver con Kim Jaejoong. Sin embargo, nunca antes el ángel había esperado despertarse con la vista de la Puerta de San Pedro, en todo su esplendor perlado, tirada en ruinas en su base de la nube suave. El símbolo más emblemático de todos los cielos estaba destruido ahora, y Changmin tenía una buena idea de quién estaba detrás de ello.

–Chang… Changmin –Junsu tartamudeo, su ya alta voz chillona subiendo otras dos octavas. Jaejoong intentó lo más duro por ocultar todas sus partes detrás de su mejor amigo, mentalmente maldiciendo a Junsu por ser tan pequeño como él.

¿Por qué no pudo mi mejor amigo ser Siwon? Yo podría haberme escondido detrás de él con facilidad, con él siendo tan alto y con alas enormes y…

–Kim Jaejoong –la voz de Changmin corto a través de los pensamientos de Jaejoong y el ángel más pequeño sabía que estaba condenado. Nunca antes había escuchado tanta rabia en la voz del ángel principal.

–S…sí, Changmin-ah –dijo Jaejoong, mirando desde atrás de Junsu, tirando sus labios en un puchero y poniendo los ojos de cachorro que le habían dicho que lucían adorables en él. Ya que su táctica de ocultarse no había funcionado como había previsto, él pensó que él podría ser capaz de salvarse a sí mismo luciendo tan lindo e inocente como fuera posible.

–Me desperté esta mañana y vi una cosa muy peculiar, Jaejoong –Changmin dijo, tratando de mantener su temperamento bajo control. Él era un ángel, después de todo

–Oh… ¿faltaba tu manta? –Jaejoong preguntó, sacando la expresión más inocente que pudo mientras fingía ignorancia –tal vez Leeteuk accidentalmente la tomó de nuevo

–No, todo lo de mi cama estaba allí. Pero otra cosa no estaba –Changmin continuó, levantando una ceja mientras Jaejoong metía las manos bajo su barbilla lindamente. Qué está tratando de hacer ese chico, el ángel principal pensó, todo el mundo sabía que era el sello de Junsu.

–Oh… ¿eran tus pantuflas? –Jaejoong preguntó tiernamente, –creo que ayer vi a Donghae con algo que lucían como ellas

–No, no fueron mis pantuflas lo que faltaba, Jaejoong. Fue la Puerta de San Pedro –dijo Changmin, su voz se convirtió en mortal –ya sabes, el punto de entrada al cielo. La primera cosa que un ángel ve cuando obtiene sus alas. El orgullo y la alegría de todo el mundo aquí

–¿Qué? –Jaejoong dijo, emitiendo una fuerte y falsa carcajada, –No seas tonto, Changmin-ah. ¿Cómo es posible que la Puerta de San Pedro desaparezca?.

–Jeje, sí –Junsu se ahogo, riéndose torpemente y mirando como si estuviera al borde de las lágrimas –la Puerta de San Pedro ha estado allí desde siempre, nadie puede llegar a robársela

–Oh, no fue robada –dijo Changmin, acercándose a los dos ángeles –fue destruida. Arruinada. Devastada en pequeños pedacitos los cuales están dispersados en la entrada del cielo

Jaejoong abrió los ojos aún más, a pesar de que empezó a temblar nerviosamente, –¡Omo! ¿Cómo pudo haber sucedido? ¡Tal vez hubo un tornado que logró explotar la puerta en pedazos! Oh, que pena.

–No hay tornados en el cielo, Jaejoong –Changmin dijo simplemente mientras él extendió la mano, arrancando algo del cabello negro de Jaejoong. El ángel más pequeño dio un respingo, sorprendido por la acción, hasta que vio lo que el ángel principal había retirado del pelo.

Era un pequeño fragmento de perla. La misma perla de la que la Puerta de San Pedro estaba hecha.

Al ver el fragmento en la palma de Changmin, causo a Jaejoong estallar en lágrimas.

–Changmin-ah, lo siento –exclamó el pequeño ángel, su cuerpo temblando violentamente. Junsu de inmediato se trasladó a consolar a su amigo, pero fue detenido por uno de los brazos fuertes de Changmin.

–Jaejoong. Te he dicho incontables veces antes que no trates de hacer milagros por ti mismo –dijo Changmin, con su voz sin ninguna simpatía.

–¡Ya lo sé! –Jaejoong dijo, llorando aún más, –¡Pero todo el mundo se veía tan triste, está cerca la Navidad, la gente no debe estar triste, pensé que podía hacer un milagro muy pequeño, pero en su lugar me las arreglé para hacer temblar toda la nube y la puerta sólo… sólo se derrumbó!

–Jaejoong, te hemos dado muchas oportunidades –dijo Changmin, pellizcando el puente de su nariz mientras Junsu rompió a llorar junto a su mejor amigo.

–¡Ya lo sé! –Jaejoong se lamentó, –¡Te prometo que no tratare de hacer un milagro otra vez! Te prometo que sólo voy a permanecer sentado y ni siquiera me moveré a menos que tú me lo digas para la próxima vez

–Me temo que no habrá una próxima vez –dijo en voz baja Changmin. Jaejoong se hundió hasta las rodillas mientras el llanto de Junsu se hizo más fuerte.

–No, no, no, no puedes hacer esto Changmin –la voz chillona de delfín sonaba una y otra vez.

–Kim Jaejoong. Ya no eres bienvenido en el Cielo –Changmin dijo, con su voz llena de pesar.

El mundo entero de Jaejoong comenzó a girar. Sintiendo a sus alas ser arrancadas de su espalda, causándole suspirar de dolor, con la boca y los ojos muy abiertos.

–¡Jaejoong! –el alto grito agudo de Junsu se escucho antes de que fuera ahogado por el sonido de fuertes silbidos.

Y luego él estaba cayendo

Cada vez que suena una campana  // 《YunJae》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora