Su sonrisa brilla, por más que quiera evitarlo. Mis ojos se centran en ella... al final de todo el sendero inexistente y oscuro...; su sonrisa, me ilumina.
Muchas veces he intentado escapar, sin conseguirlo... y aunque esa no haya sido su culpa, me desmorona.
No quería irse, pero no lo escogió... así como tampoco se quedó. Yo era feliz. Feliz a su lado. Solo su sonrisa, rompe el vaso, en el que estoy atrapado, derramando el agua que me ahoga.
Pero ya no está.
-Johann
...
Johann no lo buscaba, así como ella tampoco... pero es en la carencia de la búsqueda, que mejor se encuentra.
Él, con su cabello blanco y largo, caminaba junto a Risz... quien no paraba de hablar.
-Solo digo que... debido al género musical que escuches, tu forma de ser cambia, ya que tiene repercusiones y/o afecta de una y otra forma tu personalidad...
-Sí, ya lo has dicho- respondía Johann, caminando un poco más delante.
-Bien, ahora mi punto es...- Y entonces una muy larga pausa que se torna en silencio.
-Se te olvidó lo que ibas a decir... ¿Cierto?
-Nop... okey sí –dijo Risz apenado- En fin, lo que importa es... ¡QUÉ LA MÚSICA ES VIDA!- Eso último lo dijo con cara de maniaco obsesivo.
-Lo sé amigo, lo sé- sonriente.
Quizás fue casualidad, o causalidad... ¿destino? Hmmm... ¿Puede el destino llegar a ser retorcido?
Solo en un momento, empezaron a caer las gotas.
-¿Corremos a casa?- pregunta Risz colocándose su capucha.
-Ve tú... yo esperaré que pare de llover.
-De acuerdo- Risz, con una sonrisa.
Acto seguido, el pelirrojo empieza a caminar y luego se da la vuelta para despedirse de su amigo; un simple movimiento de mano. El saludo le es devuelto con una sonrisa. Entonces él empieza finalmente a correr. La lluvia aumentaba, y ya Risz no se veía por las desoladas calles.
Johann consiguió refugio bajo una parada de autobús techada. Mirando la lluvia caer, poco preocupado, esperaba que parara de llover pronto; de vez en cuando, pensando en que quizás se hubiese ido con Risz.
Solo un minuto, fue suficiente ver a la chica corriendo hasta la misma parada, buscando el único refugio cercano. La rubia, sin duda no se percataba de la presencia de Johan, quien la miraba, curioso, por la extraña felicidad que la chica desprendía; estaba orgullosa, al parecer, de sí misma, por haber corrido hasta ahí.
Dos extraños, compartiendo el mismo techo, como refugio de la lluvia que les atacó de repente. La chica, ajena, hasta que miró hacia su derecha, y notó la presencia del alto chico.
Eloise solo se quedó quieta por un momento, incómodo y apenada, abrazó luego el libro que tenía.
Johann sonrió, inocente... ante la reacción de la desconocida a su lado. En un fragmento de segundo... él notó el título del libro que abrazaba.
-"La gente vive escapándose de la lluvia, tratando de no mojarse, de no arruinarse los zapatos, de no joderse el pelo. Pero de vez en cuando nos armamos de locura..."– Johann hablaba, mientras daba un paso hacia adelante, con los ojos cerrados. Eloise solo voltea a verle, confundida.
-"... nos abrazamos a la lucidez de ese momento y saltamos en los charcos, nos empapamos el alma, nos embriagamos de ese accidente de la naturaleza..."– caminó, hasta detenerse bajo la lluvia, que empezaba a cubrirle- "... que somos nosotros mismos".
Llovía tanto, que en ese pequeño momento, ya casi estaba mojado por completo. Él sonreía. Se sentía bien. Se sentía genial, de hecho... nunca la adrenalina del momento le movía sin pensarlo. Se sentía ligero, y libre bajo la lluvia. Gira, y mira hacia el cielo, para que la fría agua le cayera agua en la cara más directamente.
-"Mind of Brando"; el libro que sujetas... -dice sonriendo. Entonces se doy la vuelta hacia la chica, abre los ojos, y aun sonriendo, le tiende la mano- ¿Saltamos juntos?
La chica solo se quedó viendo su mano, pensativa, sorprendida y algo confundida. Es un extraño... ¿Por qué hacía eso? Todo era muy lento. Finalmente la chica da un paso, deja el libro sobre el banquillo detrás de ella, extiende su mano, la deja sobre la de Johann, mientras empieza a caminar y se detiene bajo la lluvia. Ambos, frente a frente. Solo se miran por un rato, hasta que ambos sonríen, de la forma más brillante que puedan imaginarse.
-Me llamo Eloise- dijo ella en un tono algo bajo.
-Soy Johann- le responde él.
Hay momentos... en los que los momentos en sí, no importan, y en un ataque de euforia, hacemos cosas que normalmente no haríamos. Johann lo sentía. Y sentía la mirada interesada de la chica sobre él, cosa que le encantaba.
Para Eloise también era uno de esos momentos, pero no le importaba. Estaba disfrutándolo... ¿Un extraño? Qué importa.
-¿Te gusta leer?- preguntó curiosa.
-"Always" –respondió sonriente, bromeando con una extraña-. Neh... en serio. Sí, toda la vida.
-¿Y cómo reconociste mi libro?- preguntó con una sonrisa. Ya ambos estaban empapados.
-Lo he leído varias veces –respondió Johann sonriente. Aún seguían tomados de la mano. Nada les importaba. De pronto, Johann lo pensó y con su más caballeroso tono, preguntó- ¿Bailarías conmigo, princesa bajo la lluvia?
Eloise, llevando la cabeza hacia atrás, rió a carcajadas -Pero no hay música... príncipe extraño- respondió juguetona.
Johann se ríe, notándolo.
-¿Sueles bailar bajo la lluvia sin música? ¿Es tu hobbie?- Bromeaba Eloise
-Casi... pero siempre solo, –luego piensa- Imaginémosla... o simplemente movámonos al compás de las gotas que caen...
-Interesante forma de chanceo... pero ¡va!- exclamó Eloise con una enorme sonrisa.
Él llevó su mano a su cadera y ella dejó la suya sobre su hombro; seguían tomados de la otra. Ambos, sin saberlo... imitaron la postura del vals de la historia... el vals que la vida y la muerte bailaron aquella vez.
Entonces, empezaron a mover los pies, de forma medio rítmica, hasta que entre juegos, empezaron a bailar realmente. Una especie de vals bajo la lluvia.
Y así nada más... todo era perfecto. Lo suficientemente perfecto, para que las cosas malas preparan sus maletas, y se apoderaran de ellos en muy poco tiempo.
...
Un mes después
Con la llegada de un simple autobús al pueblo, los malos tiempos hicieron su llegada dramática, de la mano de un simple ser... un simple ser cuya llegada traería las peores cosas al pueblo de Edén. Una pelicorto se bajó del bus, con una ligera sonrisa... desconociendo lo que su llegada, pronosticaba.
-Johann...- murmuró Goethe a puertas del autobús, mientras contemplaba un poco el pueblo, desde la misma parada de buses en la que un mes antes Eloise y Johann se conocían bajo la lluvia.
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Dark Shine
RandomEstás solo. Sin lugar a dudas. Pensando anoche... lo noté. ¿Te has puesto a ver detalladamente a tu alrededor? ¿Sabes realmente en quién puedes confiar a toda costa? Esa persona que... se abalanza para ponerse frente a la bala, o la que asume tu c...