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Renjun se acercó a Jeno sorprendido de que éste no le hubiese saludado al entrar al aula. Alzó una ceja y tomó asiento al lado del pelinegro observando de qué se trataba lo que dibujaba. Ambos estuvieron en silencio todo el rato, hasta el punto de que Renjun pensó que el menor aún no se percataba de su presencia. Sin embargo, él más que nadie sabía que Jeno era el tipo de personas que no debían de ser desconcentradas o luego se desquitará todo el día con el resto de personas.

El chico de cabello naranja levantó su mirada notando que Jisung, la persona con la que hablaba anteriormente, se dirigía hacia donde Jaemin; en ese momento Renjun aterrizó en la tierra y supo que a Jeno no le gustaría nada de esto en cuanto se enterara.

— ¿Ibas a decirme algo? — Por fin se inmutó Jeno, exaltando a Renjun que ya se estaba acostumbrando al silencio que poco a poco se volvía tenue entre ambos.

— No, nada. — El mayor respondió en un tono sensato para proceder a carraspear su garganta — Solo... venía a saludarte.

— Ya veo. — Jeno bajó su mirada hacia su dibujo por un par de segundos — ¿Seguro? te conozco muy bien y creo que escondes algo.

— En serio, no pasa nada.

— No te cr...— Para la suerte de el muchacho pelinaranja el profesor se dignó a llegar — Como sea.

A pesar de que a Jeno le iba bastante bien en el instituto, no podía evitar que su pierna dejara de moverse por lo poco que le interesaba el tema y lo mucho que tenía ganas de irse, es decir, no es como que si al estar a punto de chocarse en su automóvil lo primero que hiciese sería sacar su libreta y despejar las fórmulas de movimiento uniforme acelerado a ver si se choca al final o no.

Solo suspiró y giró su cabeza levemente hacia atrás fijándose en que Na Jaemin le miraba con ternura pero de inmediato apartó su mirada sobre el mayor al notar que este levantó su ceja sin dejar de lado su semblante serio al que todos estaban acostumbrados a ver.

 El menor se sintió bastante avergonzado e intimidado. Jeno inconscientemente siempre sabía como hacerse las suyas y causar en Jaemin estragos en su cabeza y nervios en todo su cuerpo. Pero a pesar de ello Jeno seguía sin enterarse de nada.

Lo que no pensaba Jeno es que provocar a Jaemin sería su acto favorito, pero lo que tampco sabía era por cuanto tiempo podría seguir disfrutando de la delicada sonrisa que el menor le dedicaba cuando lo hacía.

katumus ;; nomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora