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Hay un hombre muerto en mitad de un campo con un paquete sin abrir junto a él. No hay ningún ser humano ni animal cerca de él.
Tampoco tiene heridas.
¿Cómo pudo morir el hombre?

La nariz de Jimin se arrugó de forma adorable.
—No lo entiendo.
Jungkook sonrió ante la linda mueca del rubio y miró a su alrededor.
Ningún alumno parecía conocer la respuesta.
Su vista se paseó por sus compañeros hasta dar con la cabellera castaña de Kim Taehyung. El chico había escrito su respuesta y se había quedado sentado con la cabeza gacha y las manos entrelazadas sobre el abdomen, completamente concentrado en no llamar la atención.
Jungkook cada vez creía menos en aquellas terribles historias que contaban sobre el muchacho.
—¿Nadie lo sabe? ¿De verdad? —cuestionó el profesor observando la confusión en el rostro de sus alumnos.
El señor Lee se paseó por el aula, viendo los cuadernos de los alumnos en blanco, hasta que se paró frente al pupitre de Taehyung, en cuyo cuaderno de hayaba la respuesta correcta.
—Tal vez puedas iluminar a tus compañeros, Kim.
La mirada de Taehyung se alzó de golpe, ojos grandes y asustados miraron al profesor suplicando que no le obligara a hablar en voz alta.
El señor Lee insistió.
—P-paracaidista... —murmuró el chico volviendo a agachar la cabeza.
—Más alto Kim, nadie te escucha —pidió el señor Lee volviendo a su escritorio.
Taehyung carraspeó sintiendo las miradas despectivas sobre él.
—Es un paracaidista. El paquete sin abrir es el paracaídas, el hombre murió porque no se abrió su paracaídas, por eso no tiene heridas —explicó en voz alta con elocuencia, sorprendiendo a todos en el aula.
—Muy bien, Kim —le felicitó el profesor.
—¡Eso no es justo! Él sabe de asesinatos más que nadie —protestó una chica en la primera fila.
Un gran barullo se armó en la sala mientras el profesor Lee regañaba a sus alumnos por sus comentarios.
Jungkook solo miraba al chico.
Nadie más notó cómo las manos de Taehyung temblaban y su rostro se humedecía cada vez más.
La sangre de Jungkook empezó a hervir.
No supo en qué momento se puso de pie, pero lo estaba cuando sus manos golpearon con fuerza su mesa provocando un estruendo que hizo callar a toda la clase.
Todos le miraban estupefactos, hasta Taehyung había alzado la mirada para observarle tras el espeso flequillo que cubría sus ojos.
Jungkook colapsó.
No sabía qué le pasaba. No sabía si quería ir a limpiar las lágrimas del rostro de Taehyung, si quería quedarse en su sitio y tomar la mano de Jimin o si quería gritarle a todos los presentes y decirles lo miserables que eran.
Así que no hizo nada.
—Jeon, salga del aula ahora mismo, tiene una amonestación —sentenció finalmente el profesor Lee.
Jungkook tomó sus cosas con rapidez y salió a toda prisa por la puerta, sintiendo que iba a estallar.
¿Qué había sido eso?
Se apoyó en la pared del pasillo y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo.
Su respiración era temblorosa.
¿Qué demonios le estaba pasando?
Había visto el rostro de Taehyung el día en el que se chocaron. Sus ojos reflejaban puro terror, un terror que había crecido en el interior del castaño con el paso de los años siendo juzgado y maltratado por adolescentes prejuiciosos que alimentaban sus patéticas vidas con el morbo.
Jungkook había sentido el terror del castaño como si fuera el suyo propio, y quería hacer algo. Necesitaba hacer algo al respecto.
¿Pero el qué?
Suspiró pesadamente.
No sabía que esos sentimientos destruirían su vida para siempre.

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Jimin mantenía sus ojos clavados en el chico de cabello castaño que comía solo en la zona más alejada de la cafetería.
—¿Minnie? ¿Qué ocurre? —preguntó Hoseok que devoraba su sándwich mientras miraba en la misma dirección que el rubio —¿Kim Taehyung?
Jimin hizo una mueca.
—Es extraño hyung, siento que pretende algo con Kookie... Y lo está consiguiendo —murmuró frunciendo el ceño —. No quiero que le haga nada malo.
—¿Seguís creyendo que todo lo que dicen de él es cierto? —intervino Yoongi con tono incrédulo.
Jimin miró al de cabello azul con los ojos muy abiertos.
—¡Tú le viste hyung! Apareció con el perro de Jihyo en las manos como si trajera un premio, todo cubierto de sangre, tenía sangre hasta en el pelo —recordó el chico exaltado.
—Ya, ya, Minnie, no me lo recuerdes —pidió Hoseok con una mueca apartando su sándwich.
—Y ni siquiera los profesores se atreven a negar que lo de su madre y su hermano sea un bulo, es un asesino, hyung —siseó Jimin con semblante sombrío —. Y tiene toda su atención puesta sobre Jungkook.
El sonido de una bandeja chocando contra la mesa hizo que los tres salieran de su ensoñación y vieran a Jungkook sentándose junto a ellos.
—¿Quién tiene su atención puesta en mí? —cuestionó el pelinegro mordiendo su manzana con ferocidad.
Jimin y Hoseok le miraron sin saber qué contestar. Yoongi rodó los ojos ante la falta de perspicacia de su novio y su amigo.
—Jisoo de sexto curso —respondió el de cabello azul con desgana —. Le gusta jugar a Overwatch, tal vez os llevéis bien.
Jungkook sonrió ampliamente.
—Oh, me encantaría conocer a más gente del instituto, claro.
Siguieron comiendo, hablando de cosas triviales, mientras Jimin le dedicaba miradas furtivas al castaño, comprobando que no vigilara a Jungkook mientras comía.
Pero Taehyung ya no estaba allí.

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—Kookie.
La voz de Jimin le sacó de sus pensamientos.
Estaban en su hora libre, “estudiando” en la biblioteca. Aunque poco podía estudiar Jungkook con el torbellino de ideas difusas que se arremolinaban en su cabeza.
—Dime —respondió en un susurro.
Jimin se mordió el labio inferior provocando que el pelinegro tragara con fuerza.
¿Acaso el rubio no se daba cuenta de lo que sus pequeños gestos le provocaban?
—¿Puedo preguntar...? —el chico suspiró sin saber muy bien cómo plantear su pregunta — Solo... Solo quiero saber qué te ha pasado antes en clase. Cuando el profesor Lee te echó, ¿estás bien? Parecías muy alterado.
Jungkook se quedó en blanco por un momento.
Claro, Jimin.
Él estaba sentado a su lado en clase, le había visto perder los nervios, se había ido sin darle una explicación y en la comida le había ignorado por completo. Pero Jungkook había estado tan enfrascado en sus pensamientos respecto a Kim Taehyung que no había pensado en Jimin.
No había pensado en Jimin en todo el día.
Otro aluvión de pensamientos borrosos y preguntas sin respuesta atacaron su mente.
¿Cómo podía haberse olvidado de la presencia del chico que le traía loco desde hacía semanas?
¿Solo por...? ¿Taehyung?
Kim Taehyung.
Vaya.
—¿Kookie? Lo estás volviendo a hacer.
Jungkook saltó en su sitio, sobresaltado por haber sido arrancado del debate mental que estaba teniendo consigo mismo.
—¿Qué?
—Estás perdiéndote en tu cabeza de nuevo, llevas haciéndolo todo el día —observó Jimin con tono preocupado —. ¿De verdad estás bien?
El pelinegro sacudió su cabeza en un asentimiento.
—Hoy no es un buen día, solo eso, estoy bien Minnie.
Jimin iba a responder, pero escucharon a alguien chistar desde la entrada de la biblioteca.
Ambos chicos vieron la cabellera naranja de Hoseok asomar por el marco de la puerta, su característica sonrisa enmarcando su rostro.
El rubio suspiró.
—Me tengo que ir Kook —anunció recogiendo sus cosas y levantándose.
Jungkook solo asintió.
Sin embargo, toda su piel se erizó cuando la mano de Jimin se posó en su mejilla y dejó un largo beso en su frente.
—No confíes en nadie Kookie —susurró El rubio contra su piel.
Y se fue.
Se fue como si nada. Como si no acabara de descolocar el mundo entero de Jungkook. Como si sus palabras hubieran sido un simple adiós y no un aviso de peligroso.
Como si Kim Taehyung no les estuviera viendo.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2020 ⏰

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