Capítulo único

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Gabriel mirò con mala gana afuera de la ventana: había una Paris triste y oscura, cubierta de nubes aunque en las calles distinguía las luces de rojo y rosa: probablemente tenían la clásica forma de corazón.
El día de los enamorados, después de dos años de el fallecimiento de Émilie.
-"Este dìa es inútil."
Bufò bañandose la cara en el baño privado para despúes mirar a su alrededor en aquel cuarto oscuro y solitario.
Después de haber intentado hacer un buen nudo a su corbata por la cuarta vez bajò las escaleras con pasantez, entrò a su despacho y la dejó sobre la mesa mirándola con tristeza, como el objeto qué cada día utilizaba para esconderse primero de si mismo y después de los otros, de el monstruo en que se había convertido.
Mirò a su alrededor, no había nadie...
Se había levantado antes para no quedarse en la cama pensando en la idea qué, probablemente, el amor de su vida no volvería nunca, pues que ya no sentía nada más qué falta por ella.
Escuchó como unos tacones resonaban en el pizo acercándose: cruzò los brazos y cerró los ojos mientras su assistente entraba en el lugar esperando que ella le dectara la agenda como todos los días.
Lamentablemente no pasò, se quedó en silencio bajando la cabeza como si fuera una pequeña reverencia y se sentó en su habitual sitio como cada viernes.
Gabriel seguía esperando de escuchar su cálida voz que podía darle fuerzas para seguir todo el día.
Había veces que no se entendían.
Pero era algo especial entre ellos que los mantenía unidos a pesar de todo.
Nathalie lo mirò confundida, no estaba prestando atención al cuadro de Emilie como solía hacer cada mañana... no es que Gabriel no quería pensar en ella, solamente no les pasó por la cabeza una idea tán fútil, seguía esperando con los ojos cerrados la voz de aquella mujer que en tan poco tiempo se había convertido, sin qué pudiera evitarlo en la persona más importante de su vida.
Gabriel pero seguía intranquilo: tenía la duda, para no llamarlo miedo el hecho que probablemente solo sentìa algo por Mayura, solo aquel lado de su mas intima confiante.
Pero era siempre ella. Su Nathalie: fuerte contra el mondo y frágil entre sus brazos, con aquéllos ojos turquesa qué lo volvían loco y aquella sonrisa de la qual era tán celoso.
Abriò los ojos a tales pensamientos encontrándose con la mirada de su assistente: el mundo se había quedado inmóvil.
Se quedaron así algunos segundos antes de desviar sus miradas sonrojados.
Nathalie se levantò para dejar algunos papeles sobre la mesa de su jefe encontrándose con una conocida tela a rayas: tocó finamente con sus dedos la corbata dejada allí, apreciando la calidez y el perfume de la colonia que aquella tesitura irradiaba.
Gabriel se dirigió a la ventana qué mostraba el patio trasero donde estaba la estatua de Emilie... la mirò impasible por algunos segundos pero su atención fue atrapada por algo màs especial: había una pequeña rosa azul en aquel sin fin de otras rojas como la pasión.
Había sido plantada de Adrien por un proyecto escolar y era extraño que habían decidido de cuidarla y protegerla juntos: única, frágil, importante.
Era tán sumido en sus pensamientos que no se había dado cuenta que Nathalie se había acercado, ni siquiera qué había apoyado sus dedos sobre su camisa llegando hasta el cuello por hacer el nudo a la corbata.
Sintió como la corbata venía puesta en su lugar y como los pequeños dedos de su assistente le transmitían calidez de vez en cuando lo tocaba tímidamente...
dió media vuelta y se encontró con aquéllos ojos turquesas cristalizados: reflejaban preocupación y cariño.
Gabriel apoyó sus manos sobre los hombros de aquella mujer regalándole una cálida sonrisa:
-"Como estás?" Le pidió Nathalie con ligera ironía para esconder su notoria preocupación.
-"Estoy bien. Debe ser un mal día también para ti."
La ejecutiva sonrió negando:
-"Está todo bien, tranquilo."
Gabriel sonrió como un tonto llevando su mano izquierda a la mejilla se su compañera de batallas y tocando suavemente con el pulgar su labio superior mirándola con ternura.
-"Gracias Nath... éstas siempre aquí.
Significa mucho para mi."
Nathalie estaba hecha un tomate y su sonrojo seguía aumentando mientras balbuceaba para recuperar la cordura perdida en los ojos grises de su jefe.
Perdió totalmente el sentido de la razón cuando una de las manos de Gabriel bajó hasta su cintura estrechándola para atraerla el.
Ambos cerraron los ojos, sus labios estaban tán cerca, sus respiraciones aceleraban...
Solo un momento y aquellos labios se hubieran unido en un necesitado beso, pero no pasò: El sonido del móvil sobre la mesa los distanció. Gabriel la miró como para pedirle qué se quedara... Nathalie desviò la mirada y se alejó a paso rápido para contestar.
Gabriel la mirò inmóvil por dos minutos más antes de salir de la oficina.
La tarde pasò entre cartas y mensajes por ambos los Agreste: la mayoría eran de personajes muy conocidos en el mundo de la moda, como la Borgois... Nathalie a eso se sentía demasiado inferior, todas aquellas palabras hacían eco en su cabeza, su corazón dolía.
A ese propósito se quedó en su cuarto por una buena media hora intentando de calmar un poco los nervios y el asco que este día le daba.
Rehusaba totalmente la idea de poder sonar celosa y culpaba el echo qué el dolor del diseñador por su esposa seguía evidente... no es que culpaba solo las acciones de las otras, también se sentía mal por las suyas, no entendía como el pudiera atraerla tanto de hacerle olvidar todo el mundo a su alrededor y, sobretodo, hacer de su estómago una guarida de mariposas.
•°
-"Señor."
Gabriel levantó la mirada de sus dibujos para fijarla en ella:
-"Estuve pensando de salir a tomar arie por un poco, le sirve algo?"
Mirò afuera con preocupación, tenía un raro miedo de los temporales desde pequeño por un trauma... se quedó en silencio unos segundos.
-"Estas segura?"
-"Si, volveré en un rato."
-"C-claro."
Gabriel asintió mientras Nathalie dejaba el lugar.
Suspirò hondo, se levantó para acercarse a la ventana y guardar como aquella mujer se alejaba con rapidez...
Tomó el broche violeta y lo miró:
-"¿Será felíz aquí?" Se pidió jugando con el objecto entre sus manos.
-"Noroo, alas negras ascienden."
•°
A pesar de la fría cascada de lluvia oscura sobre ella, Nathalie no podía evitar de sentirse libre y feliz: levantó la mirada al cielo y sonrió mientras cantaba haciendo el slalom entre los charcos.
Su maquillaje estaba corrido, su pelo despeinado y las gotas frias le cariciaban los labios cereza y la piel suave.
-"Es toda por ti... es una cascada de lluvia obscura, no pares nunca de llorar fuerte que el bien se hace realidad..."
Se sentía libre de todo, de los pensamientos, de las responsabilidades de la mansión y, sobretodo, de la confusión hacía Gabriel.
Miró hacía el Pont des Arts, habían parejas muy tiernas que se besaban debajo de los para aguas y otras que dejaban seguros con sobre escrito sus nombres.
Se soltó el rodete dejando caer su cabellera oscura, sus mechones mojados cubrían, en parte las luces de la caótica ciudad que ya empezaba a hacer demasiado ruido... en aquel momento vió como Ladybug y Chat Noir saltaban por los edificios en dirección de la Tour Eiffel; bajó la mirada pensando en todo lo pasado en los últimos dos años y sin darse cuenta ya estaba regresando a la mansión encontrandose bastante cerca de ella.
Pasó su mano por la cabellera negra mientras aumentaba el paso, cruzó sus brazos temblando un poco: las calles estaban ahora vacías, tenía frío y se sentía una cobarde para intentar a escaparse de eso por un poco, aunque no podía evitarlo.
No sabía que alguien la estaba observando de cerca, un cierto y temido hombre de morado.
-"Creí que fuera bueno salir." Mormuró tomando un callejón.
-"Puedo hacerle compañia Madame?"
Nathalie paró en seco y dió la vuelta, sus labios temblaban, su cuerpo fue recorrido de un escalofrío y el miedo la tenía alli, con las piernas bloqueadas.
-"Hawk Moth! Eres un patán! Yo..."
Hawk Moth sonrió maliciosamente teniendo una mano atras de la espalda y haciendo una referencia con la otra esperando otro insulto de su parte.
Se acercó más a la dama mientras ella hacía algunos pasos atrás, quería mantener distancia entre ellos, no se explicaba el hecho que Gabriel de Hawk Moth la asustaba demasiado.
-"Nath?"
No dijo una palabra, siguió intentando de alejárse, pero al solo toparse con su mirada grisácea paró.
No se explicaba eso... el efecto que Gabriel causaba en ella, ese cosquilleo en el vientre. que la atraía siempre a el.
-"N-Nath..." Balbuceò escondiendo su mirada en el suelo.
Sin preaviso se acercó a su oído mientras le dejaba en la mano la rosa azul qué tanto amaba:
-"Feliz San Valentín mi querida Mayura." Dijo en un sussurro... las palabras parecían luchar arduamente para salir de su boca.
Permanecía allí, cerca de ella, tanto de sentir su respiración caliente a través del traje violeta.
Nathalie se había quedado estática: miró a aquella obra azul oscuro llena de gotitas blancas que la hacian relucir, la olió y tenía un perfume único, único como la sonrisa del hombre que se la había entregado.
-"G-gracias" dijo sonrojada.
Hawk Moth tomò las manos de la pelinegra llevandolas a su pecho para después dejar en ellas un pequeño beso... eran tan cerca del otro qué sus respiraciónes ahora se unian en una.
-"Es para recordarte qué tu color favorido no es el negro... es el rojo." Dejó una risita nerviosa: -"Por que no te regalé una rosa roja? Son todas jodidamente iguales mi Mayura.
Pero no pensar qué te regalé esa por que eres Mayura: quiero a ambas las partes de ti y eres la persona más importante de mi vida.
Tienes un corazón de oro y yo me siento tan afortunado a tenerte... un tonto por hacerte sufrir tal vez..." Hizo una pausa.
-"No quiero perderte Nath...
yo...
yo te amo." Soltó en un suspiro.
Nathalie abrió los ojos como platos:
-"¿Q-que tu que?"
-"Dije que te amo." Sus ojos brillaban y era tan tierno a los ojos de Nathalie, le parecía sin duda alguna un sueño.
Un trueno cercano arruinó el momento:
Hawk Moth se aferró a ella cerrando sus ojos mientras temblaba y Nathalie, casi automáticamente lo acarició con preocupación.
¿Qué diabolos estaba pasando?
-"Hawk Moth..." Dijo con un hilo de voz.
-"Es que..."
Hawk moth respiró hondo, le daba vergüenza tener siempre la misma pesadilla, revivir siempre aquellas imágenes orribles:
-"Es un estúpido trauma qué no puedo pasar. Se que es ridículo-"
-"No. No lo es." Dijo cortante; seguía cariciando su máscara con ternura dejando uno que otro beso en su frente, sintiendo como aquel hombre tan malvado por los demás se relajaba entre sus brazos.
Se escuchó otro trueno mas alejano y Hawk moth siguió aferrado a la pequeña cintura de su asistente, entre sus brazos, bajo de la lluvia fría: de pronto se había convertido en su lugar favorido.
Después de algunos segundos Hawk Moth la soltó escondiendo la mirada en el suelo; levantó el mentón de ella con el pulgar para acercar su rostro a el de el, la mirò a los ojos, en aquellas maravillas turquesas tan profundas:
-"Fuí tán ciego Nathalie... ahora quiero seguir adelante.
¿Pienses que podríamos ser algo más juntos?
Me harías este honor haciéndome el hombre mas felíz de la Tierra?"
-"Gabriel?"
Otro trueno. Hawk moth cerró los ojos quedando estático aunque en su cabeza pasaban un sin fin de escenas que quería olvidar: al abrirlos ella estaba allí y eso lo tranquilizó.
-"Si Nath?"
La pelinegra sonrió a ese diminutivo y se acercó mas a el:
-"Te amé desde el día que encontré tu mirada por primera vez.
No sabes cuanto he deseado eso."
-"Mi pequeña Nath..."
Nathalie se había metido de puntillas cariciando con sus dedos la máscara del hombre y se había acercado lentamente a sus labios.
Hawk moth no podía esperar más:
La agarró de la cintura y la besó con necesidad haciéndola chocar contra la pared vecina.
Le abrió lentamente la caqueta negra, desabrochó los primeros botones de su camisa blanca mojada y empezó a dejar lamidas y suaves mordiscos en su cuello para marcar a su territorio: era suya y de nadie más.
Pasò su lengua por los pechos de su asistente qué llevaba un sostén de encaje blanco:
-"Hahwk-moth, no aquí-ah!"
Hawk moth había tocado la fina tela de encaje en el punto exacto donde donde se encontraba su pezón y estaba empezando a hacer movimientos circulares lentos y tortuosos alternando a otros mas rápidos qué la hacían gemir.
-"¿Tienes miedo qué alguién nos vea, mi pequeña Nathalie?"
Ahuecó sus pechos nuevamente haciéndola estremecer bajo su toque, se sentía tán excitada y tan deseosa de el:
-"G-gabriel!" Pudo articular entre suspiros.
-"Me vas a encontrar nena" Careció sus piernas y apretó su trasero antes de cargarla en sus brazos y correr a toda prisa hacía la mansión.
Entraron por la ventana del cuarto de Gabriel y sin esperar más la tiró a la cama.
Se abalanzó sobre ella lamiendo la suave piel de sus pechos; la contraria gemia plano para no dejarle satisfacción aunque se le hacía casi imposible.
Gabriel dejó su miraculous sobre la mesita de noche deshaciendo su trasformación mientras sus dedos recorrían el abdomen de la pelinegra que se retorcía bajo su toque reprimiendo esa risita que lo acababa de enamorar.
-"Eres cosquillosa?"
-"N-no." Mintió.
Pasó los dedos por su costillas para después atacarla a besos y hacerla reír sin consuelo:
el diseñador jugaba torturando su víctima con los besos y con la lengua en sus puntos mas débiles bajando asta su vientre sacandole adorables risas qué lo acababan de matar.
La amaba de verdad y no la hubiera perdido por nada en el mundo...
Un trueno de potencia brutal retumbó sobre la ciudad del amor, Gabriel tembló en los brazos de Nathalie:
-"¿Gabe?"
El diseñador sintió algo en su pecho, no era solo como aquel día que perdió todo, había ella y asta el final se quedaría a su lado para protegerla y cuidarla.
La mirò a los ojos y se acostó encima de ella:
-"Eres hermosa mi amor." Le dijo cariciando sus mechones negros esparecidos por la almohada antes de dejarle un tierno beso en los labios.
Le dejó unos besos recorriendo sus muslos y uno en el centro de su intimidad;
Buscó con la lengua los puntos dónde se retorcia mayormente, jugó con el clítoris y atacó nuevamente a besos todo su cuerpo asta la mandíbula:
-"¿Lista?" Le pidió con voz ronca en su oído.
Ella asintió dejando besos por su abdominales, cuello y mandíbula haciéndo círculos con sus uñas en sus hombros para después clavárlas en la espalda de su villano favorido.
Entró en ella de golpe y ambos soltaron un grito entre dolor y placer.
Empezaron lentamente para acostumbrarse; Nathalie se estrechó a su cuello dejando unos mordiscos... se miraban con ternura, como si fueran dos adolecentes que hacían el amor por primera vez.
-"Te amo." Jadeó mirándolo.
-"También yo te amo mi pequeña pluma." Dijo antes de empezar con las embestidas.
Eran cargadas de ternura y necesidad recíproca de sentir el otro, lentamente se convirtieron en una lucha por la predominancia.
Llegaron juntos a su clímax, aquella noche fue una constante demostración de amor recíproca... amaban no parar nunca de darse uno que otro beso, aunque fuera solamente así por demostrar que cuidaban de el otro con toda su alma.

Fin

🙌 Quería decir que eso fue un experimento: intenté escribir en otra lengua por entrenamiento y decidí cambiar algunos pasos de la versión italiana; espero que les haya gustado y perdón por algunos errores de gramática😅

Lluvia Oscura•° 𝐆𝐚𝐛𝐞𝐧𝐚𝐭𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora