Capítulo VII

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Trey fue apuñalado.

Trey podía estar grave.

El, ¿Me salvo?, ¿Fue quien forcejeo?.

Tome los medicamentos que la enfermera me extendió amablemente.

- Quiero verlo.

- Señorita, creo que eso no se podrá, el chico se encuentra cedado en estos momentos y puede que despierte más tarde.

En ese momento, alguien cruzo la puerta, era Adrien, quien tenía el cabello agitado y sudor en su cuerpo.

- Adrien..

Sus ojos encontraron los míos y después cayeron sobre la enfermera.

- Está bien, puede pasar.

La enfermera salió sin decir nada más.

Adrien entró completamente y con un fuerte impulso, rodeo mi cuerpo con sus brazos. No me importo lo sudado que podía estar, mis brazos rodearon su cuello.

- Vine en cuanto me dijeron lo que paso.

Se despegó de mi y con una mano movió el mechón de mi cabello. Su tacto era cálido y suave.

- Pero quiero que me digas lo que realmente paso.

Su mandíbula se tenso y supe que en su mente comenzaba a imaginar varias escenas terribles.

Más sin embargo, no podía decirle que había visto a Serina. Si lo sabía, me haría ir con él Psicólogo otra vez y tarde tanto en poder salir de eso.

- Adrien..- trague saliva y continúe.- No recuerdo lo que sucedió, todo fue borroso, solo sé que Trey me trajo.

Ya no volvió a preguntar nada al respecto, me llevo a casa después de hablar con la enfermera. No quería irme, quería ver a Trey y asegurarme que el estaba bien. Pero Adrien no quería dejarme sola, no ahora que pensaba miles de cosas malas sobre Trey.

- Quiero que duermas Taylor, estaré abajo.

Sonrió y después salió. Adrien respetaba mi espacio, no siempre era el chico bromista y esa era la razón por la que podía llamarlo "Mejor Amigo".

Observe por la ventana para mirar a la de Trey, pero toda su casa estaba a oscuras. No había señal de que alguien estuviera ahí.

Cuando gire para acostarme sobre mi cama, había alguien que conocía perfectamente, sentado sobre la orilla de ella.

– Trey.

En ese momento sentí tantas emociones en un mismo segundo, felicidad, tristeza. Me sentí aliviada de poder verlo, pero después de que esas emociones iban calmandose, una pregunta cruzo mi mente, ¿Como demonios esta aquí?.

– ¿Que haces aquí?, deberías estar en el hospital.

Me cruce de brazos frente a él, como una madre preocupada por su hijo.

– "Debería", pero no me gustan los Hospitales.

Con sus dedos hizo unas comillas y después se dejó caer a la cama apretando su mandíbula. Auch. Con su estado actual cualquier movimiento brusco puede hacerlo sufrir más. Idiota.

– Eres un amante del dolor.

Me acerque a él para observarlo mejor, quería saber lo profundo que fue y lo grave que puede ser.

Tenía alborotado ligeramente su cabello blanco de una forma que lo hacía lucir atractivo, misterioso. Unas ojeras apenas notables se encontraban adornando la parte baja de sus ojos y el labio cortado de hace unos días, ya comenzaba a sanar por completo.

A Un Paso Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora