Pensamientos de un día.

Las preguntas.

Me preguntó cuando marcho,

a donde no hay nadie que encontrar,

al perderme en las sombras,

al dejar de mirar,

¿no te da miedo la soledad?.

Continuo alejándome,

para ponerme a contestar,

no existe esa dama,

por la que te pones a pensar.

Ella suspira con fuerza,

me grita ¡para ya!,

no quiere dejarme desaparecer,

carece de tranquilidad,

me exige un ¡explica!,

porque la duele su paz,

el sentimiento no evita,

que el sufrimiento ya está.

Tengo prisa,

digo con salvedad,

pero te contaré,

antes de olvidar,

que en el interior,

donde cada uno debe estar,

si no se siente el valor,

si sólo se sabe callar,

un hueco se agranda,

desplazando a lo que seras,

dejará sin habla,

a la felicidad.

Confundiéndote con la nada,

imaginando que otros llegarán,

creyendo que en sus almas,

la  tuya encontrarás.

Los demás se entusiasman,

pero luego se van,

no hay quien aguante,

a quien cree en la soledad,

eso es síntoma de inestabilidad.

¡Ya me voy que te tienes que encontrar!.