¿POR QUÉ YO? [LOGAN G]

CAPÍTULO 47

Acabamos de salir del instituto. Estoy esperando a Logan en la salida mientras miro el móvil. Me acaban de mandar un vídeo de risa y lo he terminado de ver.
Me estoy riendo yo sola en voz baja.

Logan: Ya estoy. Que querías?

Julia: Vamos a un sitio donde no pase tanta gente.

Le cogí del brazo y le llevé al parque.

Logan: Puedes hablar ya? Tengo prisa.

Julia: Logan, porqué eres tan borde conmigo?

Logan: Siempre he sido así.

Julia: No mientas. Porque me dijiste que me merecía una ostia? Es cierto? De verdad piensas eso?

Logan: (silencio durante unos segundos) Sí.

Julia: Pues dámela. A qué esperas? Que te impide hacerlo? Eh?

Logan: Julia... No sigas con esto.

Julia: Quiero llegar al final de este asunto. Como vamos a acabar? Dándonos de ostias a todas horas?

Logan: Julia, que yo no he dicho eso.

Julia: Mira Logan, tu mismo me dijiste que me ibas a dar una ostia. Que coño es lo que te impide hacerlo? Si es eso lo que quieres, hazlo.

Logan: Y a ti? Que te impide dejarme en paz?

Julia: Todavía siento cosas por tí. Te veo y no puedo dejar de pensar en todos los momentos en los que juntos éramos felices. Tu no?

Logan: Pues no.

Julia: No me mientas Logan.

Logan: No te estoy mintiendo.

Las lágrimas empezaron a resbalar por mi cara y con la voz entrecortada respondí...

Julia: No me quieres?

Logan: No...

Me puse frente a él y le obligué a mirarme a los ojos, los cuales yo tenía rojos de llorar.

Julia: De verdad no me quieres?

Logan bajo la mirada y dijo que no.

Julia: No! Mírame a los ojos y dime la verdad.

El me miró a los ojos e hizo el amago de hablar, pero se volvió a callar. Volvió a responder.

Logan: No.

Con la mirada triste miré todos sus gestos. Tenía las manos en los bolsillos de su chaqueta Gucci y me miraba de una forma en la que jamás me había mirado.

Mis lágrimas no sé pudieron controlar más y salieron de golpe. Di la espalda a Logan y empecé a caminar. El me cogió del brazo.

Julia: SUÉLTAME!!!!

Él, sin todavía haberme soltado me miró a los ojos. Aparte mi mirada de la suya. Me quedé mirando a la nada hasta que me soltó con mucha delicadeza y yo me fui casi corriendo.

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Llegué a casa y no podía dejar de llorar. Menos mal que no había nadie en casa.

Salí al patio trasero de la casa. Empecé a caminar de un lado a otro sin parar.

"Mi vida es una mierda... Mi vida es una mierda..." No paraba de repetirme esa frase una y otra vez.

"Tengo que relajarme..." Me dije para mis adentros.

Sin móvil, sin chaqueta, sin cartera, sin bolso, sin documentación... Salí a la calle y caminé sin parar.

Me recorrí el barrio entero. Al llegar de nuevo a mi casa volví a caminar calle abajo.

Una voz en mi interior, más conocida como conciencia me dijo que no merecía seguir así.

En la rotonda que desvía la autopista hacia mi calle me tumbé a esperar a que por fin me atropellasen....