Cap. 1

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Me despierto de golpe al escuchar un fuerte estruendo de afuera, volteo a ver hacia todas partes de mi habitación a lo que en mis grandes ventanales logró captar que emana un color naranja como el fuego del sol; observo de está, al mismo tiempo me siento en mi cama a lo que dudo si ir a ver o no. Cuando trato de pararme, las puertas de mi cuarto entran tres guardias y con ello mi madre cubierta en sus ropas y joyas así como mi dama y mi mejor amiga, Sahari, en un tunica a lo que se dirige a mis extensos cajones buscando algo.

-¿Qué sucede?

-Ha iniciado. -dice mi mamá mirando hacia mis ventanales con un rostro de horror

-¿Qué cosa?

-La guerra por el reino y créeme que todas nuestras defensas no están preparadas, debemos irnos hacia el gran salón del trono, lo ha pedido el rey. Sahira acompáñanos.

-Sí majestad.

Sahira me cubre con una bata mientras me paro de mi cama y camino por los extensos pasillos del castillo con sus amplios ventanales que dejan escuchar gritos y el fuego de la guerra.

-Nuestra gente....

-No se preocupe princesa, se han mandado a todos los niños a refugios junto los cultivos recolectados y mucha de las personas están en la zona de salud y algunos están ayudando a los guardias.

-¿Dónde está mi padre?

-El rey se ha ido al frente con los guardias del muro. No se preocupe, verá que pronto llegará.

No digo nada pues algo me decía que no era así, mire detenidamente a mi madre que aunque quería mantener una postura serena, mantiene en sus ojos una gran preocupación; sé que no solo era por el reino, también por la vida del rey, mamá sufrió la pérdida de mi hermano como ahora tener la pérdida de mi padre. Sé que él es muy fuerte y sabio pero desde hacía mucho los consejeros le habían dicho que debía de reforzar la guardia...nos confiamos de tantos años de paz sin guerra.

Llegamos al gran salón, muchos guaridas rodeaban las puertas incluso algunos arqueros las ventanas. Abdel, el gran consejero del rey estaba a lado del trono con una espada en mano. Me detengo a la mitad junto a los guardias y Sahari, y mi mamá sigue caminando hasta llegar con Abdel, quien hace un reverencia respetuosa.

-¿No hay noticias del rey?

-No majestad. Me temo que han de estar muy cerca del muro y el rey a de estar ocupado.

-Han pasado más de cuatro horas, cada vez la horda está más cerca. Puede que salgamos como superstites de esto pero no dejaré que mi pueblo sufra las consecuencias.

-Majestad, estamos al tanto de los peligros, créame que hemos tomado todos los medios de seguridad sin embargo la guerra y los guardias...nada estaba preparado.

-Nunca, ahora solo quiero que mientras el rey esté al frente, todos los guardias reales estén protegiendo el castillo; no permitiré que manchen de sangre y mucho menos de mi familia.

Mi mamá voltea a verme con firmeza y de una forma calculadora para saber en cuál es su pensamiento.

-Guardias, cubran a mi hija y a su dama, no quiero peligro cerca.

Abro los ojos como platos cuando otros cuatro guardias más me rodean completamente. Eran hombres fornidos y unos más altos que otros, muchos de los más fuertes de los guardias estaban en el palacio y cuál creo que fue nuestro error pues deberían de rodear todo el reino. Miro las espaldas cubiertas de escudos de hierro y trajes rojos que cubren su cuerpo por completo.

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