Capítulo 6 Laura

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Las tres de la tarde a la salida del instituto

Todo el día podría haber continuado súper bien. Bueno, dentro de lo que puede significar desde mi punto de vista estar bien.

Merche estaba intentando poner a Dani en mi contra. Y yo no iba a consentirlo. Seguramente ahora vaya corriendo a contarle lo mala que soy y lo buena que es ella. Por eso se ha ido corriendo, seguro.

-¡Eh, Laura!- Merche venía hacia mí.

Oh no. Laura venga, venga. Si te insulta no escuches, no escuches.

De nuevo vuelve a gritar mi nombre entre la avalancha de personas. Sigo sin hacerle caso.

A los veinte segundos una mano coge mi hombro. ¿Cómo me ha alcanzado?La verdad es que eso en este momento es lo que menos me preocupa.

-Hola, Laura.

-¿Qué quieres, Merche?- Digo de la manera más borde que sale de mí.

-Solo quería saber como estás.

-¿Te refieres después de estrellarme contra la pared y haberme pegado?Pues muy bien. Y, ¿para qué preguntas si ambas sabemos que no te importo?- Me costaba aguantar que la voz no sonara nerviosa. Pero al final de las frases me temblaba. Temía lo que Merche pudiera hacerme.

-He estado hablando con Nerea. Me ha hecho concienciarme de la situación.A ver Laura, voy a dejar de meterme contigo. Antes, como creo que sabes, era la gorda de la clase, y los insultos que me decían me dolían.

-¿Entonces por qué te metes conmigo? Si odiabas que te insultasen, ¿porque eres ahora la mala de la película?

-Pues porque estoy muy jodida por dentro. Necesitaba vengarme de todo.

-Pero yo nunca te dije nada- Una lágrima me resbalaba por la mejilla.

-Por eso estoy tan arrepentida.

De repente se me lanza a los brazos mientras llora y se desahoga. Al parecer tiene su corazón. Pero no. No es suficiente para que la perdona después de todo.

-Merche suéltame. No voy a perdonarte.

-Por favor, haré lo que quieras. No debí de comportarme así.

Así de intensa habrá sido la charla que le ha dado Nerea para transformarse de un perro rabioso a una niña que incluso me parece adorable.

-No, Merche. Lo siento. Te has pasado diez pueblos conmigo. Me ha sinsultado, pegado, humillado.

-Por favor, déjame demostrarte que puedo cambiar. Que todo puede cambiar.

¿Qué hago? Si la perdono puede que luego se comporte como siempre, que es lo más probable; pero si no la perdono, es posible que me arrepienta.

-Vale,está bien.

-¡Gracias,gracias! Para que veas que me tomo esto en serio, esta tarde se etrena Bajo la misma estrella, y quiero invitarte. ¿Vendrás?Por favor, yo te invito.

-Vale.A las cinco en el instituto, ¿no?- No me fiaba de Laura, pero en algún momento tendría que dar un paso hacia adelante.

-Sí,a esa hora será perfecto.



Tras llegar a su casa después de a conversación con Merche.

¿Qué le habrá dicho Nerea? Realmente me lo pregunto. Su capacidad de convicción es increíble. No hacía ni tres horas que me había peleado con Merche y ahora me había invitado al cine. Estas cosas es que, sinceramente, no me entran en la cabeza.

Enciende su ordenador y pone el Spotify. Suena Olvidarte, de Felipe Santos.

Yes que lo que duele no es que te hayas ido.
Más que no tenerte me duele tu olvido.
Que sepas que te quiero.
Es lo único que pido.

Joder,todo iba bien. ¿Por qué tiene que sonar esa canción? Recuerdos y recuerdos afloran en su mente como una tempestad.



-No sé como empezar a decirte esto Laura. Es más duro de lo que pensaba.

-Dani, me estás asustando cielo. ¿Qué pasa?

-Yo...

Mis ojos se cristalizan y no puedo seguir mirándolo a la cara.

-¿Me vas a dejar, verdad?

Nos encontrábamos sentados en un banco. Es un día de frío y viento. De pasear cogidos de la mano. Y en vez de eso, Dani me estaba dejando.

Le cojo las manos y me las llevo a mis mofletes mojados por las lágrimas.

-Losiento Laura. Es lo mejor para ti y para mí. No sabía como explicartelo, pero tengo que serte sincero.

-¿Que ha pasado que no me hayas contado? ¿Tan importante era como para haberme dejado?

-Ya no siento lo mismo que le primer día. Recuerdo la primera vez que te vi. Llevabas aquel disfraz de zombie que me gusta tanto. Para entonces, me enamoré de ti. De golpe, sin un cómo ni por qué. Pero ahora siento que todo ha cambiado. No eres tú, te lo prometo, Laura. Pero no puedo seguir fingiendo que te quiero como el primer día.

Exploto en un berrinche y salgo corriendo. Aun tengo la música en el móvil encendida. Suena Olvidarte, de Felipe Santos.



Me tumbo en la cama mirando hacia el techo. Me inclino y apoyo la cara sobre la almohada. No puedo parar de llorar. Cada vez la sensación de vacío es mayor. He llegado a mi límite.

Me levanto y me dirijo al baño. Abro un cajón y de él saco una cajita pequeña y negra. Entonces regreso a mi habitación. Me siento sobre las sábanas mientras abro la cajita saco una cuchilla.

Levanto la manga de mi camiseta dejando al descubierto un sinfín de costras y cicatrices. Es en ese momento cuando deslizo la cuchilla sobre mi muñeca con fuerza. Una vez. Otra más. Otra más. La sangre cae sobre la caja.

Una sensación relajante invade mi cuerpo a cada corte que hago. Cuando estoy totalmente tranquila cierro la caja tras limpiarme con un pañuelo.

Me levanto y dejo la caja en su sitio. Tiro el pañuelo al váter y vuelvo a taparme las heridas, que aun sangran, con una bandana.

Me acuesto nuevamente en mi cama y caigo en un profundo sueño, del que deseo no despertar jamás.




¿Puedo ser tu príncipe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora