Capítulo 10 Laura

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Ahora todo va a cambiar. O al menos eso espero. Puede que Merche haya cambiado, pero no sé, algo me da mala espina. Debería de dar la vuelta y salir de allí, pero mi orgullo está por encima de una niñata que solo intenta amargarme.

Ya son las 16:45. No aparecerá. Tiene que hacerlo. Una suave brisa me destapa el pelo del flequillo. Me giro para colocármelo bien sin molestia del viento. Y la veo.

Va muy arreglada. Unos vaqueros negros muy ceñidos. Una camiseta, al parecer nueva, de la colección de otoño. También me he fijado en lo maquillada que va. Unos labios muy rojos, coloretes, sombra de ojos, pestañas postizas, eyeliner negro, pelo ondulado y...no me creo que se haya teñido.

-Vaya Merche, que guapa estás. ¿Te has arreglado así para ir al cine?

-Jaja, sí.

-Pues tengo ganas de verte en una boda. No me hago a la idea de qué te pondrías.

-Mi objetivo sería ir más guapa que la novia. Eso ni lo dudes.

-No lo dudaba...

-No me puedo creer aun que por fin vayamos a ver Bajo la misma Estrella. Llevo meses esperando para verla. Espero que no me defraude.

Merche ya empezaba a sonar paranoica. Llevamos todo el camino hablando de lo mismo. Si yo pensaba que tenía una obsesión con ese libro, ella la tenía aun más que nadie. Que por otro lado no lo entiendo: es una niña que es, por así decirlo fresca, que no cree en el amor sincero, no es ni romántica ni sentimental, pero aun así su libro favorito es sobre amor adolescente contra una enfermedad prácticamente mortal. Es una paradoja se mire por donde se mire.

-Laura, venga un último sprint, casi hemos llegado. Ya veo el Serrallo desde aquí.

-Es verdad. ¡Por fin!- Se me estaba haciendo eterno el camino con ella a mi lado, aunque no se lo dije. Obvio.

Comenzamos a acelerar un poco. Si mis cálculos no fallan, estaremos en cinco minutos.

-Las 16:50. Fíjate Laura, hasta nos ha sobrado tiempo para comprar palomitas y hasta para sentarnos a tomar un café relajaditas. Venga anda, vamos a minorizar el paso.

La mato. Para eso me hace ir casi corriendo durante este rato.

-Pero Merche, ya te dije antes que solo me he traído dinero para la entrada. Para mí, las palomitas son un capricho.

-Mírame Laura, ¿te parezco una chica con carencias económicas?

-Mmm, pues no mucho.- Pero se puede saber a qué ha venido esa pregunta.

-¿Y eso que quiere decir?

-¿Que tienes dinero para pagarte las palomitas?

-Casi. Eso significa que tengo dinero para pagarme las palomitas y la bebida, de las dos. Y ni se te ocurra sacar el tema de la entrada, porque te la voy a pagar yo.

-Pero Merche, es mucho dine...

-No insistas.-Me cortó la palabra- si te voy a invitar al cine, eso incluye un pack completo. Venga, si puedo permitírmelo.

-¿Por qué haces esto?

-¿Hacer el qué? ¿Invitarte al cine?

-Sabes perfectamente que no me refiero a eso. Esta mañana me diste un bofetón en los vestuarios y me dices que me pegarás. Y pocas horas después me invitas al cine como símbolo de reconciliación. No te ofendas, pero hay algo que no me cuadra.

-Mira Laura, si hago esto es porque me he dado cuenta de que desde el primer momento fuiste una chica muy especial. Siempre te vi como la típica empollona. Pero tras la charla que me ha dado Nerea, he comprendido que eres más especial de lo que yo pensaba que eras. Quiero que seamos amigas, e invitarte al cine es una pequeña muestra de afecto que he querido tener.

-Esto...yo...Me has dejado sin palabras. Yo pensaba que serías mi enemiga para siempre, pero como tú dices, eres distinta a como creía que eras. Eres...

No me dio tiempo a acabar la frase. ¿Por qué razón? Merche acababa de besarme.


¿Puedo ser tu príncipe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora