Luego de una charla con el trío de locos ya estaba en el salón de clases de teatro, si me aficie del cine y todo eso quiero ser reconocida por todo el mundo como la mejor actriz del mundo... Qué? Que otra vez volvió mi drama?... No creo, bueno si volvió y qué?.
-Tarada- oigo que me dicen, Cuando me dispongo a mirar al idiota o la idiota que me dijo tara... -No puede ser-digo a modo de fastidio y con la rutina de rodar los ojo.
- Creí que me seguiste pero, recuerdo que la que arrancó fuiste tu y ps aquí estoy - Me dice con una sonrisa el idiota del semáforo, arqueo una ceja al oír lo que dice el experimento fallido.
- A lo mejor crees que eso me importa - Agarro mis audífonos y lo conecto a mi celular dándole rápidamente play a la canción de cardi b, money. No han pasado ni 15 segundos cuando siento que de un jalón me quitan los audífonos.
-Qué te pasa pedazo de idiota? - pregunto ya fastidiada por su presencia.
-Necesito que me prestes atención - Me dice éste y veo como se le asoma una sonrisa por la comisura de sus labios.
- Quién te crees para yo darte mi preciosa atención. déjame en paz y largate - dije viroteando los ojos.
- Uy pero tampoco es para que me hables así eh - dice él.
Veo cuando uno de mis amigos pasan por mi lado y me da una mirada un poco rara, ya que no pude descifrar que me quería decir con su mirada. Le hago señas para que venga hacia mi.
Su expresión reflejaba incomodidad al acercase a mi, sus ojos cafés pasaron de el idiota a mi con miradas que cortarian, si fuera posible que las miradas feas hicieran eso.
-Qué pasa? - me pregunta este al llegar hacia dónde estaba yo.
-Me podrías decir qué te pasa, por qué diablos me miras así... Raro- traté de explicarme lo mejor posible ya que de verdad no pude descifrar su mirada.
-No me pasa nada Ann- me dice él con el tono bajo casi no lo escuche al decirme esto.
–Seguro?– insisto en saber, al insistir este me mira y baja la mirada.
No pasa casi nada cuando siento que me rodean unos brazos al rededor de mi cintura y mi blusa se empapa de agua o más bien lágrimas, le devuelvo el abrazo y le doy suaves palmaditas para que se calme.
–La perdí Ann– susurra este
–A quién? – pregunté en tono bajo
–Mi madre, la perdí– me aprieta más hacia él y solloza un poco más.
Al oir esto lo abrazo más fuerte y susurro pequeñas palabras de fortaleza.