Prólogo

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Múnich, Alemania noviembre de 1888

La reina Isabel  se encontraba en el carruaje del duque en Baviera, su padre, se dirigía a la casa en donde pasó gran parte de su infancia y adolescencia, su padre se encontraba un tanto nervioso después de leer y releer la carta que al subir se la había sido entregada por el cochero.

—Querida hija, quiero que sigas las órdenes que te diré a continuación sin ningún tipo de reproche—ha mencionado el duque con una expresión un tanto nerviosa .

—Claro padre, ¿de que se trata?

—Si no escapó esta noche, me mataran, no hables— ha mencionado el duque en el momento que la reina  ha querido decir algo —me ire de Alemania, viajare a Mónaco, necesito que mantengas a tu madre contigo, al llegar a la villa yo me iré, necesito que vayas a mi despacho y tomes una caja de madera con incrustaciones de plata, esta les servirá mucho.

—Pero padre, mi madre— el duque ha alzado una mano por el aire restándole importancia

—Tu madre ya lo sabe, ella estuvo presente cuando el lo dijo.

—El, pero ¿quien es el padre?

—Dominick Wittman.

En el momento en que ese nombre fue dicho, se escuchó un gran estruendo en el techo del carruaje, seguido de un golpe seco producido por algo pesado al caer.

—¿Cochero, que ha sido ese alboroto?

El cochero pareció no inmutarse ante el grito de el duque, puesto que no respondió, ante este el duque algo indignado abrió un poco la ventana y se encontró con la sonrisa ladina de la persona que lo atormentaba, al intentar cerrar la ventana del carruaje el chico abrió la puerta y en un ágil movimiento logró internarse en el carruaje.

—¡¿Quién sois?!— ha gritado un tanto exaltada la reina.

—Y eso, ¿en que te concierne a ti?— respondió el chico mientras  sonreía ladinamente.

—No  juguéis conmigo, soy la emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría.

—También, doña, es usted una persona badulaque e insolente.

—Hija, calla— ha dicho el duque un tanto disgustado por la insolencia de su hija.

—Eso, Isabel calla, hazte un favor y sal del carruaje, no querrás que Alemania pierda a su emperatriz y Hungría a su reina, despídete de tu padre también, será la última vez que lo veas con vida— dijo el chico mientras en su mirada se percibe un atisbo de diversión pero mantenía su cara inexpresiva.

Isabel observó a su padre mientras sus pupilas se inundaban de agua, en sus 51 años de edad jamas penso en presenciar una escena de este tipo, decidió acercarse a la puerta del carruaje aún en movimiento mientras este era conducido por un peón de ese sanguinario. 

Saltó del carruaje y al momento en que su cabez tocó el frío suelo de tierra todo a su alrededor se tornó oscuro, lo último que escuchó, fue el grito de su padre antes de su eminente muerte.

Al día siguiente el 16 de Noviembre de 1888, Isabel Amalia Eugenia Duquesa en Baviera fue encontrada por unos campesinos vagando por el camino a 45 minutos de la villa de Baviera, el cuerpo de Maximiliano José de Wittelsbach Duque en Baviera fue encontrado a unos cuantos kilómetros de donde estaba su hija, fue encontrado muerto y desangrado sin muestra de maltrato o golpes, la duquesa no dijo nada de lo que pasó esa noche, decía no recordarlo, pero su madre Ludovica de Wittelsbach Duquesa en Baviera creía saber lo que la atormentaba, y el cómo había muerto su marido, la Duquesa mencionaba constantemente a sus damas de compañía que su hija actuaba raro y según su marido, Francisco José, siempre se despertaba a horas de la madrugada preocupada.

A varios kilómetros de la reina en Kent Reino Unido se encontraba el, el conde Wittman, manteniendo una sonrisa ladina por lo que sucedió unas semanas atrás, ese duque no podía quedarse inmune después de matar a su amada, y dejar que el  observara todo esto para que cargara con  el sentimiento de culpa por la eternidad y  después orillarlo a huir de Kinloch junto a su familia, pues todo el pueblo supo que él y su familia eran seres de la oscuridad, ya era uno menos de su larga lista de enemigos,ahora iría a por ese tipo, que se decía su amigo, El duque Sarmiento. 

Oscuridad en todas partes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora