Tijuana, Baja California, Martes 29 de Octubre
Me he despertado por el ruido de ollas cayéndose, seguramente mi padre ha venido más temprano de lo que había dicho, y mi madre ha tenido que hacer su desayuno.
Intentando no tropezar con la maraña de cobijas y frazadas de la cama he llegado a la puerta de mi habitación para después dirigirme al lugar en donde estaba mi progenitora.
—Buenos días— ha dicho mi madre cuando crucé el umbral de la puerta.
—Buenos días ma— dije mientras tomaba un vaso para después vaciar su contenido en mi garganta, bien, esta vez era jugo de naranja, la última vez era agua con sal, y sabía horriblemente mal.
Tengo esa mala costumbre de venir con sed, ver un vaso con un liquido dentro y tomar su contenido sin saber antes que es, muchas veces me he llevado sorpresas desagradables, recuerdo que cuando era niña mi madre siempre me reprendía por eso, hasta que mi abuelita le dijo que ella hacía lo mismo y dejo de reprenderme tan seguido.
Mi madre ha ladeado su cabeza hacia un lado repitiendo el proceso dos veces, he volteado a esa dirección para encontrarme con que mi padre ya estaba en la casa, se supone que llegaría las 8:40 a.m y son las 7 y pico, bien mi madre se iría a Sinaloa con mi abuela a las 9, no era necesario venir con tanta anticipación si solo vendría por mí para llevarme a su casa.
He soltado un suspiro nada disimulado pero que, por obra de algún dios misterioso del cual agradezco su existencia, mi padre no ha escuchado.
—Buenos días papi— le he dicho.
—Buenos días princesa —ha dicho esto para acto seguido venir y estampar un beso mi mejilla.
—Mona me hablo— ha dicho mi madre cuando me senté en la mesa.
—¿Qué quería?
—Me ha dado una noticia— bien estaba claro— que después te comunicara a ti— no, no me lo dirá.
Martes, 8:33 A.M
He salido del coche para despedir como es debido a mi mami (por que #MAMITIS), no la vería dentro de una semana
—Entra al auto— ha dicho mi padre después de despedir a mi mama, y como no, encargarle cosas que no pagará.
—¿Por qué?.
—Traes un disfraz encima— ha dicho con una expresión un tanto rara al ver mi mameluco de minion— y tu madre ya entrara al aeropuerto.
—Vale.
Si dile a mi hermoso bebe que me costo mis ahorritos disfraz, no hay problema papa, ningún problema, pero yo dormiría con un ojo abierto si fuera tu.
—¿En que tanto piensas?
—En la llegada de mi hermanito papi.
—Esta bien, ya faltan dos semanas para su regreso.
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Oscuridad en todas partes.
VampireAlexandra quiere descubrir el secreto que guarda celosamente el chico rubio de sonrisa sarcástica y ojos inexpresivos de su nuevo instituto, además de descubrir el motivo por el cual se preocupa por ella, pero, ¿Es eso lo que necesita? ¿O realmente...