El final de una historia, es el comienzo de una nueva.

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No importa dónde estemos, en cualquier parte del universo lo más importante es conocer cuánto de ti mismo puedes sacrificar por los demás...

El final de una historia, es el comienzo de una nueva

Salí con la certeza de que volvería, había hecho una promesa y nunca me atrevería a romperla; sólo esperaba que Kyungsoo se mantuviera a salvo hasta que yo regresara. Había llegado la hora de enfrentar la realidad.

Mi cabello aún continuaba húmedo a causa del agua turbia de ese arroyo, y hace tiempo ya que no llevaba el casco puesto. La brisa comenzó a arrasar con más fuerza y sus helados cantos me enfriaron la conciencia. Ya nada era fácil, esto, sobrepasaba cualquiera de mis habilidades. Sabía que era algo con lo que difícilmente podría lidiar pero, aún así, tenía que hacerlo..., era lo único que podía hacer por mi planeta. Lejos de imaginarme cómo terminaría, transitar el presente me importó más que mi futuro, porque en mi espalda llevaba a cuestas mi hogar, y ahora, también la vida de Kyungsoo.

Partí, como una experta en ocultismo. Estaba obligada a ser sumamente cautelosa, porque por más incómodo que me resultara, ahora era sólo yo contra todos esos aliens. Exo me había declarado su enemiga, y los B.Buster, aunque no hacían nada en mi contra, aún no eran seres de quienes pudiera fiarme. Entonces, ¿por dónde empezar?, si las inquietudes presentes no eran enteramente saciadas con lo poco, pero incriminatorio, que reveló ese alien acerca de mis ahora contrincantes. Había algo más, y yo necesitaba esclarecerme.

Odié profundamente a mi intuición. De veras la detesté..., pero no era capaz de ignorarla, porque sabía que ella comprendía mejor que yo misma que esa era la única salida. Me amarré el cabello y con el peso que acontece la búsqueda de la verdad, pensé en ese B. Buster: el que me convertía, irremediablemente, en víctima de un desahucio oscuro y tenebroso, y contribuía con excelentes resultados a la temporal pérdida de mis sentidos racionales. Ese misterioso alien, que me prometió la libertad y protección que necesitaba, era ahora a quien debía hallar. Zico, era la única persona que podía brindarme respuestas.

Pero primero, debía prepararme para la guerra, y en mi estado: desarmada, no daba -precisamente- la imagen de miedo que necesitaba causar en un lugar como ese. Seguí el camino de los robustos árboles arcaicos. Costeé el río, hasta que por fin di con el bosque Nalina. Procuré no llamar la atención, y me cubrí con la ayuda de las plantas cada que una explosión alertaba de una cercana riña. Aproveché la energía del traje de BBC y decidí correr. De a poco, me iba aproximando a la zona de guerra. Las hojas y el polvo del suelo se elevaban en vuelo tras mi paso y caían con sencillez cuando me frenaba detrás de algún árbol. Esta vez, no hubo raíz gigante dónde ocultarse. Ante mis ojos, los dos mirándonos con tensión y las hojas danzando a nuestros alrededores, un B. Buster. No hacía nada, sólo estaba ahí, quieto. Pero si no atacaba y tampoco se acercaba a saludar, eso sólo podía significar que sabía que no era un Exo, pero también sabía que no me asemejaba en nada a un aliado. La tensión en mi visión y en la suya se mantenía intacta. No podía saber lo que él pensaba, pero yo esperaba que hiciera el primer movimiento, porque ya no me atrevía a dañar a nadie; al menos no hasta que entendiera un poco más de ese lío. Algo detrás del incógnito se llevó mi atención. Demonios.

─ ¡Hazte a un lado! ─Advertí, saltando hacia un costado.

Esa granada reventó. La pólvora ennegreció mi piel y el estruendo aturdió mis oídos. Caí boca abajo y mis ojos no se despegaron de un punto fijo al cual no prestaba absoluta atención, mientras todo a mi alrededor eran explosiones que no hacían ruido y un chillido me penetraba desde el oído hasta el cerebro. La vi caer ante mis ojos: una nueva granada explotaría, y lo haría conmigo allí. Un jalón a mi brazo me despegó del suelo, y abrazándome de la cintura, alguien me sacó de allí. Por un momento, todo fue oscuro, pero luego veía la tenue luz de un laboratorio. Me recostó sobre una camilla y giró mi mentón para que lo viera. Sus labios estaban hablándome, pero aún seguía sin oír más que ese chillido.

Con un disparo (Exo-Block B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora