Amarte y nunca poder estar a tu lado, así lo decidió el cruel destino, siempre jugado al azar con nuestras vidas.
Mirarte a esos ojos color
verde esmeralda, que reflejan la belleza, la inocencia, la pureza de tu ser. Esa tierna y brillante sonrisa, que al verte me hizo actuar como idiota, dejándome siempre sin palabras, cada vez que intentaba acercarme a ti, un ángel tímido con rizos dorados.