Capítulo I

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Sin importar la distancia que los alejaba ella podía reconocer esa silueta, no interesaba el tiempo que hubiese pasado, reconocía esos ojos rojos, era su sharingan, no tenía duda, era Sasuke. Intento llamarle pero su voz no salía, había tanto que quería decirle y sin embargo no lograba encajar las palabras para crear aunque fuese una sola frase. Era frustrante, se sentía asfixiada, necesitaba gritar pero sentía que algo la oprimía, miro al frente y ya no estaba allí, fue consciente del momento en que sus ojos estuvieron frente a ella y su puño atravesaba su corazón. Abrió los ojos de inmediato; nuevamente esta pesadilla, llevaba ya algún tiempo soñando lo mismo. No encontraba lógica a su sueño y sin embargo este se repetía constantemente.

La ventana estaba abierta y las bajas de temperatura deberían hacer que estuviera congelándose, sin embargo, el cuerpo a su lado la mantenía caliente. Abrazándola tan fuertemente que casi se sentía como si le estuviese cortando la respiración. Así eran sus noches junto a él y no podía considerarse más afortunada, Sabaku no Gaara se había convertido en el guardián de sus sueños y el dueño innegable de su amor. Él había traído a su vida esa felicidad que le había sido negada, la había ayudado a sanar. Le debía tanto y aun así ella estaba soñando con Sasuke. Que carajos le pasaba. Intento soltarse del amarre que Gaara ejercía, lentamente corrió su brazo, tenía claro que no quería despertarle, era muy poco lo que él descansaba, sus obligaciones como Kazekage lo mantenían hasta altas horas de la noche, habían días que pasaba sin comer o dormir. Logro ponerse de pie y fue directamente al balcón, desde allí gozaba una de vista fantástica del cielo y de la aldea. Ser la novia del Kazekage tenía sus beneficios. Luego aprendería de sus desventajas.

Con sus codos apoyados en el balcón miraba al cielo recordando la primera vez que había venido a Sunagakure, en ese momento sus conocimientos como ninja medico eran necesarios y la vida de un ninja de la arena dependía de ellos. No imaginaba que tiempo después ese ninja sería parte de su familia. Como habían cambiado las cosas, ella que siempre soñó con pertenecer a la familia Uchiha. Giro para verle y allí estaba, parecía completamente indefenso y se notaba agotado. No pudo evitar recordar la primera vez que lo vio. En ese entonces ella era solo una mocosa ilusa, él un despiadado que disfrutaba de las matanzas. Había intentado destruir su hogar, había atacado a sus amigos, le había atacado a ella misma y aun así en ese momento ella solo pensaba en proteger a Sasuke, no le interesaba nada más. Lo dicho, solo era una mocosa ilusa. Se encontraba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando él despertó.

Gaara sintió el momento exacto en el que ella abandono la cama. Sintió el vacío que esta dejaba, abrió los ojos y la vio caminar hacia el balcón, realmente era hermosa, su piel blanca y nívea, sus largos cabellos rosa, sus piernas esbeltas, su trasero contorneado, su cintura definida y su vientre plano, sus senos hechos a la medida exacta de sus manos, pero lo que más le gustaba de su mujer eran sus ojos jade. Esos ojos hechizantes. Se quedó por largo rato viéndola, era como un sueño esa mujer parada en el balcón de su habitación, vistiendo nada más que la camisa que él había usado durante su ajetreado día, con sus cabellos sueltos; no aguantaba más necesitaba sentirla de nuevo, sin importar que pocas horas antes la hubiese hecho suya. La necesitaba de nuevo.

Se acercó a ella, pasando sus manos por su cintura y colocando su cabeza en el hombro de ella, sintiendo la sorpresa de esta, realmente estaba sumida en sus pensamientos si no había notado que este se había parado de la cama.

- Te he despertado, lo siento. –Dijo Sakura colocando sus manos sobre el amarre que este ejercida a su cuerpo.

- No pasa nada, he tenido una excelente vista. –Dijo Gaara besando su hombro. – ¿En qué piensas? –Le intrigaba saberlo, no era la primera noche que la sentía fuera de la cama en las madrugadas, había pasado antes y sabía que algo le estaba inquietando. Esta se tensó un poco ante la pregunta, mas sin embargo decidió responder.

Flor del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora