¿Mudanza?

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Querido Diario:
Hoy me he levantado por la mañana, gracias a que mi madre quería salir a comprar. Eran más o menos las diez y media de la mañana, hora bastante normal para levantarme, aunque no tanto para ir a comprar, supuse que sería porque solía tardar en prepararme...
Cuando fui a la cocina, me esperaba el desayuno. Era una pequeña torre de tortitas, unas cuatro en total, entre cada piso, había una fina capa de mermelada de arándanos, encima de la última tortita, había un poco de nata con un arándano encima, a los lados estaban los cubiertos, y el vaso de cristal contenía un zumo de arándanos. Este postre me pareció algo raro, a mamá le costaba hacerlo, y por eso solo lo hacía para ocasiones especiales, sobre todo para mis cumpleaños, puesto que me hacía mucha ilusión, además de que los arándanos eran mi fruta favorita. Solamente comencé a comerla, manchándome un poco la cara, pero no demasiado. Después de hacer esto, como la chica responsable que era, recogí mis cosas, después de lavarlas superficialmente con agua, las metí en el lavavajillas, y por último, fui al baño a asearme. Después de lavarme las manos, los dientes y la cara, fui a mi habitación, donde me cambié, más tarde, volví al baño y me cepillé el pelo, además de ponerme mi colonia favorita, era de una marca especial, que había dejado de vender en la ciudad, ya que ya no era rentable, por lo menos eso me dijo mi madre; tenía un olor dulzón y fresco, algo parecido a cuando vas a un río, con algunos arbustos, con frutos silvestres, por ejemplo arándanos, por lo menos, a mi, me parece que tenía ese olor. En cuanto me puse los zapatos, mi madre corrió al baño en el que estaba y me cogió del brazo, para "arrastrarme" hasta la puerta.
-Deberías haberte dado más prisa Luna... -Me dijo algo molesta. Parecía como si tuviera prisas, parecía algo asustada a la vez, pero su tono era firme y severo. Su expresión no tenía nada que ver con su tono de voz, era agradable y dulce, no como yo... Que siempre tenía una especie de flequillo en el ojo izquierdo, tapándolo, daba un poco de miedo, o eso me decían algunos compañeros de la escuela para fastidiarme, aunque a mí, en vez de molestarme, me gustaban, me sentía poderosa, sentía que los intimidaba de alguna forma, algo bastante extraño si lo piensas bien.-
-¿Por qué las prisas..? Por cierto, no he encontrado a Sprinkles, cuando desperté no estaba en la cama -Dije tranquila... Sprinkles era mi peluche de la infancia, me lo regaló mi padre de pequeña; era un conejito negro, con unas largas y finas orejas hacia arriba y unos ojos bastante grandes y brillantes, estos eran violetas, sus patitas eran bastante pequeñas y lindas, y su tripita era un poco más clara que el resto del cuerpo... Lo llamaba así porque tenía una especie de chispas en su cabeza como si fuera glaseado, y un poco en las puntas de las orejas, que me hacían recordar a las chispas, y ya que Chispas no es un buen nombre, preferí cambiarlo a otro idioma, utilizando el inglés.-
-Lo he guardado en el coche, dije que nos íbamos de compras, pero también de vacaciones -Lo dijo seria, mientras abría la puerta. En ese momento llevaba una camisa negra con una frase corta en blanco en el centro, junto con una chaqueta abierta vaquera y unos vaqueros grises, también llevaba un bonito bolso pequeño con una correa hecha con cadenas doradas.-
-¿Vacaciones..? -En ese momento podría haberme puesto feliz, casi nunca viajábamos, y nunca habíamos salido del país ni para verano, pero el problema era que no estábamos en vacaciones, era domingo y al día siguiente tenía clase, no podía faltar.- Pero mañana tengo escuela...
A ella no le importó... Mientras hablaba, ella apretó el botón del ascensor, y cuando terminé, ya me había metido a este en un parpadeo. No hablamos más, ella no me respondió, y parecía algo estresada, por lo que para no enfadarla, decidí no hablar, por lo que me hundí en los pensamientos.
Pensé en por qué mamá querría irse de vacaciones en ese momento, y por qué tenía tantas prisas... También en por qué podría estar asustada y estresada, a la vez que molesta. Me hice muchas películas en la cabeza, cuando, mientras mamá arrancaba el coche, de la nada, un detalle llegó a mi mente, como un click... ¿Dónde estaba papá? Miré a mi alrededor, ya estábamos saliendo de la calle, hacia la que salía de la ciudad, en el coche habían algunas bolsas, y las maletas sonaban en el pequeño maletero de nuestro coche. Decidí mantenerme callada, pero eso fue lo peor que podría haber hecho (creo) porque por tanto aburrimiento, me quedé dormida.
En mi sueño, se presentó una idea que tuve en el instante en el que me quedé dormida, era muy real, como si fuera una película en 3D... Era la representación gráfica de lo que podría haber pasado... Te lo explicaré.
Mi padre se encontraba durmiendo tranquilamente, en la cama de matrimonio de la habitación de mis padres, el resto de la habitación era negra, como si se tratase del vacío y no hubiera nada más... Y mi madre, estaba levantada, con guantes, mirando a mi padre, de la nada, mi madre cogió un cuchillo y lo clavó en el pecho de mi padre, en la zona del corazón; después de eso, mi madre me miró, y comenzó a llamarme. Me desperté, viendo cómo mi madre estaba esperando a que me levantara, fuera del coche y con las maletas listas. Había estado durmiendo todo el trayecto, y ya habíamos llegado a nuestro destino. El lugar era algo extraño, la gente de las calles era algo extraña, y al charlar entre ellos utilizaban un acento extraño, como si estuviéramos en otro país, mi madre, me sonrió, parecía más tranquila, como si cuando estaba dormida, hubiera pasado algo y se hubiera deshecho de un peso enorme que llevaba encima.
-¿Dónde... estamos? -Dije algo adormilada.-
-En Argentina, Euquenia. -Dijo tranquilamente como si fuera completamente normal viajar a otro país un domingo por la mañana, así de la nada- He alquilado una habitación en este hotel, nos quedaremos esta noche y luego iremos a una casa rural. No hagas más preguntas, estoy cansada de haber conducido tanto, y estoy hambrienta. Dejaremos las cosas en la habitación y nos iremos a comer algo.
-¿De acuerdo? -Dije aún pensando en el terrorífico sueño que había tenido.

Diario De Una MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora