Mejor amiga♡

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Querido diario:
Hoy, me he levantado algo preocupada y pensativa. No había soñado nada interesante, eso significaba que no estaba preocupada por mi sueño, estaba preocupada por lo que podría pasar…
Después de quedarme con los ojos abiertos mirando al techo durante un par de segundos, miré a la cama de mi derecha, esperando encontrar a mi madre durmiendo, pero no fue así, me encontré con la cama deshecha, eso me preocupó aún más, por lo que decidí reincorporarme, y, después, girarme para levantarme e ir a la parte de cocina a prepararme un desayuno, esperando que mi madre estuviera desayunando, quería pensar que estaba en casa, y que no se había levantado pronto para ir a preparar el juicio o algo así.
Cuando llegué a la parte de cocinar, me encontré con dos desayunos en la mesa, exactamente había una taza con café con leche, un vaso de agua, y dos torres de tortitas, cada una de 3 tortitas, pero sin nada más que las tortitas, yo me senté, pensando que pronto mi madre aparecería para comerse su desayuno. En pocos segundos, mientras bebía, el sonido de la cisterna del váter sonó, y la puerta del baño se abrió, gire mi cabeza y allí estaba mi esperada madre. Se sentó en seguida y comenzó a beber de su café, tranquila como si nada hubiera pasado, me quedé algo confundida, pero creí que lo mejor sería no pensar en lo del divorcio de mis padres y comenzar a desayunar, dejé el vaso en la mesa y comencé a comer de las tortitas, estaban bastante dulces, me gustaron, después, mi madre recogió la mesa y decidí hablar.
-Mamá… -Dije esperando una respuesta.-
-¿Sí mi amor? -Me respondió con dulzura.-
-¿Papá y tú os vais a divorciar? -Fui demasiado directa, o por lo menos eso pareció, puesto que ella se quedó callada y quieta, como si hubiera dicho algo impactante.-
Después de unos segundos de completo silencio, dejó de lavar, endereció su espalda, para girar su cabeza y poder mirarme y me respondió tranquila, sonriente.
-No pienses demasiado en eso, aún debemos hablarlo tu padre y yo… -Intentó hacer como si no pasara nada, como si hubiera una mínima posibilidad de arreglar su matrimonio- Pero si nos divorciamos, no pasa nada, ya que seguiremos siendo una familia.-
-Vale… ¿Y vamos a ir ahora a la casa rural?-
-Sí, he preparado todo, las cosas ya están en el coche.-
Me levanté aburrida y fui al baño, cuando salí, me estaba esperando para irnos a la recepción. Bajamos por el rápido ascensor y fuimos a la gran mesa blanca de la recepción, dejamos la llave y nos fuimos, subimos al coche y nos mantuvimos en silencio, pronto llegamos a una bonita casa de dos pisos.
La casa era muy mona, los ladrillos eran de una especie de gris y las esquinas eran de un blanco algo manchado. La puerta era de un marrón bastante claro, parecía de madera de abedul, mientras que el felpudo era blanco y con letras negras diciendo “Bienvenido”. Entramos y mi madre comenzó a sacar la ropa de las maletas y colocarla en las perchas, yo fui sacando los objetos de las bolsas y algo de comida en el frigorífico. El suelo era todo de una especie de madera gris, pero seguramente era porcelánico (mi madre me habló alguna vez del suelo de la casa de mis abuelos, era parecido al de la casa rural). Los muebles eran casi todos blancos, solo que algunos como las sillas eran negros. Teníamos un horno, microondas, frigorífico y un congelador, también teníamos vitrocerámica. Husmeé un poco y me encontré con muchos cubiertos, ollas y sartenes, habían muchas cosas en la casa, y era cómoda, pero aburrida. Pensé que para desaburrirme, quizás debería ir a la segunda planta a explorar, allí habían habitaciones y baños, todo parecía bastante nuevo para tratarse de una casa rural, pero pensé que no sabía demasiado de casas rurales, y quizás muchas eran así.
Al rato me cansé, y me quedé en mi habitación, era bastante grande comparada con la de nuestro piso, aunque no me gustaba tanto blanco, prefería mil veces el negro al blanco. Me puse a leer un poco de mi libro favorito, y después a jugar con Sprinkles. Después de quizás una hora, salí de mi habitación para ir a la de mi madre, ella estaba con el móvil, mensajeando a alguien, posiblemente a papá… Me acerqué y después comencé a hablarle, esperando que me dejara salir a jugar.
-Mamá~ -Dije dulcemente esperando que así me dejara salir.- ¿Puedo salir a jugar a la calle~?-
-Lo siento cariño, pero hoy no va a poder ser. -Dijo con un tono amable para que no me sentara demasiado mal-
Decidí no quejarme y volver a mi habitación a leer, pero pronto comencé a aburrirme, y bajé al salón, antes había visto una televisión, y seguramente habría algo interesante que ver, me senté tranquila en el sofá y encendí la tele. Al rato, alguien llamó a la puerta, y veloz como un rayo, mi madre salió de su habitación y bajó las escaleras para abrir la puerta, allí estaba papá, parecía más tranquilo que la noche anterior, apagué la tele.
-Hola… -Parecía algo triste, seguramente mi madre le iba a pedir el divorcio y él lo sabía.-
-Bienvenido, pasa, creo que mejor hablamos en mi habitación, está en el segundo piso. -Le respondió con voz serena dirigiéndose a arriba para después echarse a un lado dejando a mi padre pasar.-
Después de que mi padre comenzara a caminar hacia las escaleras, mi madre cerró la puerta y caminó detrás de él, el resto no lo vi, pero supongo que entraron a la habitación y comenzaron a charlar, yo volví a mirar hacia la televisión para volverla a encender y continuar viéndola.
Estaba muy aburrida, así que terminé apagando la televisión y me levanté, caminé hacia as escaleras, y se oían como susurros las voces de mis padres, parecía que tenían para largo, por lo que me acerqué a la puerta, y la abrí lentamente, sin hacer demasiado ruido, cuando ya estaba suficientemente abierta como para poder salir, me paré y miré de nuevo hacia las escaleras, no me habían oído, así que salí tranquila y cerré la puerta. Ya fuera, me puse a pasear por los alrededores, parecía ser un pueblo algo pequeño, y no había mucha gente fuera de las casas, no sabía por qué mi madre no quería que saliera sola, tampoco parecía muy peligroso. Al rato, encontré un pequeño parque, había una niña de mi edad, columpiándose bastante aburrida, me acerqué para poder ser su amiga.
-¡Hola! -Me dijo al percatarse de mi presencia.-
-Holi, ¿cómo te llamas?-
-Marta, ¿y tú? -Parecía bastante alegre, y agradable, poco a poco fue parando de columpiarse para quedar sentada en el columpio, quieta-
-Yo me llamo Luna, ¿quieres ser mi amiga?-
-Claro, ¿cuántos años tienes? -Era algo más bajita que yo, tenía el pelo rubio y unos ojos verdes como los árboles que rodeaban el bosque y decoraban las calles de aquel bonito pueblo, su voz era algo chillona, pero aún así, no me molestaba. Vestía una camiseta de manga corta, esta era azul marino y con una ballena blanca dibujada en el centro, pero no tenía detalles, era simplemente una figura, sus pantalones eran cortos y vaqueros, y grises como el suelo de mi casa.-
-Tengo 10, ¿y tú? -Dije mientras subía al otro columpio para poder sentarme, mirándola en todo momento.-
-Yo también, qué bien, ¿no?-
-Sí, oye, ¿a qué jugamos?-
Hablamos y jugamos durante un largo rato, nos llevábamos bastante bien, y eso me gustó, pero pronto me dijo que, como era tarde, tenía que irse a su casa a comer, entonces noté cómo mi estómago rugía, tenía hambre, nos reímos juntas por ello y después nos despedimos, no la acompañé a su casa, y ella tampoco a la mía, pronto llegué a casa, y por suerte, mi madre seguía hablando con papá. Después de entrar, subí por las escaleras y llamé a la puerta de la habitación en la que estaban, esperando poder decirles que tenía hambre, pero entones salió mi padre, listo para irse, mi madre no dijo nada, solamente bajó a la cocina a preparar la comida, fue algo bastante extraño, supuse que habían acordado divorciarse y por eso estaban así, bajé detrás de mamá, y fui a ver la televisión.

Diario De Una MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora