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Querido domingo:

No es tu culpa, sólo sos un día, todavía no sé si el primero o último, y quizás cuando lo resuelva entienda todo. Mientras tanto, mi corazón va a seguir ahogándose cada vez que llegues.

No estás triste, sos triste, o al menos para mi; aunque quizás sólo quieras ser feliz. Perdón por describirte así, Domingo, no es tu culpa, es mía.

Me gusta humanizarte, aunque sea un rato, para así poder justificar un poco tu capacidad de lastimar. Realmente no sé si es que te odio por hacerme sentir tan insuficiente; o si es que te amo por hacerme sentir tan humana en este mundo tan humanamente inhumano.

Quisiera poder mandarte a la mierda, echarte a los gritos. Pero es absurdo, al cabo de seis días volves; Y además si no lo hicieras, te iría a buscar.
A veces te extraño, porque de los siete sos el mejor en lo que haces. Martes no me sirve para quejarme de existir, y Jueves no está a tu altura. A veces no te extraño, por el mismo motivo.
No te enojes, pero entendeme. Cuando llegas no hay nada que me arregle, no hay abrazo que me cure, no hay persona que me salve. Sos un bajón.

De todas formas, no me dejes, en el fondo te necesito. Todavía no sé si sos el primero o último, si te odio o te amo, o si Jueves algún día va a alcanzarte; pero no me dejes, por favor.
Para despedirme te invito un cigarro, Domingo, quizás (ojalá) vos también tengas a alguien que te haga sentir como vos me haces sentir. Y no te olvides que no es tu culpa, andate a la mierda pero ni se te ocurra dejarme.

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Escritos sin propósitos, pero con sentimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora