Estaría bien comenzar por el principio de la historia, el porque de mi partida:
Año 340 de la Segunda Edad, cabaña al norte de Nortrindale.
Era un día frío, como todos los días aquí en el norte, me levante con sueño y a duras penas conseguí discernir si nevaba o no, mi cuarto esta en lo alto de la cabaña con lo que tengo que tener cuidado de no caer hacia abajo...solo me sucedió dos veces en mi vida,
Mi casa es una cabaña de madera de una planta...pero para tener mas espacio decidí construir una plataforma alta donde se encuentra mi cama...maldito el día que lo pensé.
Como de costumbre salí a dar un paseo por los alrededores, cosa complicada cuando hai medio metro de nieve, aunque a mi no me importa; decidí encaminar mis pasos hacia el pueblo a la casa de Diastor, pues me encanta saber mas sobre todo lo que me rodea y ,si en un futuro puedo transmitir mi sabiduría a otro, tener algo que poder transmitir.
La casa de Diastor es algo extraña, mientras todas son de madera al estilo del norte la de Diastor es de piedra con puertas, ventanas y tejado de madera. Al entrar Diastor me recibe como siempre:
-Buenos días Dariun, ¿que tal amaneciste hoy?- me mira con cara socarrona esperando saber si me caí o no.
-Pues bastante bien gracias, hoy los dioses estaban de mi lado y no me caí- le contesto sabiendo que era lo que el quería saber.
-Y bueno, ¿que tienes pensado para hoy?-
-Pues aun no lo se, supongo que saldré a buscar algo de caza, ya hace falta poco para que se acaben las reservas.
-Tu siempre pensando con el estomago Dariun. Ya que vas a salir ¿podrias acercarte a casa de un amigo mio?-
-No veo porque no, ¿que quieres que le diga?-
-No es decir, es recoger, resulta que este amigo mio viaja a menudo y en su ultimo viaje descubrió cierto libro que quiere que vea, así que si no te es mucha molestia ¿podrias traérmelo cuando regreses?-
-Claro que si amigo-pongo mi mejor sonrisa- ¿Algo más?- Le digo inclinándome en señal de burla
-No nada más gracias Dariun-
Salí de casa de Diastor, rumbo a la mía para recoger mis cosas. Era un día frió como todos, por suerte adoro el frió, es como cuando me enfrento a un lobo de las nieves: tu lo ves a el, el te ve a ti, tu sabes que va a atacar, el ya sabes que lo sabes...en segundos tu corazón se para, analizas la situación y...el lobo esta a tus pies muerto con la garganta rajada por una estocada rápida.
Al llegar a casa recojo mi arco, el carcaj, mi espada y mi daga, un par de trozos de carne seca para el camino y mi petate y salgo de nuevo hacia casa del amigo de Diastor: Bredo Knight...sera extranjero porque ese nombre no suena a muy de aquí...es como muy metálico.