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Los tres chicos le enseñaron a JeongIn las instalaciones más a fondo, le contaron algunas anécdotas sobre el lugar y finalmente fueron a la cafetería para la cena. El lugar era algo pequeño así que los pocos ingresados llenaban la sala, dejando apenas unos lugares vacíos. Tras pasar por la zona donde repartía la comida se sentaron en una mesa en la cual habían dos chicas más hablando en el extremo opuesto, pero no las tomaron muy en cuenta.

—¿Y esto qué es?—preguntó el menor mientras movía la comida con su tenedor, en su rostro de podía ver una expresión de disgusto.

—Es un filete, pero aún no sabemos de qué—contestó JiSung mientras abría su envase de zumo de piña—. Algunos dicen que si acercas mucho el oído te susurra cosas—procedió a tomar su bebida.

Sabía que su estancia iba a ser dura, pero pasar de comer los increíbles platos de su madre a algo con tonalidades grises había un gran paso. No sabía si dar esa comida -si se le podía llamar de alguna forma- tóxica a los internados era legal, ¿a caso sanidad aprobaba eso? Tomó un bocado de aquella sustancia, misteriosamente no tenía ningún sabor, nada. Era cómo si le hubiera dado un bocado a un trozo de papel.

—¿Esta es la comida que sirven aquí siempre?—preguntó el menor con una mueca de desagrado, si eso era así lo más seguro es que acabara desnutrido por no pegar bocado.

ChangBin asintió mientras pinchaba un trozo con el tenedor—Sí, pero te acabas acostumbrando—dio un bocado mientras Yang lo observaba con cierta desaprobación.

—A demás es algo mágico, si te imaginas que es pollo frito incluso parece tener cierto gusto a eso. Sirve con todo tipo de comida—dijo Felix con algo de ilusión, tomó un trozo del filete con su cubierto y se lo mostró sonrientemente—. Por ejemplo, imaginaré que es un filete de ternera—se lo llevó a la boca y comenzó a masticarlo, su expresión se fue apagando hasta que dejó de masticar paulatinamente—. No, olvídalo, sigue siendo una mierda.

—Eh, pero no todo es tan malo, los miércoles cenamos pizza—añadió el más bajo antes de proseguir ingiriendo tranquilamente.

JeongIn dirigió una vez más su mirada al filete que debía comer, su apetito no volvía pese a las palabras motivadoras que le dedicaron aquellos chicos. Dejó el tenedor a un lado y apartó la bandeja, no pensaba probar bocado de lo que fuera eso. Justo en ese instante sintió cómo alguien se situó a sus espaldas, haciéndolo girar levemente para enfrentar al extraño. Tenía cabello castaño peinado hacía un lado, provocando que su frente se viera; ojos oscuros y una sonrisa que elevaba el final de sus comisuras.

—¿Quién es y por qué está en mi sitio?—habló el chico con una suave voz, en su tono no había seriedad alguna y por eso JeongIn no se sintió amenazado.

—Es el pirómano—contestó JiSung quitándole interés al tema.

El castaño se sentó al lado del menor para analizarlo con la mirada, sintió sus profundos orbes observar cada detalle, cómo si intentara no perderse nada.

—Pero no soy un pirómano—protestó harto de ese apodo, le hubiera gustado que lo nombraran con algo más creíble pues al fin y al cabo el incendio no fue causado por algún problema de obsesión.

El otro chico formó una sonrisa que mostraba sus perlados dientes—Pues yo sí lo soy. Lee MinHo, un placer—se presentó revelando aquel dato y JeongIn no sabía si lo podía creer, la posibilidad de que le estuviera mintiendo tenía un porcentaje alto.

—MinHo está aquí por quemar el vecindario de su expareja, toda la hilera de casas—respondió JiSung, pareció ver en la mirada del menor cierta sospecha y aprovechó para aclarárselo pues el protagonista de la conversación comenzó a hablar con ChangBin—. También tiene episodios propios de alguien con piromanía, él ama el fuego. No puede hacer actividades cómo practicas de laboratorio, castigos en la cocina y tal—explicó para después dar un pequeño sorbo a su zumo—. Antes podíamos ir por ahí con mecheros y cerillas; cuando te veían los profesores, depende de quién te descubriese, te lo quitaban o pedían que lo guardaras pues saben que muchos aquí fuman para reducir estrés. Ahora no se puede, te con algo así y los castigos son de dos días seguidos, más aún si te ven dándoselo o enseñándolo cerca de él, ahí no vuelves a ver la luz en tu corta vida—le dedicó una pequeña sonrisa antes de mirar al Lee mayor, este estaba quitándole la comida al más bajito mientras Felix reía.

Yang frunció el ceño, no dejaba de estar en un lugar al que enviaban a jóvenes que habían hecho crímenes para rehabilitarse, pero habían personas con más o menos motivo a estar ahí. Por ejemplo, Lee MinHo no debía de ser un internado del distrito nueve, su caso rozaba lo peligroso por no decir que estaba metido de lleno en algo tan grave cómo era tratar de matar a personas. Seguro no causó ese incendio sólo para hacerlos perder sus hogares.

—Pero...—el pelirrojo vaciló en decir lo que pasaba por su mente o abstenerse a soltar algún comentario que lo perjudicaría—. Este no es su sitio—aclaró las palabras en su mente antes de proseguir—, es decir, él tiene un problema serio que aquí no podrá curar—se tensó ante la mirada de JiSung, pero aquellos amenazantes ojos se cerraron gracias a una gran sonrisa.

—Hay muchos que no deberían estar aquí, ya sea por cosas graves o patrañas. Por ejemplo: hay personas que internan a sus hijos aquí junto a criminales sólo porque no pueden hacerse cargo de ellos, su sexualidad no es bien recibida o para darles disciplina—bajó sus orbes castaños hasta un punto de su comida con lo que parecía ser tristeza en la mirada, JeongIn intuyó que él estaba ahí por algo de lo mencionado y por eso le afligía hablar del tema—. Otros, cómo en el caso de MinHo y tu compañero HyunJin, deberían estar en un correccional para después ir a la cárcel; sin embargo sus padres tienen tanto dinero que sobornar a la justicia se ve demasiado fácil—Yang sabía que las personas con alto nivel adquisitivo poseían favoritismos por parte el lado corrupto de la justicia, pero el punto de resguardar a homicidas en potencia era demasiado. —Aquí se recibe ayuda, algunos profesores se han licenciado en psicología y ejercen el papel de psicólogos para los alumnos más problemáticos o que estén aquí por casos graves. Tú eres uno de ellos al parecer, han atrasado una hora la cita del psicólogo de Felix para ponerte a ti—el pelirrojo frunció el ceño, ¿Felix se consideraba alguien peligroso? No lo conocía bien, pero hasta ese momento no había visto agresividad por parte de él o algo parecido.

Siguieron charlando un poco más hasta que la alarma sonó dando fin a la comida, en ese instante todos se levantaron cómo si fueran autómatas siguiendo una misma orden. De un momento a otro el área común se llenó de internados y policías que patrullaban por la zona, seguramente procurando que todos llegaran a los dormitorios sin desviación alguna. Los demás comenzaron a caminar delante de él, charlando de sus temas personales mientras reían. JeongIn se hubiera unido a ellos si no fuera porque una mano en su hombro lo atrasó, al dirigir la mirada hacia el individuo alcanzó a ver a una chica de baja estatura con el cabello cobrizo y largo; cara redondeada, ojos pequeños y labios ligeramente abultados. Esta lo observaba con una sonrisa mientras abrazaba una carpeta de color azul.

—¿Yang JeongIn?—preguntó con una voz bastante ronca y profunda, no pegaba del todo con su apariencia.

El pelirrojo frunció el ceño tornando su expresión en una de confusión—¿Sí?—al menos no lo llamó pirómano.

—Mi nombre es Im YeoJin, soy la delegada de tu clase—informó haciendo una pequeña reverencia para acto seguido tenderle la carpeta que guardaba entre sus brazos con ambas manos—. He venido para darte los horarios tanto de clase cómo de las citas para el psicólogo. Hay muchos asuntos que tratar en el centro, así que trata de seguir en los horarios por favor—Yang tomó el objeto que le ofrecía.—Kevin Moon es el presidente del comité, puedes acudir a él si tienes problemas con las clases, dormitorio o...—realizó una pausa mientras alargaba la -o final, parecía tener la vista fija en un lugar en específico—. O tu compañero—finalizó.

JeongIn dirigió sus oscuros orbes hacia aquel punto, encontrando a un grupo de policías escoltando a un alumno hacia el edificio de dormitorios masculinos. Los demás internados se apartaban, sus ojos llenos de miedo no caían en los fuertes guardias que caminaban a paso ligero, sino por el chico de cabello castaño claro y el mismo uniforme blanco que los demás del lugar. No alcanzó a verle el rostro así que por su cabeza pasó preguntarle a YeoJin sobre él, pero al girar la nombrada no estaba.

That world 𝙎*𝘾𝙆𝙎 || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora