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JeongIn se había despedido de su madre minutos atrás y no sabía cómo sentirse, alejarse de su casa para pasar tres años en aquella prisión que se hacía llamar escuela no parecía real. Todo había pasado tan rápido.

—Tus cosas están en la habitación—habló un hombre joven que posteriormente había ido a recogerlo en recepción, la placa en el costado de su pecho tenía «Park JinYoung» escrito en ella—, tu clase es 1ºA, tu tutor es Christopher Bang y los libros que necesitas los tiene él. Trata de buscarlo mañana, los domingos está fuera todo el día—. El pasillo desértico por el que caminaban daba a su fin justo en un par de puertas metálicas, el azabache las empujó y los rayos del Sol golpearon directamente sus rostros—Este es el área común, aquí se juntan todos los alumnos desde las dos de la tarde al terminar las clases hasta las ocho, la hora de la cena.

Era un lugar amplio, había caminos de piedra surcando zonas de césped cortado, árboles delgados, bancos de madera desgastados y un par de zonas con setos. Los alumnos no abundaban aquel lugar en esos momentos, el pelirrojo apenas alcanzó a ver un grupo de chicas y un par de chicos charlando mientras se sentaban en el pasto. Todos tenían la misma ropa, el uniforme del centro el cual consistía en una camisa de tela algo basta, pantalones largos y botas bajas, predominando el color blanco. Era tan monótono que los estragos de haberse separado de su familia estaban pasando a segundo plano, su mente se hallaba buscando una manera de adaptarse en el lugar sin perder la cordura al estar en aquella jaula con tapadera de centro educativo para menores problemáticos.

El alto pareció ver la mueca de disgusto que se formó en la cara del menor—Este lugar no tiene tantos alumnos cómo un centro educativo normal, ya sabes la razón. Aunque no te asustes, estos no son todos los alumnos que hay, al ser fin de semana están deambulando por las habitaciones, cafetería, gimnasio y posiblemente algunos se encuentren en el área de visitas—mostró una bonita sonrisa, tratando de apaciguar los pensamientos del pelirrojo.

—¿Tengo uniforme también?—preguntó sin dejar de mirar al frente, no observaba los detalles del lugar ya que tendría tres años para hacerlo.

—Claro, está en tu habitación y debes llevarlo siempre impoluto. A la mínima que se vea una mancha se tomarán medidas ya que estarías rompiendo el código de la vestimenta—le parecía absurdo, para eso era mejor un uniforme de tonalidades oscuras pues el blanco se mancha fácilmente.—Por cierto, tu compañero de cuarto es Hwang HyunJin, estudiante de 2ºC.

A Yang no le disgustaba la compañía, sólo pedía que su compañero no fuera ruidoso a la hora de dormir pues las horas de sueño eran importantes, así que asintió sin darle importancia al asunto. Llegaron al pie de un gran edificio separado del área común con una puerta gigante de rejas metálicas, a su lado había otro exactamente igual, suponía que se trataban de los dormitorios masculinos y femeninos. Al entrar lo primero que se alcanzaba a ver era un pequeño puesto en el vestíbulo donde se hallaba una guardia de seguridad con cabellos negros, estaba dormida mientras que su rostro era resguardado por sus brazos apoyados en el mostrador.

JinYoung dejó escapar una sonrisa avergonzada para acto seguido dirigirse a la empleada, no podían dar esa mala imagen al nuevo ingresado—Momo—llamó a la mujer sin obtener respuesta—¡Momo!—gritó haciendo que la nombrada diera un leve salto del susto.

La chica de cabello azabache que portaba un uniforme negro observó exaltada su alrededor, pero al ver a su compañero suavizó la expresión de su rostro—Hey JinYoung.

—Los guardias que están en la puerta se encargan de controlar a las personas que entran y salen. Este lugar está prohibido para personas no matriculadas en el centro y chicas, principalmente. Los chicos tampoco pueden entrar en el edificio femenino cómo supondrás—el pelirrojo asintió ante la explicación del mayor, pero sabiendo cómo era la guardia de las habitaciones seguramente podría hacer lo que quisiera sin impedimento.—No eres muy hablador, ¿verdad?—preguntó volviendo a caminar, está vez hacia el pasillo que daba a las puertas de los dormitorios.

That world 𝙎*𝘾𝙆𝙎 || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora