Chiara, sin pensarlo dos veces, hace su camino hacia la salida. Es tarde, muy tarde. Lo nota en el aire fresco que la golpea de repente cuando cruza el umbral de la casa donde está. No reconoce el barrio, ni la calle, ni la casa. Siendo sinceros tampoco reconoce mucho a las personas que están adentro. La música, que sigue alta, le retumba en la cabeza con fuerza abrumadora y ella solo quiere que se termine. Tal vez demasiado ebria, se lleva las manos a los oídos en un intento inútil e infantil de callar el sonido, mientras el frío de Buenos Aires se le cala por los huesos y la hace temblar a pesar del alto nivel de alcohol en sangre.
Se quiere ir. No le importa con quién, ni cómo, ni a donde. La idea ya está implantada en lo más profundo de su cerebro porfiado y sabe que la misma no va a irse hasta que ella deje ese lugar de una vez. Piensa en volver dentro a buscar a Bia o Celeste, las personas con las que había venido a esta fiesta, pero la ultima vez que las vio Bia estaba muy concentrada bailando con unas chicas que recién había conocido y Celeste estaba muy concentrada metiendo la lengua en la garganta de alguien que Chiara nunca había visto en su vida. Es consciente que, si fuera una noche normal, estaría haciéndose amiga de las nuevas amigas de Bia y probablemente, entre todas, estarían haciendo bromas a Celeste. Pero no es una noche normal, porque Chiara había bebido más de lo que nunca había bebido en sus 16 años y había una risa que no paraba de sonar en su cabeza, acompañada de chistes malos y manos llenas de harina. No es una noche normal porque ninguna noche lo era después de una clase de cocina con Pietro.
Trata lo más que puede de mantener ese nombre fuera de sus pensamientos pero al final se rinde y se apoderan de ella unas ganas enormes de llamarlo. Así que, sin meditarlo mucho, sin mirar la hora, sin saber dónde está, sin pensar en nada, como siempre, lo llama.
A la primera llamada no hay respuesta.
Y en la segunda sigue sin haber respuesta.
"¿Chiara?" Responde una voz ronca a la tercera. Chiara es consciente de que debería sentir culpa por haberlo despertado, pero realmente ese sentimiento está muy lejos de todo el torbellino de emociones que la está atravesando por dentro, que mezclado con el alcohol, amenazan con tirarla a abajo en cualquier momento. Agradece que no haya nadie afuera con ella, porque no dejaba de moverse nerviosa por toda la entrada de la casa.
"Pietro. Perdón, perdón..." Comienza a tartamudear con falso arrepentimiento y sin realmente mucha idea de que más decir "Estoy-" Suelta una risa que no sabe de dónde viene pero tiene mucho que ver con el impacto que el simple acto de estar hablando con él le genera en el cuerpo.
"Borracha, Chiara. Estás borracha" Su voz suena un poco más sería de lo común. Esto la agarra por sorpresa.
"Sí, ¿y qué?" Reprocha confundida.
"¿Estás bien? ¿Necesitas algo?" Escucha claramente como Pietro suspira al otro lado de la línea, casi como si estuviera dejando salir aire que había guardado debido a la preocupación. De repente una imagen de él preocupado por ella aparece en su cerebro y las mariposas no demoran en crecer en su estómago. Bueno, quería creer que eran las mariposas, sino estaba a punto de vomitar y eso no estaba en sus planes.
"S-sí" Dice, sonriendo tan grande que hasta se le nota en la voz. "Essssstoy bien" Se lleva la mano a la boca para contener su hipo mientras se recostaba contra la pared. Aunque no dura nada recostada, ya que enseguida vuelve a ponerse a caminar, aunque ya le dolieran los pies de usar esos zapatos toda la noche.
"¿Qué pasa entonces, Chiara?" Se lo imagina en su cama, con la mano detrás de su cabeza y mirando al techo listo para escucharla. Cada imagen que ella crea solo le da más y más ganas de estar junto a él en ese preciso instante. Y, capaz sintiéndose un poco más libre con la excusa del alcohol, no duda en manifestarlo
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let's ride (we can escape to the great sunshine) - chietro
Fanfiction"Quiero abrazarte" Suelta de sopetón. Pietro guarda silencio un momento y Chiara tiene miedo de haber hablado muy rápido, de forma que él no la entendiera. "¿Dónde estás?" Dice él al fin y ella falla miserablemente en ocultar su emoción, dando un s...