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Hermione se levantó temprano ese día dispuesta a olvidarse de lo pasado la tarde anterior y empezar de cero. Peinó su larga cabellera y la ató en una coleta alta. Tomó sus libros y los metió rápidamente en su mochila y bajó hacia el comedor. El día sería demasiado movido. Tenía clases, hasta la tarde, ni un momento libre, entrenamiento de tennis y por la noche, la actividad que más la entusiasmaba, convertirse en profesora de baile de un completo patadura. Sonrió. Entrando por las puertas del gran comedor, levantó la vista y vió como Draco la saludaba sonriendo y le hacía un espacio entre él y su hermano, que no tenía cara de haber dormido bien. Se sentó sin decir nada.

Draco se había bañado, y aún con el pelo húmedo, tenía esa expresión de perrito mojado. La miraba, Hermione tenía tantas ganas de pasar sus dedos por ese cabello. Suspiró mentalmente, luego tomó su jugo y se dispuso a servirse el desayuno, sin mostrar signos de que él la alteraba considerablemente. Por el pasillo llegó Luna, con un gran libro bajo el brazo. Saludó a todos y se sentó frente a su novio, que miraba distraído para la mesa de los profesores, sin percatarse de la mirada triste de su novia. La rubia miró a Hermione que se encogió de hombros. Draco le guiñó el ojo y sonrió. La muchacha le devolvió el saludo, y comenzó a desayunar también callada. Draco se movió incómodo. La verdad que ese silencio lo estaba cansando.

- ¿Murió alguien y yo no me he enterado? – los tres amigos lo miraron sin entender – sólo así podré comprender el porqué de esas caras y su silencio.

-Draco... yo...

- ¿Por qué no le dices por que no te hablo...? cariño – dijo molesto

- ¿Por qué no se lo dices tú? calenturiento – movía la cuchara llena de leche al aire y violentamente

- ¿Qué sucedió? – Theo y Luna se pusieron rojos

- Luna tenía que hablar conmigo anoche y no pudo ayudar a Theo, "con las rondas, por la escuela" – dijo poniendo énfasis a esa frase, Draco entendió e hizo una mueca burlona.

- Así que por eso entraste con ese humor... - sonrió.

-Cállate Draco

- No te enojes necesitaba hablar con Luna de... - miró a la rubia que no decía nada.

- ¿De qué tenías que hablar con ella? ¿no podías recurrir a tu nuevo amigo? – Draco lo miró alarmado – después de todo, con él hablas hasta de sexo

- ¿De qué estás hablando? – preguntó ya furiosa – ¿Y de qué diablos hablas tu de mi, con mi hermano? – dijo mirando a Draco

- Yo no dije nada cielo – dijo y se puso rojo, Hermione no se dió cuenta del trato cariñoso que él le dio, porque estaba demasiado enfurecida – tu hermano que es un malpensado...

- ¿Y tu, qué piensas que hablo con Draco?

- Después de todo a él le cuentas de tus experiencias... perdón debo decir de tus ¿inexperiencias sexuales? – y bajó la voz porque no quería que nadie escuchara.

-Idiota! – dijo y pudieron hablar tranquilos, aunque viendo su cara de rabia eso no sucedería.

- No tengo por qué darte explicaciones...- miró a Draco - y tu...

- Yo sólo le dije que tu me ayudarías a ser... bueno tu sabes... tu hermano sacó una conclusión errada. Sabes como es este imbécil Hermione tratándose de ti... - torció los ojos.

- Claro a ella la cuidas –y miraba a Theo con rabia – pero a mi... de mi no te preocupa el qué dirán

-No es cierto

- ¿Que no es cierto? – golpeó la mesa – no te interesa más que satisfacer tus necesidades! – Draco y yo mirabamos para otro lado, demasiado incómodos por la discusión– eso es sólo lo que quieres Theo, yo no importo

Aprendiendo a ser románticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora