Rav

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-> Ninfa al nivel de Diosa o
-> Fantasía o
-> Sol, luz o
-> Blanco, pureza o
-> Belleza. o
-> Ámbar, piedra sagrada que atrae el verdadero amor. o
-> Protege? x
-> Luz + pureza: Amor puro que trae luz o
-> Ninfa que busca llevar el amor a toos o
-> Una vez encontrado el verdadero amor, se fosiliza cuando se pierde, para que pueda volver a revivir. o
-> Rav o

¿Puedes imaginar un mundo sin aquello que tanto te duele? ¿Sin ver a aquella persona que tanto te importa, alejarse para nunca volver? Así era el mundo creado por Elohim para las criaturas que decidieran en él vivir. Humanos, animales, criaturas que jamás podrás imaginar y las que sí también. En cada una de ellas habitaba un gran sentimiento dentro que llenaba de felicidad, luz y pureza todo lo que le rodeaba, el amor.

Cada criatura viva, e incluso las inanimadas; como aquellos minerales que actualmente el hombre tanto ansía poseer; tenían al menos un poco de este mismo dentro, pero los humanos... eran distintos, por aquel sentimiento ejercían todo deseo que viniera a ellos, aquel sentimiento es lo que les hacía sentir vivos. Es por ello que formaban familias, amigos, parejas, etc; y a la vez es por ello que el mundo decayó tanto cuando aquel sentimiento se fue desvaneciendo.

Padres se alejaban de sus hijos, amigos no volvían a hablar con sus compañeros, y parejas rompían su lazo para no volver a verse jamás. Aquella situación estaba poniendo en crisis todo por lo cual Elohim y el hombre mismo tanto habían trabajado. Esto afectó de tal manera que la humanidad incluso dejo de tener amor por si misma, y terminó atacando la vida del planeta. Elohim necesitaba una solución rápido, y es cuando pensó en que lo único que podría salvar a la humanidad, es una parte de ella misma. 

Elohim buscó y buscó hasta el cansancio alguien que tuviera el poder de traer el bien a los hombres, de traer la felicidad de vuelta a ellos, el poder de amar. Tanto se esforzó por encontrarle, que pensó en rendirse, cuando recordó un pequeño detalle que desde un principio, le pudo ayudar.

Las piedras preciosas siempre han sido importantes dentro de la historia del universo, y cuando encuentran a su portador indicado, brillan con una luz incomparable. Un portador que sepa y entienda el poder que tiene lo que su piedra representa, un portador que pueda manejar su poder pues es parte de él, alguien así necesitaba Elohim, y en aquel momento recordó el Ámbar.

"La piedra ámbar, si bien poco conocida, es caracterizada por representar el amor a las personas, la pureza en sus corazones y su color, semejante al del sol, traía luz a la vida de quien la portara. La energía de una piedra ámbar en bruto tiene grandes propiedades mágicas: otorga belleza, longevidad, atrae el verdadero amor. Esta piedra carga con optimismo, sana la depresión, da vivacidad y humor alegre."

Repitió en su mente una y otra vez con la piedra en la mano, y se dispuso a volver a su búsqueda. Día tras día buscó y buscó, hasta que un día... empezó a brillar. El ámbar dentro de su mano no dejaba a ningún objeto sin alumbrar, incluso si era tapada de alguna forma. Elohim levantó la mirada y se encontró con una chica.

Aquella chica se encontraba en el bosque, con una bolsa de bayas en la mano, jugueteando con un lobo salvaje. Elohim lo supo de inmediato, aquella chica era la indicada. La recordó en algún lugar lejano cuando el mundo estaba comenzando, antes de que fuese enviada al mismo, y en su mente resonaron sus palabras

"El amor lo puede todo, Brao, no importa si muere, volverá a renacer si fue verdadero" Le dijo a su compañero antes de venir al mundo para no recordar nada de aquella existencia. Rebuscando en los recuerdos de aquella joven, le pareció alguien normal, hasta que se dio cuenta de todas las veces en las que ella, por su capacidad de amar sin condición, logró reunir personas, de cualquier tipo, para volver a amarse. Se volvió a afirmar, ella era la indicada.

Elohim se acercó a ella, transfigurándola a un plano en el cual pudieran ser solo los dos, y le habló.

- Hola, Rav - habló Elohim, pensando en lo irónico de su nombre.

- ¿¡Eh!? Qué pasó? Quién eres? Cómo sabes mi nombre? -Enunció Rav, bastante impresionada y asustada por la situación. Debido a esto, tardó un rato en darse cuenta que sus ropas ya no eran como las anteriores, no estaba con su típico abrigo que tanto le gustaba, si no que tenía un vestido hasta los pies de un blanco como la nieve, con pequeños detalles dorados amarillentos en él. 

- Tranquila, soy Elohim, me recuerdas? -

- ... Elo..him... 

Pensó la chica con un sentimiento de nostalgia tremendo dentro de sí, hasta que recordó a quien le había creado, aquella persona estaba frente a sus ojos. Tuvieron una larga conversación en la cual Elohim le explicó todo lo que ocurría en la tierra y todo aquello que pasaría si no se hacía algo. Rav, al ser una joven sin familia a la cual añorar y sin nada que perder, aceptó de inmediato sin tener idea de lo que debía hacer, aquello sólo avivó más el sentimiento de Elohim de estar haciendo lo correcto.

- Muchas gracias, Rav... ten, esto te pertenece - Dijo, colgando la piedra en su cuello - Nos volveremos a ver, no lo dudes

Cuando la piedra entró en contacto con ella, y de un momento a otro, Rav ya no recordaba nada, no recordaba aquella conversación, ni su anterior vida, solo recordaba a Brao y aquel lobo con el que siempre jugó. No tenía idea de dónde estaba, y menos aún de por qué estaba allí, lo único que sabía, era que debía cuidar del amor en el mundo y aquel ámbar brillante colgando en su pecho le daba toda la energía que necesitaba. Estaba en una habitación bastante grande, de un color blanco, sin ningún objeto en ella, vestida de la forma celestial que siempre debió tener, su vestido seguía allí, pero ahora tenía una máscara en forma de sol, con fragmentos de ámbar en ella que le recordaba su misión, traer la luz al mundo. Se quedó allí meditando un rato, y solo logró recordar cómo ejecutar el plan para lograr su cometido.

Día tras día, Rav podía ver a aquellas personas desesperadas por su amor, y les ayudó como tanto pudo, sembrando algo de paz en sus corazones. Muy distinto era si aquel caso, era un amor verdadero, de esos que son únicos; Rav fosilizaba aquel amor para que un día, si volvía a renacer, estuviera intacto, y pudiera seguir creciendo con cada acción del individuo. 

La paz en aquel mundo volvió a ser como lo era en su momento, y si bien no se podía evitar aquellos sentimientos que producían una angustia en las criaturas del mundo, siempre se tendría una esperanza que nunca desaparecería, una luz a la cual aspirar, un amor al cual volver.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2019 ⏰

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