8 de noviembre, 2019
9:15 am- ¿Tenemos un trato, Sr. Park? - dijo el joven de hombros anchos y postura relajada, extendiendo su mano al señor en frente de él.
- Creo... Creo que así es. - contestó el mencionado, primero dando un vistazo a la hermosa mujer a su lado, seguido de un firme apretón de manos.
Con ese acto, el experimentado pastelero cedía al 20% de su negocio a cambio de capital y acesoramiento empresarial, cosas que obviamente no poseía.
Era la mejor opción, en vez de sólo seguir adelante como lo había hecho durante 18 años, su pastelería ya era patrimonio de la comunidad, y todo pudo seguir igual. Sin embargo, el Sr. Park tenía otros planes diferentes de "la acojedora pastelería de la esquina".Siempre soñó en grande y sus exitosas creaciones daban testimonio de ello. Exitosas, sí, pero entre los vecinos y unos cuantos clientes nuevos. No sabía nada sobre redes sociales, promociones, atraer al público y lo comprobó con años de prueba-fracaso. Así que era lo mejor darle ese trabajo a alguien más mientras él podría concentrase en su fuerte, hornear. Por fin el hecho de dejarle una herencia importante a sus hijos se veía un poco más tangible.
Kim Seokjin era un joven de menos de 30 años, y no de experiencia, de edad. Pero el renombre de su familia y fama propia lo llevó a varios encuentros con él, charlas y almuerzos en donde el experto en negocios exponía las ventajas de tener un socio como él dentro del negocio de los Park.
Hablaba de llevarla al siguiente nivel, que todos conocieran sus recetas y excelente ambiente. Entonces, sumando los sueños desafiantes del Sr. Park más el inversionista con excelentes dotes de oratoria e ideas innovadoras, da como resultado un contrato lleno de expectativas y metas sacadas del polvo.
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10: 25am
- Así que, terminó cediendo.
- Pues sí muchacho, ya era hora de hacer unos cambios por acá. - respondió el Sr. Park al pelinegro que no concordaba tanto con su oficio, el de cargar y descargar un camión lleno de fresas.
Su contextura y apariencia lo hacían parecer más un modelo de tallaje fino que un granjero.
- Bien, pero espero de que no termine quitándole su patrimonio Sr. Park, uno se consigue de todo en estos días - especuló Taehyung, un poco renuente a la idea de vender acciones de su empresa si así fuera el caso, desconfiando del desconocido empresario del que tanto hablaban en la pastelería Park's.
- Es lo que se hace en estos días hijo, y al final ésta decisión estaba en manos de mi esposa y mías, mis propios hijos no se ven tan entusiasmados con seguir con esto de la pastelería familiar. Por eso pienso que lo mejor es dejarles un patrimonio un poco más gordo, que solo ésto ¿no te parece?
- Me daría lástima si dejaran morir un legado tan trabajado. - dijo el joven llevando el último cargamento a la cocina, un poco nostálgico con solo pensar de que la pastelería podría dejar de existir.
Aún recuerda cuando la aperturaron, teniendo él 5 anitos de edad.
- Ni me lo digas, pero para un padre siempre va a estar primero el bienestar de sus hijos. - concluyó el señor de canas prominentes, feliz con su decisión final a pesar de lo que pudiera pensar el resto.
El joven granjero dio por terminada la charla y se retiró, antes despidiéndose del hombre que había sido su cliente por poco tiempo, pero aún así conociéndolo durante toda su vida. Era una tradición ir por pasteles de calabaza todos los domingos luego de misa, saludar a los vecinos mientras escogían sus propias órdenes, ver de pasada al hijo mayor de los Park... Hace años que no lo veía, desde que fue a la universidad policíaca no supo más de él.
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colors
Teen FictionEl mundo empresarial no suena tan llamativo como lo es en realidad, 7 ajetreadas vidas adultas se entrecruzan par dar paso a numerosas historias, que los dejaran marcados a todos para siempre. "Nada es coincidencia, tú y yo, estamos destinados"