Si centrás tu vista podés ver cuerpos moldeándose para formar la imagen de tu peor pesadilla. Una cortina roja de fondo; esa neblinaque levemente difumina los sujetos irreales para todos. Pero está todo en tu mente, en tu cabello, en tus ojos. Son tu boca, tus pies y tu estómago los que no se pueden distinguir, son solo un revoltijo de colores, y es que de repente sos solo vos... pero irreconocible.
Tal vez se puedan vislumbrar las últimas neuronas en una línea serpenteante, parecida a una culebra. Tus manos se deshacen en el color intenso. Tu boca se funde con la forma de un frasco, si enfocás la mirada vas a poder ver una calavera, que se convierte en lo único visible. Sos esa calavera, y la piel que quedaba se desprende de tu esqueleto, dejando ver un vacío inentendible.
Queda tu corazón, que sigue bombeando sangre pero ésta no tiene ningún destino. Quedó la oscuridad y tu corazón.
Seguramente seguís viva, lo último de vos quedó en la nada pero está en algún lugar, existe. Necesitás protegerlo porque ves cómo poco a poco se va resquebrajando. Te encontrás armando un fuerte; juntando letras, hojas, imágenes de gente que no son vos, ellos están entero y la solución a sus problemas ya está escrita.
De a poco te vas llenando de esas imágenes, de esas letras, de las hojas, pero es demasiado. Sentís que te vas ahogando, tu corazón se muere más rápido. Así que lentamente vas disminuyendo las dosis de lo que se había convertido en tu droga.
Intentás crear tus propias letras, imágenes en tus propias hojas. Le hablás a la nada en un intento de dialogar, pero te sentís peor. Nadie está ahí. Tu corazón ya no sabe qué hacer, se siente destrozado y se acurruca en una esquina del fuerte ahora debilitado. Todavía está funcionando, seguramente seguís viva.
