Cruzando por medio colegio, pasando inadvertidos, por fin llegaron a la cancha de fútbol, deteniéndose en frente de la entrada del campo.
—Bien... ¿y ahora qué? —habló Ai, frotándose las manos por el frío.
Ken consultó la hora.
—12:00 a.m. —leyó en la pantalla de su móvil—. Media noche, estamos justo a tiempo...
—Claro... seguramente el fantasma es muy puntual... —dijo Kojiro, de manera burlona, causando la risa en sus otros dos compañeros.
Ken lo miró entrecerrando los ojos.
—Sólo hay que esperar un rato aquí, ya veremos si pasa algo —dijo.
—¿Y mientras que hacemos, Wakashimazu? —le preguntó Takeshi.
—No lo sé...
—¡¿Tú fuiste el de la idea y no sabes que hacer?! —replicó Hyuga, cruzando los brazos.
—Bueno sólo pensé en venir, no en si podíamos jugar cartas en lo que esperábamos...
—¡Bueno, suficiente! ¡Esperemos unos minutos y vayamonos rápido de aquí porque me estoy congelando! —expresó Ai, frotándose los brazos.
Ante esto, una chaqueta ajena cubrió a la chica por los hombros.
—Te mantendrá más abrigada... —se escuchó.
La chica miró a sus espaldas con algo de asombro. Kojiro se había quitado la chaqueta y se la había puesto a ella.
—¡¿Pero y tú?! —preguntó.
—Yo estoy bien... —le respondió el capitán del Toho, de forma despreocupada.
—Gracias... —respondió ella, con una dulce sonrisa metiendo los brazos en las mangas de la chaqueta.
La cual le quedaba enorme, siendo la primera vez que tenía puesta una prenda de chico.
Una sensación extraña pero agradable la invadió, ya que dicha prenda olía a su dueño: olía a Hyuga. Al darse cuenta de esto lo miró de reojo y sus mejillas empezaron a arder. Pensó en que podía estar oliendo esa chaqueta toda la noche, pues el aroma de ese hombre era totalmente embriagador.
¡Quería quedarse con esa chaqueta!.
Al ver la acción de su capitán, Takeshi y Ken se miraron entre ellos, sonriendo en forma de complicidad: preparados para hacer algún comentario para molestar a la "parejita".
Kojiro ya conocía bien a sus amigos, así que antes de que pudieran hacer algo los intimidó con la mirada, haciéndoles entender que si decían una sola palabra lo lamentarían después.
Tras esto los dos chicos tragaron saliva, y se encogieron de hombros, prefiriendo callar a descubrir que les podría hacer su capitán si se atrevían a hacer aunque sea una pequeña broma al respecto.
Así los cuatro aguardaron en la oscuridad de la noche alrededor de veinticinco minutos, esperando ver algo de lo que tanto contaban los demás alumnos. Sin embargo, no había señal alguna de que fueren a apreciar algo de lo que tanto se rumoreaba.

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El Fantasma del Toho
RandomDicen los rumores que puedes ver la sombra de un muchacho caminar por el lugar... Dicen que puedes escuchar sus lamentos... Dicen que a la media noche es cuando siempre aparece... ¿Dónde sucede?... En colegio Toho Una historia que se me ocurrió esc...