Botella de agua

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Y es que somos jóvenes llenos de hormonas...A nuestra edad lo único en lo que se piensa es en un garaje en donde meter nuestro coche.

No sé cómo llegue al baño, pero ahí estaba yo, como una rana blanca completamente desnudo chapaleando cuando el agua de la regadera comenzó a ahogarme. Supongo yo que mi padre se tomó el trabajo de desnudarme completamente, o bueno, de sacarme la camisa y camiseta. La cabeza me latía en la parte trasera y enviaba oleadas de dolor hacia los glóbulos oculares haciéndome ver las cosas más brillantes de lo que eran.

Y entonces entro él.

Mi padre abrió la puerta de golpe con su cara llena de repulsión hacia mí y tiro en zapato─vagina hacia el suelo, cerca de mí destruyendo al preciado objeto que me había dado uno de los orgasmos más gloriosos del mundo.

Me bañe y de paso también lave mi zapato con los calcetines.

Realmente fue algo asqueroso ya que aquella espesa mescla blanquecina se escurría entre mis dedos y junto al agua se volvía más soluble y suave. Aquello me comenzaba a calentar así que decidí centrarme en mi trabajo y salir de la ducha antes de que mi mente y mi pene me traicionaran de nuevo.

Aquella noche yo me encargue de hacer la cena. Había tomado algo de tomate, ajos, pimientos y cebollas y había puesto todo en una olla. Cuando ya habían pasado comencé a agregar pedazos de carne y algo de condimentos.

Resulta que la casa olía demasiado bien cuando yo cocinada ya que cuando mi padre era el encargado de alimentarme todo, absolutamente todo se le quemaba.

Hasta el agua.

Pero bueno...me dedique a servirle esperando a que me dijera algo pero no me hablo y ni siquiera parecía tomarme en cuenta. Joder, y es horrible cuando te pasa eso sobre todo si el que te ignora es tu propio padre y no hay nadie más a quien joderle la vida.

Tome su plato y lo puse frente a él y aparto el periódico que leía hasta entonces. De la comida salía un ligero aire caliente que a mi padre lo hacía salivar.

─Debo admitir que la cocina se te da muy bien.

─Soy bueno en otras cosas─ le die sonrojándome y tomando un tenedor para comer─ Tengo algunos talentos.

─Como masturbarte frente al espejo y crear un ¿Zapato ─ Vagina?

─Papa─ renegué ─Estamos comiendo no hablemos de eso.

Él sonrió y tomo un bocado de comida masticándolo mientras jugaba con su dedo haciendo círculos en la mesa. Él era un excelente padre. El mejor de todos, de eso no tengo dudas, sin embargo sentía que a veces no me entendía y aquello a mi edad es jodidamente duro. ─ ¿Es verdad que perderás la virginidad dentro de 48 horas?

Mentalmente conté las horas y sí. Si perdería la virginidad ahí. ─ ¿Yo? PAPA. Jamás haría eso...tu sabes que yo quiero encontrar a la mujer perfecta─ dije haciendo gestos con los dedos─ y llegar casto al matrimonio. La biblia no perdona a las personas promiscuas.

─Si no te conociera te creería. Pero...tu nunca te has afeitado ─dijo haciendo énfasis en mi pelvis─ Y mucho menos has practicados esos movimientos.

─Bueno...Posiblemente tenga sexo por primera vez.

─Mi primera vez fue algo extraña...─el comento sonriendo como si fuera lo más normal del mundo.

Yo no quería saberlo y creo que nadie quiere saber cómo sus padres se cogieron a sus madres o viceversa porque sí. Ahora los hombres somos criaturas angelicales en un mundo lleno de mujeres pervertidas y calientes, pero el comenzó a contarme absolutamente todo con lujos y detalles.

ENSEÑAME A COGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora