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Ya siendo el día siguiente, alrededor de las 17:48, Alberto se encontraba buscando entre su armario y la multitud de trajes que tenía lo que se pondría el día de hoy.
Luego de unos minutos saco de allí un traje negro y una camisa vino, junto a una corbata de un color oscuro. Rápidamente mando todo eso a planchar y a las 17:53 ya se estaba vistiendo.

Ya cuando estuvo completamente listo, guardo algunas cosas que penso necesitaria y salió de su respectiva habitación, para dirigirse hasta donde se supondría que estaba Cristina.

Allí la vio con un vestido negro, su pelo sin atar como de costumbre y su maquillaje totalmente extravagante.

Digno de alguien como ella.

Esta se dio la vuelta para encararlo y le sonrió, a lo que él le devolvió la sonrisa.

—Te ves bien.— Habló Alberto y Cristina solto una risa.

—Lo mismo digo.—

Luego de ese pequeño intercambio de palabras, ambos salieron de la habitación hasta lo que sería la sala del lugar.

Allí se encontraban unas cuantas personas dando vueltas, trabajando.

—Ya podemos retirarnos.— Ingreso un joven alto, vestido con un traje negro, con una pequeña identificación del lado izquierdo de su pecho. Era el chófer.

Salieron del lugar para dirigirse al auto, y allí comenzo su recorrido, que duro unos diez minutos aproximadamente hasta que finalmente llegaron al lugar donde se llevaría a cabo la pequeña reunión.

Unos guardias rodearon el lugar y se podía notar una multitud de personas con cámaras y micrófonos en manos, a lo que Alberto solo soltó un suspiro disgustado para luego salir del auto y sonreír para las cámaras y pasar saludando, ignorando las miles de preguntas que le hacían.

Ingreso al lugar y sonrió levemente cuando dejo de escuchar esas molestas voces.

Detrás de él se encontraba la vicepresidenta, con esa sonrisa ridícula que a veces lo molestaba.

El lugar era grande y muy lujoso, al igual que las personas que iban pasando por allí, con trajes y vestidos totalmente extravagantes.

Una música suave se escuchaba a escuchar de fondo, que no llegaba a pertubar.

Un mesero lo saludo con una pequeña reverencia y le explico algunas cosas, por ejemplo, donde estaba el baño, o la mesa de comida y cosas así.

Él pidió una copa y se alejó de la multitud, aunque a veces se le acercaba una que otra persona a sacarle conversación.

La verdad es que él no quería estar allí.

Había pasado una hora aproximadamente, y el se encontraba sentado con un poco de comida en la mesa, hasta que vio a cierta persona ingresando por la puerta del gran salón.

Mauricio Macri.

Vio como una multitud se le acerco y le hablaba, así estuvo un buen rato.

Hasta que finalmente noto la presencia del actual presidente, que para gusto propio, se encontraba solo.

Fue acercándose lentamente hasta que finalmente se paro delante de él, viendolo con una sonrisa.

sentimientos confusos ; Mauricio Macri × Alberto Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora