Día 1: "Modelo".

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Kanao salió del camarín con una polera holgada de un color entre gris y café oscuro, con rayas blancas horizontalmente a los lados de las mangas que le llegaban a los codos, junto con unas correas cuya finalidad no alcanzaba a comprender. Pantalones negros y holgados, pero ajustados al final y unas zapatillas blancas con verde.

Caminando con confianza, fue hacia el set que consistía en una tela de color celeste. Alrededor de este, estaban los reflectores y el camarógrafo.

Por lo que Kanao tenía entendido, esta era la primera que él tomaba fotos oficiales para la revista.

Así mismo, el rubio asistente del encargado de iluminación se movía nerviosamente mientras movía los reflectores para hacer que el rostro maquillado de Kanao no se notase, aun si este era un maquillaje natural.

Sentándose según lo indicado, llevó una mano a su rodilla y miró al camarógrafo.

Tenía el cabello de un rojo profundo y una curiosa cicatriz en su frente, le miraba con ojos determinados y podía notar lo ligeramente nervioso que se encontraba.

Eso le pasaba a todos, pensó ella.

Mirándole con simpatía, Kanao sonrío y el flash de la cámara iluminó su vista por unos segundos.


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Al entrar al set, Tanjirou no había podido evitar pensar que cada persona que veía era hermosa.

Claramente no esperaba menos de "The butterfly state", una de las revistas de moda más famosas en Japón, pero aun así era un poco abrumador.

Instalándose en el lugar indicado por su mentor Tomioka, le sorprendió lo poco que tuvo que esperar por la modelo con la que de ahora en adelante trabajaría.

Era una chica de su edad la que caminó frente a él, con ropa que si bien parecía simple, ella la hacía ver como si fuese la más exquisita del mundo.

En pocas palabras, era hermosa.

Y si hubiese sido solo eso, entonces tal vez todo hubiese estado bien, porque Tanjirou había visto una infinidad de personas hermosas en su camino hacia aquí.

La modelo se sentó cruzando las piernas y lo miró.

Fueron sus ojos.

Tenían una risa silenciosa en ella, una simpatía honesta que lo hizo sentir nervioso mientras tomaba la cámara y no sabía si era solamente los reflectores lo que hacía que el morado de su iris brillase junto con la sonrisa profesional que le dirigía, haciendo que no solo el lente de la cámara se enfocase en su figura.

Hacían que ella se viese como la más hermosa modelo.

Cuando el flash la iluminó brevemente, procedieron a tomar más fotos y seguir con la sesión, aunque dudaba que algo pudiese superar la primera impresión que ella había hecho, las siguientes fotos fueron igual de hermosas y mágicas.

Una vez terminada la sesión, Tanjirou arregló sus cosas, escuchó las críticas constructivas de su mentor y las guardó en su cabeza, para luego ver de reojo a la linda modelo que estaba por irse.

Quería hablar aunque sea un poco con ella y se despidió para ir a saludarla, pero la chica caminaba sorprendentemente rápido.

Era casi una carrera y Tanjirou no atinó a más que agarrarle la mano para detenerla.

La chica giró su cabeza con sorpresa y él rápidamente se explicó.

⎯ ¡Perdón! No quería sorprenderte, solo decirte gracias por la sesión y que estaré trabajando contigo de ahora en adelante, mi nombre es Kamado Tanjirou.

La sorpresa en sus ojos desapareció y le dio una sonrisa corta.

⎯ Kanao Tsuyuri.

Dijo como si eso resolviese toda su curiosidad y miró hacia abajo, haciendo que Tanjirou mirase también y viese como sus manos seguían tomadas, soltándola y dándole una sonrisa para disculparse.

Kanao se dio la vuelta dispuesta para irse cuando Tanjirou hablo de nuevo en un pequeño impulso.

⎯ ¿Quisieras ir a almorzar conmigo la próxima vez?

Ella se detuvo, lo miró por un segundo y lanzó una moneda al aire para luego atraparla con habilidad y sonreírle.

⎯ Sí, mañana hay un receso a las una y media. Adiós.

Comentó con una sonrisa corta, dispuesta a irse. La curiosidad de Tanjirou no hizo más que incrementarse y sus ojos se iluminaron ante la duda.

⎯ ¿Puedo preguntar que fue eso?

Mentiría si dijera que no estaba emocionado por su respuesta.

Ella sonrío espléndidamente, Tanjirou sintió la punta de sus orejas sonrojarse.

⎯ Adiós.

Fue su simple respuesta y su sonrisa fue más que suficiente para dejarlo un poco atontado. Quería conocerla más, pero aun no era el tiempo.

Ella rápidamente salió de su vista y la dejó ir con una sonrisa intrigada.

La próxima vez que se vieran le preguntaría por qué lanzaba aquella moneda.

Entre mariposas y aretes | TanjiKana Week |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora