-Solo dos palabras y seré tuya- musitó la castaña asustada por la respuesta.
El ambiente se tornó tenso, el quería decirlas, las sentía. Sin embargo nada salía de sus labios. La chica rompió en llanto y salió de la habitación.
-Te amo- susurro a l...
La voz de Sophia hizo que saliera de mi pequeño trance.
—¡Anda no te cuesta nada!— chillaba cual niña pequeña, realizaba pucheros, quería que le presentará a Jaeden un estudiante que está en mi clase de teatro.
—Baja la voz, o el maestro nos llamará la atención Sophia. —susurre a lo bajo.
Pero mi contraria parecía no entender.
—Ayúdame por favor.
—¿Porque no vas tú y le hablas?— hable haciendo énfasis en el "tú". —No es un problema para tí, digo hablas hasta por los oídos.
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Se cruzó de brazos dándose por vencida y continue prestando atención a la clase.
—Solo es un pequeño favor Shey. —la de cabello corto volvía a la jugada.
—¿Porque no te inscribiste en Teatro? —Pregunte en un grito. Captando la atención de todos los presentes.
—Señorita Jensen— el señor Jonhson hablo molesto. Rodé los ojos, quería matar a Sophia. —A la oficina del director.
Guarde mis cosas y me retiré molesta del aula, no sin antes darle un buen golpe a Sophia y dejándole un «así menos te ayudaré», está me miró desilusionada.
Caminaba por los pasillos, todo se sentía tan vacío. Claro, apenas iniciaban las clases y ya estaba en problemas. «Gracias Sophia» pensé. Enserio quería matarla. Después de dar un par de vueltas por los pasillos.
Llegué a la oficina del director, habían dos chicos más en espera. Uno al que no conocía, alto y castaño, es lindo, quizás es nuevo. Y el otro Finn Wolfhard estudiante de un grado mayor al mío, no es sorpresa que esté aquí; pues siempre está en problemas.
Tomé asiento y fijé mi mirada en el suelo,
«¡Oh, Satán! Ya llévame.» enserio deseaba estar en clase. Esto me resultaba más aburrido que lo otro. Hasta que volví mi vista al chico castaño.
—¿Eres nuevo, no?— pregunte sin pena alguna. Este me miró extrañado.
—¿Me hablas a mí?— pregunto frunciendo el ceño.
Asentí obvia. Apretó sus labios e imitó mi acción.
—¿Te acabas de mudar o algo por el estilo?— seguía preguntando, si soy muy entrometida.
