Estaba agotado, dormía plácidamente cubierto por sábanas y una leve luz se colaba a través de ellas. Una sensación de movimiento fue el qué me hizo retirar las sábanas de mi cara sin abrir los ojos y medio dormido.
...Y cuándo desperté ella está ahí. Viéndome fijamente y sonriendo. Cerré y volví a abrir los ojos para comprobar qué no seguía dormido. En ese instante sentí como una gran fuerza sujetaban mi pierna y tiraba de ella sin ningún esfuerzo.
Una risa infantil sonó en la habitación seguida de su voz-Cariño, Es hora de jugar.-