4# Musas dormidas

19 1 0
                                        

Es verdaderamente frustrante sentarse frente al teclado y no saber cómo empezar a escribir nada, cuando antes morías si no plasmabas todas esas ideas en una página, las palabras volaban en tu cabeza y no te dejaban dormir, tecleabas atropelladamente antes de que se esfumasen las frases y cuando la inspiración venía pillabas lo primero que veías y apuntabas todo.

Y ahora, ahora no eres capaz ni de escribir en tu diario, si es que se le puede llamar así.

Se te han dormido las musas, dice mi alter ego.

Y sí, esta vez le doy la razón.

Lo peor es haber emprendido un proyecto verdaderamente sorprendente cómo crear una historia, una novela, de bastante éxito y a la hora de seguir ese proyecto ver que estas delante de un muro oscuro, tus musas te esperan al otro lado de él y tu ves como crece, se hace más alto día a día y no encuentras la manera de saltarlo, rodearlo ni destruirlo.

Leer aquello que un día te hizo tan feliz escribir y sonreír, creerte capaz de volver a tener esa ilusión y otra vez delante de una hoja en blanco tu vista se nubla por las lágrimas de la tristeza.

Tristeza por que te sientes cómo un niño que aprende a caminar, tropiezas y caes, nada de lo que escribes te parece del nivel anterior, todo mediocridad,.

Una parte buena de todo esto es que sabes y te lo demuestran cada día, que hay gente que cree en tí, sin conocerlos y ellos sin conocerte habéis congeniado, los has echo reír, enfadarse y llorar. Te dicen que eres buena, que lo que escribes tiene futuro, y que pase lo que pase te seguirán.

Entristece y enfurece mucho no poder cumplir con las expectativas, cumplir con el deber de seguir el proyecto por que un escritor se debe a sus lectores, y moralmente no es correcto dejarlos en un suspense continuo.

Pero apesta realmente cuando eres incapaz de proyectar nada bueno, hasta puede que le tengas cierta fobia a plantarte frente a un ordenador para otra cosa que no sea vaguear en las redes sociales.

Es una sensación de agotamiento continuo, de pereza frente al argumento que has creado tu misma y has desarollado hasta algo que ahora aborreces.

Y lo peor de todo es que no sabes cómo ha venido, así que no sabes cómo echarlo de tu vida. Cómo dicen, debes saber que serpiente te a picado para poder inyectar el antídoto.

Toda esta reflexión se la dedico a una persona en concreto, ella lo sabrá cuando lo leerá.

Atentamente,

Loca escritora.

Loca escritoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora