Esta Es Mi Familia

PROLOGO

Voldemort lo había logrado, había inmiscuido a los hombres lobos en la guerra contra la luz.

El maldito

Los primeros indicios habian empezado hace un año con la desaparición de un par de hombres lobo, en dos ciudades diferentes, en un espacio de tiempo alejado y sin ninguna relación aparente entre ellos. 

Luego desaparecieron pequeños grupos que se aislaban en zonas lejanas y montañosas, poco después una comunidad entera o mejor dicho una manada completa.

El pánico corrió entre las criaturas mágicas cuando tiempo después encontraron a la misma manada esparcida en el bosque donde habitaban, muertos de diversas maneras, desmembrados, envenenados, cercenados con signos de una experimentación mágica en sus cuerpos, ausencia de órganos e incluso algunos, casi todos los niños atrapados en una media trasformación, con sus colmillos expuestos, sus rostro ligeramente alargados y la piel oscura.

El caos reino. Muchos se escondieron y muchos desaparecieron.

Pocos sospecharon que detrás de esos acontecimientos estaban las manos del lord oscuro.

Fue tiempo después cuando el bando de la luz se dio cuenta de la cruel maquinación de su contraparte, una tarde en medio del campo de batalla, en un antiguo bosque donde habían seguido a un grupo de mortifagos, la niebla densa y fría se había instalado a metros de ellos a los pies de una densa vegetación

La luz se puso a la defensiva.

Lo que no esperaban era que las siluetas que salían de la niebla eran – lejos de ser los mortifagos que seguían- personas vestidas con andrajos, sumamente pálidos, los ojos perdidos, oscuros y hundidos. Un collar de plata adornaba sus cuellos provocando ulceraciones donde rozaban la piel que crepitaba y se oscurecía, manos juntas tras de la espalda amarradas con una pequeña y fina soga.

Más de uno jadeo, reconociendo a la distancia a un amigo o antiguo aliado.

La apreciación duro poco, un grito resonó en la nada y los collares que cruzaban los cuellos de hombres y mujeres desaparecieron, casi al instante y tras emitir un gran grito de dolor empezaron a convertirse, los huesos se rompieron y se reacomodaron, los músculos  se reformaron y piel se estiraba hasta sangrar.

Los gritos se volvieron aullidos.

Y empezó el ataque. Varios murieron y muchos más quedaron heridos, al final del día el ganador se erguía, apenas, la oscuridad.

Meses después, escenarios parecidos volvieron a repetirse, volaron las investigaciones, los conceptos e hipótesis, ambos lados estaban perdiendo gente a montones y no se veía la balanza inclinarse.

La luz entro en alerta y el plan de la batalla final se puso en marcha.

Pero antes debían quitar la ventaja de los hombres lobo a la oscuridad.

¡Liberarlos! rezaba más de uno

¡Matarlos! decían otros entre susurros

Pero en la luz también había aliados hombres lobo, no los suficientes para un grupo de avanzada, solo unos pocos repartidos de aquí y allá en misiones de espionaje por sus aumentados sentidos y considerable desarrollo físico que los hacían más que capacitados en espionaje e infiltración.

Remus Lupin era uno de ellos, el ex profesor de DCAO se recostó en su sillón con pose incómoda leyendo los informes de otros dos de sus compañeros, cada pergamino igual que la siguiente una multitud de datos irrelevantes y repetitivos, paso al siguiente pergamino mientras llevaba su taza de café a los labios. Lo soltó abruptamente mojándose los pantalones, se puso de pie rápidamente ignorando el cosquilleo doloroso en su regazo.

En sus manos, el reporte de uno de los espias que había logrado infiltrarse en un campamento enemigo donde tenían a los hombres lobo que servían al lord, contando cada detalle del lugar, uno más aterrador que el anterior.

Se paró frente a un gran portón visiblemente agitado, llamo con sus mudillos tensos más de una vez y rápidamente, expresando su urgencia.

En cuanto escucho una voz de aprobación entro en el despacho rápidamente.

-Albus, tienes que ver esto-