Mi pequeña princesa

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Natasha se encontraba en su habitación sentada en la cama con la cabeza baja, hace unos días en unas viejas pertenencias que había podido conseguir de su pasado en una vieja base donde fue entrenada encontró una carta, no cualquier carta. La carta era de su madre, en el papel no decía cual era su nombre ya que al ser vieja la nota esa parte y casi la mitad se había desteñido por la humedad.

Hace una hora que Natasha se encontraba en la misma posición, aún no se decidía en si leer o no la carta. Suspiro con cansancio y desdoblo el papel.

Para:

Mi pequeña princesa

Natalia, mi niña hermosa mi pequeña razón de existir mi combustible de ser feliz. Cuando era niña mi madre me había dado una carta que escribió cuando yo era bebé, no entendía por que la escribió pero ahora si lo hago, yo te la escribo para que cuando te sientas triste o sola sepas que estoy contigo en cada momento.
Verás cuando tu padre y yo nos conocimos habíamos pensado en preocuparnos primero en los bienes materiales, pero al recibir la noticia que venías en camino nuestro futuro cambio, para bien claro. Fuiste la mayor felicidad para ambos contigo nuestra vida se volvió plena, llenaste nuestras vidas con un rayo de sol. Cuando te vi por primera vez mi corazón sabía que no importaba nada yo daría lo que fuera por verte sonreír o por mantenerte a salvo, mi propia vida de ser necesario. Falta sólo cinco días para que cumplas cuatro añitos mi niña especial y estoy feliz de ver lo hermosa y grande que te vas poniendo. Tienes el cabello de tu padre y mis ojos, es algo tan mágico saber que eres una parte de ambos. Sabes mi pequeña Natalia tu eres la razón por la cual despierto a las mañanas y espero que a medida que crezcas tu sonrisa nunca se borre y que todos tus sueños y logros que te propongas lo puedas cumplir, por que recuerda nada es imposible si te lo propones y menos siendo una Romanova, te amo mi princesa.....

Sólo pudo leer hasta ahí ya que lo demás estaba desteñido por la humedad, era un milagro que gran parte de la carta aún se pueda leer, Natasha cerró los ojos y suspiro recordando su niñez en la base donde la entrenaron, por mas que se reforzará no lograba recordar el rostro de sus padre. Pero eso no importaba ella se encargaría de alguna forma averiguar lo que les sucedió y al menos saber sus nombres, dobló nuevamente la carta y la guardo en su cajonera.


En ese momento tocaron la puerta.

-Pase- dijo y la puerta dio paso a un rubio con una bandeja con alimentos.

-Nat, no bajaste a cenar...-dijo dejando la bandeja en la mesa de luz de la espía.

-Steve gracias, no te hubieras molestado- dijo Romanoff con amabilidad intentando ocultar sin éxito la melancolía en su mirada.

-Sucede algo- pregunto el capitán y ella negó.

-Se me paso un poco la hora es todo- respondió restándole importancia.

-Por favor come, desde que llegamos a la base no has salido de tu habitación estaba preocupado- confesó Rogers.

-Estaba aquí leyendo algunos de mis viejos documentos y encontré una nota- informó widow.

-¿Que nota Nat?-pregunto el rubio.

-Una de mi madre, me sorprendió y de alguna forma me hizo feliz saber que aún estaba guardada- dijo acercándose a la bandeja para tomar el vaso de jugo de naranja- me gustaría saber más sobre ellos, pero se que no será nada fácil. Lo que les allá pasado paso hace mucho y en Rusia..

-Nat no importa que sea te prometo que sabrás lo que sea necesario sobre ellos, tienes todo mi apoyo-le dijo Steve y ella sonrió. 

-Gracias Cap no se que aria yo sin ti...- dijo y el sonrió

Raro no? ...es lo que se me ocurrió, quizás no sea un romanogers pero espero que aún haci les guste.

One-shots Romanogers [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora